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Lauren

No sabía cómo explicar todo lo que me había pasado anoche, fue algo tan repentino que simplemente no tenía palabras para describir cada sensación. Pero aun con eso, aun sin entender el porqué de mi repentina acción, había una sola cosa que mi mente no dejaba de recordar, y era la enorme necesidad que sentía de besarla. Había sentido lo mismo algunas otras veces en las que la tensión entre ella y yo se hacía grande pero algo siempre lo impedía. Anoche había sido completamente distinto, solo éramos ella y yo, no había nada ni nadie que pudiera interponerse entre nosotras y ese beso. Debo admitir que se sintió muy bien, me sentí tan jodidamente bien. ¿Cómo se habrá sentido ella? ¿Qué pensaría? Seguramente en lo idiota y cobarde que era al salir huyendo de ahí, y sobre todo al decirle que fue un error. Aun no dejaba de reprocharme el haber dicho semejante estupidez, ¿Cómo ese beso tan increíble y delicioso sería un error? Oh Lauren…tú sí que sabes cómo arruinar las cosas. Pero incluso sabiendo que ese beso había sido completamente maravilloso no había manera en la que pudiera reparar mi error, ahora ella nunca sabría lo que ese beso había significado para mí, no lo sabría porque yo no tendría el valor de decírselo, no había manera de encararla, ni siquiera estando ebria tendría el suficiente valor de hacerlo, además, el hecho de que Camila me viera de esa forma era algo que no me podía permitir.
Mi mente no dejaba de torturarme, aferrándose a repetir una y otra vez el recuerdo de aquel beso. Algo en mi me suplicaba que disfrutara de sus labios cada segundo que fuera posible pero otra parte de mi simplemente me ordeno que me apartara y para ser honesta seguía sin entender cómo fui capaz de detenerme y salir de ahí. Ahora estaba pagando las consecuencias de mi error, porque por mucho que lo intentara no dejaba de pensar en ella y en esos labios, tan suaves y carnosos, lo dulces que eran, en cómo se amoldaban tan perfectamente a los míos...Dios…ella besa tan bien. Pero ya no había vuelta atrás, había huido de ahí y ahora no tendría ni la más remota idea de cómo podía sentirse ella. Quien diría que al final…las bromas de familia terminaran siendo ciertas.
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Había pasado toda la semana escondida en mi oficina intentando evitar a Camila. Las ocasiones en las que llegábamos a encontrarnos en mi casa ambas nos limitábamos a hablar únicamente de mi hija, y aunque al principio pense que la morena trataría de hablar sobre el beso, parecía que simplemente se había olvidado por completo de todo ese asunto.

Llegue a la empresa y la señorita Brooke me dio informes de todo como siempre. A medio día Keana se apareció en mi oficina diciendo que quería ir a visitar a Alexandra porque le tenía un regalo y aunque a mí me pareció muy raro terminé accediendo, y por mucho que me hubiera gustado acompañarla para ver a mi princesa había una junta muy importante a la que debía asistir.

Camila

- Señorita Keana, que sorpresa verla aquí... ¿Sola? - Dije eso último más para mí que para ella - Escucha niñera de cuarta, no finjas amabilidad porque sé que no te agrado y tranquila el sentimiento es mutuo, solo vine a hablar un rato con Alexandra así que ve por ella y sal de mi vista – Ordenó, y por muchas ganas que tuviera de darle una buena bofetada por llamarme “Niñera de Cuarta” me contuve, porque a diferencia de ella yo no soy una maldita vulgar, aunque había algo en lo que tenía razón, ella no me agradaba - Antes de que te vayas quiero dejarte algo muy claro – Dijo, tomándome fuertemente del brazo - Lauren es mía, así que no quiero que te le acerques. He visto la forma en la que la miras y créeme niñera…ella jamás saldría contigo ni aunque fueses la última mujer en la faz de la tierra, solo mírate – Recalcó. Si tan solo supiera que “su Lauren” ya me había besado. Solté mi brazo de su agarre solo para poder encararla, no iba a permitir que esta idiota creída me quisiera intimidar - No tengo idea de que está hablando pero puede estar tranquila, yo no estoy detrás del dinero, perdón quise decir detrás de Lauren - Dije sarcásticamente. En el fondo sé que ella tenía razón, Lauren jamás se fijaría en mí pero no entendía el interés de Keana en dejármelo claro - Para que sepas no ando detrás de su dinero, me gusta Lauren y va a ser mía quieras o no - Afirmó - Toda suya - Dije sarcásticamente. Aunque en el fondo me quemaba cada palabra que había dicho, me dolía solo imaginar que ella y Lauren estuvieran saliendo... ¿Pero qué podía esperar? Keana era una mujer de alta sociedad y yo…bueno yo soy solo Camila.

- Mila ¿Ya es hora de comer? - Preguntó Ale, acercándose a nosotras, su mirada cambió cuando vio a Keana - ¿Qué hace ella aquí? - Preguntó con un disgusto enorme y notorio, yo juro que amo a esta pequeña - ¿Así es como saludas? - Habló Keana - No tengo porque saludarte. ¿Mila nos vamos? - Dijo muy segura y sin piedad - Escucha niña, vine hasta acá para convivir contigo y para almorzar juntas, así que ten un poco de respeto - Exclamó Keana con un mal humor muy notorio - No, voy a comer con Camila como todos los días, no sé quién se crea pero yo no voy a almorzar con usted - Yo de verdad no podía creer que mi pequeña tuviera solo cuatro añitos - Eres una irrespetuosa, seguro tu niñera de cuarta es la que te educa así, espera a que Lauren lo sepa - Amenazó - Escúcheme muy bien, no voy a permitir que le hable a Ale de esa forma – La amenace, señalándola con un dedo – Si quiere ir a contarle todo a Lauren hágalo, nadie la detiene pero si vas a venir a esta casa a hablarle así a Ale estas muy equivocada porque no lo voy a permitir - Exclame furiosa. Nos dio una mirada de pocos amigos dio media vuelta y se fue – Ella me cae mal - Confesó Ale una vez que quedamos solas. Yo reí por eso - Vamos a tratar de ser respetuosas con ella ¿Está bien? No estoy diciendo que te tiene que caer bien o que la tienes que amar, simplemente hay que tenerle un poco más de respeto, por el cariño que le tienes a tu mami ¿Bien? - Ella solo asintió. No quería que mi Ale aprendiera a odiar a las personas y tampoco quería que las tratara sin respeto, y como le dije a ella tampoco quiero que le tome cariño, simplemente siento que algo más grande va a pasar entre Lauren y Keana así que debo ir tomando riendas en el asunto desde ya.

Lauren

- Vaya…regresaste bastante rápido - Dije algo extrañada - ¿Cómo te fue con mi hija? - Pregunté a Keana quien iba entrando a mi oficina - Ohh, tu hija es una dulzura, pero la niñera… - El gesto de disgusto en su rostro me desconcertó bastante - Creo que no le caigo bien ¿Sabes?...y no me gustaría que metiera ideas malas en la cabeza de tu hija - Respondió ella - Bueno, hasta ahora no he recibido quejas de Camila, además Alexandra la ama…no veo de donde sacas eso - Dije honesta - Solo olvídalo ¿Vamos a comer? - Ofreció - Claro - Respondí yo.
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Era domingo por la tarde, me encontraba en mi oficina con Keana, quien estaba sentada en mis piernas - Entonces... ¿Qué opinas sobre lo de hoy? Por favor di que si - Pedía, juntando sus manos a modo de súplica. Anoche Keana había pensado que sería buena idea preparar una cena en mi casa, donde solo estaríamos ella, Alexandra y yo. Honestamente no veía que fuera tan mala idea así que acepte, ella salto de mis piernas emocionada - ¡Maravilloso! Iré a casa para arreglarme y estar lista a tiempo - Anunció. Me besó y salió casi corriendo de la oficina. Suspire profundamente, pidiendo que esta cena por lo menos fuera algo decente.

- Normani, por favor prepara cena para hoy, Keana asistirá - Le ordené a Normani - Ahm...está bien - Respondió ella y colgué el teléfono.

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Only Love (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora