CHAPTER 15.

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—Oh...— Xiao Zhan dudaba totalmente en sí seguir indagando. Su Alfa ya tardaba demasiado en salir que el superior ya denotaba inquietud igualitaria a la de él. —¿Cómo era la señorita?

—No llegué a conocerla.— Negó con la cabeza. —Sin embargo, en cada foto que Zhang mostraba, la gran gentileza de ella era notable desde el primer vistazo. Tan idéntica a él en la mayoría de sentidos; aún si no estaban unidos verdaderamente por la sangre.

—¿Qué?— Inquirió, y ladeó la cabeza. —¿No eran hermanos biológicos?

—No.— Dijo. Se acercó un poco más a Zhan y musitó. —Ella fue adoptada, según lo que YiXing contó una vez acerca de su familia. Pero éso no importaba; la amaba cómo si lo hubiera sido en realidad.— Agitó la cabeza, y recordó. —La ama.

Un escalofrío recorrió al menor cuándo se acordó de esa colaboración. —Sí...

Claro, esa colaboración podría no estar relacionada con la muerte de Dilmurat. O quizás sí, aún restaban de investigar tantas cosas.

El ámbiente comenzaba a tornarse más que incómodo; el otro hombre miraba con cierta duda las manos inquietas de Zhan, que de vez en cuándo se rasgaban entre sí con tenuidad. Así que justo al momento en qué iba a volver a tocar un tema más, la puerta de la oficina se abrió.

Se levantó casi al instante, poniéndose al costado del Alfa para entrelazar sus manos con la que estaba libre, ya que la otra la tenía detrás de su espalda, seguramente ocupada en lo que había reunido.

—Conseguí lo que pidió; nos iremos ahora.— Quiso caminar, más Xiao Zhan le apretó la mano para hacerlo detenerse y recomponer su habla agitada. —...Gracias.

Xiao Zhan lo hizo ahora, sonríendo. —Gracias por tanto, nos retiramos entonces.

Ahí fue donde el Omega apretó la mano de YiBo para caminar. No pasó demasiado; el otro hombre dió asentimientos con normalidad antes de dar una vuelta, la que aprovecharon para poder ir con rápidez gracias al ocultismo de los artefactos adqueridos por el Alfa.

Justo cuándo la pareja logró salir, alejándose entonces de esa área, miles de llamadas llegaron al centro de circuito, alarmando a cada una de las personas allí presentes por el hecho de que simplemente las insistencias eran demasiadas; sin importar si una llamada ya era atendida.

—¿¡Pero qué está pasando!?— Exclamó el Jefe, quién apenas llegaba a paso rápido dado el alboroto ocasionado en la sala principal.

—¡El No. 23 ha tenido una explosión!

Su rostro se deformó por completo en la total impresión, abriendo de más sus ojos mientras prácticamente rodeaba todas las mesas a suma velocidad para atender uno de esos telefonos que seguían insistiendo sin parar. Sabía que lo esperaban a él.

No fue necesario que hablara, ni siquiera el más mínimo murmuro para que sus oídos fueran inundados por las desesperadas palabras de la persona del otro lado que, tal como el compañero había gritado, sólo daba a responder esa noticia del No. 23.

—Ya estamos libres.— Zhan detuvo todo paso que llevaban. Miró a su al rededor brevemente y se dió cuenta que no habían cámaras que pudieran delatarlos más adelante cómo otras veces. —¿Qué fue lo que encontraste?

YiBo estuvo por sacar las cosas, sin embargo primero atrajo a Xiao Zhan a sí mismo para llevarlo consigo a esas amplias bancas de la distancia, considerando el trayecto que ya habían caminado por tanto. Así, fue dejó ello a la vista.

Stuck In Time. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora