El esfuerzo vale x 2

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DAYMÁN

Solo unos días para el jodido campeonato y mi mente había estado sumida en pensamientos tontos sobre mi trastorno, tanto que me olvide del jodido tema. Con razón tantos mensajes de parte del entrenador. En sus audios me maldecía por no haber recurrido a las prácticas, incluso ahora estaba jodido. Mi capitán de equipo, Almer, era quien se encargaba de vigilar y hacer que cumpla las horas de práctica.

¡¿Cómo pude ser tan distraído para olvidar que pronto será mi jodida presentación?! Hasta Luca que era el más faltón estaba allí nadando hora tras hora, con Merlo encargado de anotar sus récords. Ellos me previnieron, pero ahí estaba el problema. El puto teléfono. Lo había olvidado en casa de mis hermanos cuando fui a robar a mi perro y no pude traerla conmigo. La buscaré con Adrián en otra oportunidad, Moca estará muy feliz conmigo. También yo, por dos cosas, por tenerla a mi lado y por haberme librado del trabajo en la heladería.

Si, así como lo oyen convencí a Peter en el camino a casa, porque a pesar de haber sido una broma. Me lo tomé muy en serio. Así que, le dije que me concentraré en los estudios, la natación y mi tratamiento psiquiátrico—terapéutico. Devolví la tarjeta de crédito que me dio Marcus, porque no quiero ni un sentado más de él. Viviría de mis ahorros, lo suficiente para sobrevivir en mi patética vida. Y digamos que fue ahorrando desde que tenía ocho años.

Otra cosa de la que casi llego a olvidar, es que Jose tendría su juego unos días, después del mío. Le había prometido verlo jugar, pero no iré solo, llevaré a Adrián conmigo, sé que a él le encanta el béisbol tanto como a mí, pero debo tener cuidado, porque mi gemelo detestaba con toda su alma ese deporte. Y yo lo detestaba más a él. Claro que también existe alguien que no me soporta, ese es mi capitán, Almer. Él me regaña durante horas y yo solo acato sus reglas y sonrió.

—Continua Damián, necesitas disminuir el tiempo de llegada.

—Joder, por supuesto que no llegaré a la meta —exclamó agitando mis agotados brazos—. Tengo los brazos cansados. Hemos estado así dos horas, ¿podemos descansar?

Me miró con una expresión fruncida, pero suspiró y dijo—. Vale, ve a comer algo, un tiempo de respiro y retornas, o yo iré a buscarte.

—Espero ver qué me encuentres —me gusta hacerlo enfadar.

Entre risas camino a mi casillero por ropa seca, para ir por un increíble almuerzo. De solo pensar en una jugosa hamburguesa se me hace agua la boca, sobre todo beber alguna bebida que no sea agua por unos minutos. Un refresco estaría bien.

—Una hamburguesa doble carne y un refresco —digo a la señora de la cafetería y me ubico en la mesa vacía a esperar por mi pedido.

—Bro como se te ocurre faltar a las prácticas —llegó Lui, golpeó mi hombro y yo miro con molestia.

—Un buen Bro hubiese avisado o me hubiese hecho recordar, pero qué crees... —soy malo, no es novedad—. No paso.

—Lo siento Daymán —me tomó del brazo y yo voy por mi orden—. Se me olvidó avisarte y con lo de la hermana de Gina, pues...

Joder ni un minuto de descanso en este día. Suspiro y retorno a mi asiento listo para comer. Muero de hambre, en serio lo hago.

—Ni siquiera te acuerdas de su nombre.

Claro, él sigue aquí, por un minuto me perdí en mi jugosa hamburguesa y mi amigo parece una mosca a mi alrededor, me da risa de solo imaginarlo. Rio por lo tonto que es. Por supuesto que no se acuerda los nombres de sus conquistas, ni lo hará en los próximos cinco segundos. Él como todo jugador olvida los nombres de las chicas con las que se acuesta—. Vale, ya olvídalo. Hasta merlo y Luca me avisaron ¿Terminaste con la chica?

Él O Él, No Hallo La DiferenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora