Stuck In Time.

CHAPTER 12.

■

Wang YiBo sujetaba de la mano a su Omega, esperándose a que el metro terminara de detenerse en Wong para poder levantarse de una vez por todas. La vista fija en el hombre de más adelante no se quitaba por ningún motivo; sencillamente era que a simple vista, no lucía ser alguien con tales intenciones con las previstas.

El castaño dió un apretón en la mano a Zhan, llamándole la atención para que lo mirase y de tal forma darle un asentimiento al que reaccionó con sus cejas curvas en el vacilo y angustia.

Las puertas se abrieron, ellos caminaron por su borde para salir en su totalidad. En un punto, Xiao Zhan se había quedado atrás pero sin soltarse de YiBo, lo que hizo que cuándo el primero se detuvo, el Alfa también lo hiciera, girándose a verlo con duda.

—No pérdamos una oportunidad más...— Murmuró desde su lugar. El pelinegro no había salido por completo del metro.

—No, Zhan.— Respondió de igual manera, negando con su cabeza.

Cuándo el menor se giró brevemente para ver a los pasajeros restantes, pudiendo saber con tenuidad lo que al menos dos de éstos cargaban consigo, suspiró, y sólo así retorció su muñeca hasta hacerse soltarse de YiBo.

—Haz lo que yo.— Habló ya con tonalidad más alta. No se esperó a que el mayor pudiera decirle algo, volvió a entrar para sostenerse de uno de los barandales y exclamar al aire. —¡Hermano! ¿Puedes esperar un momento? ¡Hemos extraviado algo!

—¡Que sea rápido!— Fue la contestación del conductor desde el lugar.

Wang YiBo no tuvo de otra que ingresar de nueva cuenta para no dejar a Xiao Zhan en espera por más tiempo, evitando pérderlo más. Ya que el chofer se había prestado a detenerse más, el tiempo se relantizaría y era posible que por dejarlo pasar demasiado, la bomba se detonara antes, o fuera detonada por la sospecha de sus actos.

—¿Qué pérdiste?— La voz de Ren Min fue la que se dió a escuchar primero, viéndolos agachados en el suelo con disimulo.

—Ah...— Dudó Zhan. —Mi novio perdió su billetera.

—Hmm. ¿Qué color es?— Ahora fue Yang Zi.

Ellos no se incorporaron, si no que tomaban un rumbo diferente para no causar duda por estar yendo en las mismas direcciones.

—Casi cómo éste color de suelo.— YiBo musitó, dirigiéndose hacía dónde antes estuvieron sentados, mientras que Xiao Zhan poco a poco se iba acercando a Huang, quién sólo los miraba con dureza desde la posición que tomaba.

No fue esperado por nadie. Wang YiBo ni siquiera sabía cuál era el plan del menor, ni lo que tenía planeado al menos decir para tratar de acercarséle más; el hecho de que de pronto hubiera llegado a su próximidad para rápidamente agarrar el maletín entre sus brazos y aferrarse a él le tomó por sorpresa.

Xiao Zhan se levantaba cómo podía por la gravedad del asunto; pues el maletero en realidad pesaba demasiado. Wang YiBo entonces se apresuraba para cubrirlo en cuánto notó con apuro como el otro hombre se levantaba con fiereza, sacando de entre los bolsillos profundos de su saco un artefacto que al poco tiempo descubrió de las telas.

Apenas pudo librarlo. El alboroto que se había causado entre gritos por las acciones dadas repentinamente se habían acallado al instante en que YiBo había quedado tan cerca de JingYu, con el rostro rigído y una mano sobre el costado de su abdomen, yéndose ésta área impregnándose de cierto color alarmante.

No fue una, si no que Huang disparó dos veces más a la misma zona a YiBo antes de empujarlo para hacerlo caer con impresión en la cara, mientras que Xiao Zhan buscaba la manera de hacerse pasar junto con todo el maletín entre ellos, sin lograrlo.