𝐷𝑎𝑏𝑖.

265 11 0
                                    

Baby, i always will be yours.






***





—¡Qué frío, maldita sea!, se me congelarán las tetas.— gritó _____.
Nadie le respondió, y es porque estaba sóla en su departamento y solía hablar sóla.

Fué a la cocina, necesitaba un café. Últimamente el clima estaba loco, un día hacía frío y al otro hasta podría haber un tornado. Literalmente un día el sol puede decir: Mmm, sí. Voy a lanzar bolas de fuego a la tierra y quemaré todo a mi paso. ¡Y al otro día, las nubes pueden decir!: Sí, se me antoja soltar 1.00000000000 litros de agua e inundar el planeta entero, ¿Porqué no?

—El frío hace que me den ganas de mear. — le comentó a su único acompañante, no una mascota. Un maldito cactus seco.

Terminando de preparar su café, llenó un vaso de cómo un litro de café, y se dirigió a su sala, puso una película que probablemente sería una bazofia, ya que se trataba de la típica chica tímida e inocente virgen y el fuckboy no-eres-tu-soy-yo tatuado con Daddy issues.

Lo cierto, es que _____ es masoquista, le gusta ver éste tipo de cosas, ya que le gusta el cringe y ama burlase de las actitudes de personajes ficticios.

Se plantó en un sillón, se abrigó con una manta y estiró las piernas justo como una señorita no debería de hacerlo, igualmente le importa un carajo.

Le dió play a la película, y empezó la tortura audiovisual y auditiva más terrorífica que el humano jamás haya visto.

—¿Qué estoy viendo? Dios, ¿porqué nos abandonaste? me hubieras llevado a mi también.— casi lloró, ya que estaba desarrollando cáncer visual al ver cómo la protagonista y el fuckboy no-eres-tu-soy-yo peleaban. Y oh... Él golpeó la pared. — Qué fifas.

La puerta de su departamento se abrió, y su novio entró. Estaba completamente mojado, en su mano derecha estaba una bolsa con ramen picante.

—¿Bonita?— preguntó entrando al departamento, buscando con la mirada a su novia, la encontró en el mueble, con una mirada asqueada y graciosa. —¿Qué estás viendo?— cuestionó calmo, dejando la bolsa en la encimera de la cocina y con una toalla, secando su albino cabello.

_____ no había notado que su chico llegó, por lo que cuándo vió que Touya ya estaba en su mismo espacio, no dudó en levantarse rápidamente, no sin antes dejar su café en la mesa de centro, e ir a abrazar a su novio y darle un beso.

—¡Mi amor! ¿podrías quemar mis ojos y oídos? te lo agradecería muchísimo.— dijo abriendo sus brazos para poder tocarlo, pero él se alejo y habló:

—Primero: Estoy como un perro todo mojado, no quiero que llenarte de agua y suciedad, cuándo termine de bañarme, me darás mi bienvenida, ¿ok? y segundo: No voy a quemarte los ojos y oídos, tonta.

—Perdón.— dijo fingiendo tristeza. Aunque en el fondo, sabía que cuándo se ponía triste, Touya la consentía y trataba cómo si de una reina de tratase.

—No funcionará.

—Ok, entiendo.

Touya la miró con cariño, se acercó y besó de cabeza. Cada vez que su pareja hacía esos gestos, le daban ganas de llorar horas.

—¿Me haces café, por favor? y luego vemos esa película que probablemente sea una basura, así podré entender porqué quieres que te calcine los ojos y oídos, ¿sí, bonita?— dijo acariciando con sus quemadas manos su cabello revuelto.

—Sí, mierda. Te amo.

—Yo también, bonita.

Dándose media vuelta, se encaminó al baño.

ᴏɴᴇ sʜᴏᴛsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora