Baekhyun se encontraba picando cebolla mientras Chanyeol estaba sentado frente a la mesa, mirándolo. Suspiró cuando vio las perlas brillantes cayendo desde los ojos de su esposo; últimamente Baekhyun cocinaba todo con mucha cebolla solo para querer ocultar el motivo de sus lágrimas.
La comida era más salada, pero el alfa nunca se quejaba, las almohadas estaban siempre empapadas al igual que sus camisas, pero tampoco decía nada. Simplemente abrazaba a Baekhyun hasta que volviera a mojar la tela de su ropa.
—Cariño, compre un velo para ti, es largo como te gustan —dijo Chanyeol mientras el omega asentía y cortaba lentamente las cebollas—, les puse oro en las orillas.
—Gracias, querido —susurró con la voz quebrada y el volumen bajo.
—¿Te gustaría ir a-
—No, yo no... no quiero salir —susurró de nuevo.
—Entiendo —asintió rindiéndose y simplemente empezó a jugar con una moneda.
Había pasado tres meses desde que había sucedido el incidente de la pérdida de sus bebés y Baekhyun no había querido salir a ninguna parte. Estaba mucho peor que cuando perdió a su primer bebé. Ahora, había hecho un nido en una de las habitaciones y se la pasaba todo el tiempo ahí, incluso lo había obligado a dormir con él en aquel lugar.
El dolor que se mantenía incrustado en sus pechos no podía sacarlo nadie, ambos estaban agonizando en vida. Chanyeol no sabía cómo procesar lo que había sucedido; perder a sus cachorros y haber quitado la vida al omega le hacía sentir como si no tuviera corazón.
Chanyeol sentía como si todos los días fueran iguales, nada cambiaba, todo era gris y salado. Él ya se había hecho a la idea de ver correr pequeñas patitas peludas corriendo alrededor de la sala, pero ahora solo había silencio, un escalofriante silencio.
—Ten —dijo Baekhyun mientras tendía el plato en la mesa.
—Gracias —susurró para luego tomar sus palillos y ver que Baekhyun también se sentaba a comer.
La estancia estaba levemente alumbrada por unas velas y la oscuridad de la noche era espesa, por lo que solo se podía ver lo necesario. Ya no eran usuales las conversaciones ni los besos repentinos, tampoco las miradas de cariño.
Cuando terminaron de comer, Chanyeol y Baekhyun fueron a tomar una ducha; era extraño para ambos, que, aunque estaban desnudos, realmente no tenían deseos. Solo querían estar uno a lado del otro dándose compañía y oliendo sus aromas.
Después de un buen rato, ambos ya estaban vestidos con sus pijamas dentro del nido. Baekhyun había llevado muchas mantas, almohadas y ropa del alfa; tenía una carpa de velos e hilos encima de todo.
—¿Estás nervioso? —susurró Chanyeol cuando Baekhyun comenzó a mover su pie.
—No, solo me cosquillean las piernas, es molesto —contestó en voz baja.
Chanyeol asintió y abrazó a su omega para luego empezar a esparcir su aroma por dentro de la carpa. Después, comenzó a repartir besos húmedos en su espalda hasta que sintió como Baekhyun empezó a relajarse.
—Tranquilo, yo estoy aquí contigo —murmuró detrás de su nuca—. Siempre estaré contigo.
—¿Cómo habrían sido sus ojos? ¿Grises como los míos o dorados como tú? —susurró sintiendo como su pecho volvía doler y el alfa lo apretaba contra su torso.
—Seguramente habrían sacado tus ojos, son hermosos —contestó con la voz rota.
—Gracias, Chan —una lágrima resbaló por su sien—, quizá habrían sido tan altos como tú.
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Agonía De Un Alfa
FanfictionBaekhyun era el Omega que ningún alfa quería tener, su cuerpo había sido tan manchado por el pueblo que nadie querría morder su cuello sucio, sin embargo, sus padres cansados de su actitud promiscua deciden que la única opción para que el omega pued...