Tengo el corazón roto

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NARRADOR OMNISCIENTE

—¡Silencio!

Por un momento Tadeo perdió los papeles y les solicitó el mayor silencio posible al ser una clínica donde la prioridad eran sus pacientes y no las disputas familiares. Ser amigo cercano de una de las familias no ayudaba, pero él es un profesional y no tiene favoritismo ni incumplimiento de las normas a causa de su vínculo. Antes no ocurrió, por lo tanto, tampoco lo haría ahora, menos por dos inmaduros que se ven por su propia incomodidad que velar por el bienestar de los involucrados.

Tadeo miraba a la pareja aislada, ambos separados con los diferentes bandos. Apoyándose el uno al otro con una pequeña sonrisa, mientras los demás discutían. Parecían estar en su propia burbuja de miradas. Se suponía que no debía intervenir ni salir de su papel como el profesional que era, suspiró cansado de esto, y pensó que por lo menos Daymán se había sincerado a contar la verdad como le indicó en su momento, a pesar del efecto que pudiera provocar. Claro que durante las sesiones observó que a Daymán se le hacía difícil, y él también lo creyó así. Incluso llegó a pensar que los sentimientos de Daymán estaban alterados por su desequilibrio emocional, pero él cómo experto aprendió a identificar el momento en que se presentaba cada emoción, con qué persona, de qué forma y como Daymán reaccionaba a ellas.

Sin duda fue complejo, pero llevaba varios casos con pacientes de este estado emocional que llegó a la conclusión que los sentimientos generados por Daymán cuando está con Adrián no eran un juego y menos por causa de la alteración cerebral. Cómo crees Polo y los demás hermanos de Daymán, por suerte hoy le tocó liderar solo con Peter y los dos familiares de Adrián. De otro modo esto terminaría en golpizas por parte de los Escalante.

Simplemente era verdad.

—Necesitan guardar silencio y no gritar. Este no es lugar para discusiones familiares, sus hermanos, ambos necesitan llevar terapia juntos. Es el procedimiento más adecuado para su recuperación de pareja.

—Lo que quiero es que ese enfermo esté lejos de mi hermano —Nico no estaba de acuerdo con esa opción, seguro habrían más, pero mantenerlos juntos... Jamás dejaría que eso volviera a ocurrir—. Y no voy a permitir que estén un segundo más juntos, menos en una misma habitación. Sobre mi cadáver, no lo permitiré.

—Mi hermano no es ningún enfermo —protestó contra el furioso Nico—. Si Tadeo lo sugiere, esa es la mejor solución. Yo tampoco quiero que tu hermano siga afectando la estabilidad del mío.

—Hermano, por favor. Daymán no está enfermo, su bipolaridad es muy aparte de lo que los dos tenemos ahora —impuso su voz tratando de calmar el mal humor que despotricaba su hermano—. Daymán y yo necesitamos esto.

—¡Cállate la boca ahora mismo si no quieres que te golpee! —Sus palabras sorprendieron a Adrián y también lo asustaron, no reconocía a su hermano en ese momento—. Jamás he puesto una mano en ti, no me obligues a hacerlo.

Daymán se adelantó evitando que eso ocurriera. Alejó a Adrián y él hizo frente a Nico, a pesar de los moretones en el rostro hechos por Nico. —Tienes todo el derecho de enfadarte, no tengo perdón por lo que hice. Pero yo de verdad quiero a Adrián y quiero que logré superar está etapa conmigo.

—¡Gillipollas, eso no es querer! —Negó con el dedo índice y sonrió irónico—. Te burlaste de mi hermano y lo sigues haciendo dejándolo estar a tu lado. Y tú —mira a su hermano—. Como permites que te arruine así Adrián. No te crie para esto, te arrastras por un miserable que te pisoteó el corazón.

Adrián lloró por lo gritos de su querido hermano, nunca Pensó que llegaría el día en que observaría esos ojos de decepción. Ocultando su rostro entre sus manos escuchó atentamente cada palabra y sintió como estacas se clavaban en su pecho. Con dificultad respiraba y expulsaba el aire de su caja torácica. Con la mano en el pecho se animó a hablar, a defenderse.
No era fácil enfrentar a tu propio hermano sin dañarlo en el intento, esperaba que no lo odiara, pero no puede hacer más que velar por su propio bienestar y si Daymán dijo que ambos necesitan de esta terapia. Él lo haría, confiaba en Daymán. Demasiado.
Tanto que dolía, dolía perdonarlo tan rápido, dolía no tener el valor de odiarlo, dolía tener que seguir a su lado y dolía tener que alejarse de su lado.

Él O Él, No Hallo La DiferenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora