CHAPTER 10.

274 46 6
                                    

—No voy a bajar. Sabemos quién es, y tenemos más tiempo... al igual que más oportunidad de detener esto.

—¿Al menos sabes lo que vas a hacer? Tú... no puedes hacer nada cómo éstas ahora.— Aunque prácticamente hablaban en susurros, para Xiao Zhan esos reproches que el mayor daba sonaban cómo gritos. —No voy a permitir que salgas lástimado.

—¿Y qué si es el último ciclo?— Inquirió con reto. —¿No podría ser ésta la última vez en qué pudieramos hacer algo para salvarnos a todos?

—A salvarlos a ellos, Xiao Zhan.— Corrigió. —¿Por qué estás esmerándolo tanto? Vamos a bajar aquí mismo, así lo quieras o no.

Cuándo las puertas se abrieron una vez habiendo llegado a dicha Estación, Wang YiBo se levantó lo más rápido que pudo, llevando consigo a Zhan, a quién sujetó de la muñeca con tanta fuerza para no soltarlo gracias a los retuerzos que éste hacía para soltarse.

—Suéltame o gritaré.— Xiao detuvo los pasos con ímpetu, agarrándose con su mano libre de uno de los barandales del costado.

—Grita. Ya te lo dije, no voy a permitir que mueras, así sea que regresaremos al final. No lo voy a permitir; arma todo el escándalo que quieras, pero no te soltaré.

El Omega lo miró con tanta impotencia que por un segundo dudó en seguir sobre su órden y quedarse para implantarse una idea instantanea. Pero es que era lo más absurdo, pese a que habían ganado tiempo, éste aún así era demasiado escaso cómo para poder hacer algo ahí, y más con presión.

Incluso si Xiao Zhan lo odiara en todos los ciclos que atravesaran más a futuro, tiró de él con tanta fuerza hasta hacerlo soltarse del tubo de su diestra para hacerlo chocar contra su cuerpo y así aprisionarlo más; aún si los pasajeros ajenos los miraban con alerta dada la ímpetuosidad de los actos.

Lo jaló fuera, sin importarle esas exclamaciones tanto de Ren Min y Yang Zi, cómo de ZhuoCheng y los otros. Lo peculiar de ello era que a pesar de que no se entrometía, el hombre del traje denotaba angustia en la cara al verlo actuar de tal forma para con su pelinegro.

—¡Suéltame! ¡Wang YiBo!— Lo había logrado sacar de ahí dentro, manteniéndolo prisionero por su agarre en sus dos muñecas.

No supo ni cómo, pero Xiao Zhan llegó a un punto en que su adrenalina fue tanta que ejerció fuerza necesaria para liberarse de su agarre de tal forma en que quiso correr al metro otra vez.

No pudo, Wang YiBo lo atrapó antes de que pudiera hacerlo, rodeando su cintura con sus dos brazos en un abrazo por detrás, para después girarlo e inclinarlo ligeramente al frente para aguantar más y no ceder a la brusquedad de sus movimientos.

—¡No te dejaré ir! ¡Tienes que volver conmigo!— Por supuesto, esa última exclamación no había sido más que una alternativa a que las personas en el sitio de ahora no se entrometieran y que en cambio sólo quedara cómo un idiota súplicante.

Dicho sea de paso, cuándo finalmente pudo escuchar las puertas volverse a cerrar y el ligero ruido de las vías raspando un poco, dando la indicación de que el metro ya había vuelto a avanzar, fue que pudo suavizar el agarre.

Y no ganó nada más que Xiao Zhan se girara con brusquedad, para que su rostro fuera a dar a un sólo lado, inclinado; con su mejilla adolorida y rojiza por la fuerte abofetada que el primero le dió en su acto.

—¡Ya basta!— Le gritó. —¡Para de actuar! ¡Detente! ¡¿Por qué tienes que obligarme a hacer todas estas cosas?!

—¡Porque no quiero que salgas dañado!

Stuck In Time. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora