CHAPTER 19: END.

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Zhang YiXing miraba infindades de veces por el retrovisor. Tal vez era la desesperación del momento que vivía en el aire lo que le hacían persistir en los movimientos de sus manos con la palanca y botones a su costado.

Los gritos que su cuñado daba en el fondo tratando de liberarse le generaban una opresión en su pecho. En medio de su voz, podía escucharse la tristeza y rabia colándose en su altitud.

Entonces soltó lo que mantenía a sus manos aún ocupadas. Salió de su sitio, empujando en el acto a Xiao Zhan hacía uno de los asientos de al lado para casimente correr hacía donde Yang Zi retrocedía, temerosa, gracias a la mirada que mostraba.

La joven no podía hacer nada en realidad; los cristales de la puerta estaban agrietadas pero aún no se rompían. No había escapatoria para proteger el maletín.

Lo arrebató de ella; sacándola lejos de sí para después abrazar el maletero y girarse a ver a todos. Puso su mano en modo de advertencia en el fin de la cuerda, y exclamó al ver la impresión. —¡Alto! ¡Aléjate!

Xiao Zhan tuvo en cuenta que tratar de quitárselo no era una buena opción en ese momento, pues el hombre podía fácilmente tirar de la cuerda y terminar una vez más con todo el esfuerzo que lograron alcanzar.

Así que mientras corría al medio, escuchando el retumbar de la puerta por lo golpes recibidos, él encendía su celular para entrar a la llamada de ZiXuan, con la esperanza de que la mujer, que no podía ver cerca, pudiese lograr algo.

Pero, ¡Oh, sorpresa! Algo apareció en su pantalla principal; la fotografía que Wen JiaLu una vez mostró y envió a sus celulares, la del acosador de Dilmurat.

Ni siquiera lo sobrensó en ese instante; aún sí tuvo demasiadas preguntas en su respecto. Entró a ella, y rápidamente la extendió a la vista de Zhang YiXing.

—¡Sabemos lo que le pasó a Dilraba! ¡Lo sabemos!— Zhang volteó a verlo con rabia y asombro; ver lo que mostraba no hizo que quitara la presión que tenía en la cuerda.

No había palabra que saliera de su boca. Para cuándo Xiao Zhan pudo percatarse del cambio que otra vez tuvo el hombre en su tensión, el ruido del cristal rompiéndose después de los azotes lo alertaron, haciéndolo aún más cuándo Luo YunXi llegó con ímpetu a los costados de Zhang.

—¡Zhang YiXing!

—¡Aléjate!— Gritó otra vez. La furia era presente y todo era notable en sus ojos; ya no había gritos de por medio de parte de Huang, parecía que se había rendido, pero ahora el conductor era el que estaba en pie. —¡No te acerques más!

—¡Cálmate! ¡Sólo cálmate! ¿De acuerdo?— El oficial tenía las manos extendidas al frente en señal de cálma, aún sí eso era lo último que todos sentían.

Mientras ellos estaban atascados en ese lío, Wang ZiXuan y Chen FeiYu se apresuraban a sacar del sitio a cada persona presente, llevándolos lejos, pero sin permitir que ninguno se fuera.

Sin embargo, Wang YiBo no se movió, queriendo decir que Huang también quedó con ellos ahí. No le importaba que ZiXuan hubiera insistido en que salieran; YiBo sabía que al que aprisionaba tenía que escuchar.

—YiXing, mira la fotografía.— Zhan prosiguió. Poco a poco iba acercándose, viendo como las cejas del nombrado se curvaban con angustia por lo que decía. —Mírala.

Los movimientos de JingYu también se relantizaban, quedándose quieto pero entre sollozos de la mezcla de sus emociones. Apenas podía ver por sus lágrimas acumuladas en sus ojos, pero su vista nunca se íba de lo que alcanzaba de la pantalla del celular del Omega.

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