-XIV-

802 65 262
                                    

–Entonces... ¿No te gustan los perros?...– Más que una pregunta, sonó como una decepción.

Minho rodó los ojos por milésima vez mientras metía un poco más de comida a su boca.
Siendo sinceros, jamás pensó que le sería demasiado cómodo hablar sobre él, pero Jisung hacía que todo se sintiera tan cómodo y feliz.

Hasta el momento, en toda la hora y media que llevaban comiendo en aquel restaurante, ya sabía que a Jisung le gustaba mucho los videojuegos, y cantar, que sabía tocar la guitarra, que nunca conoció a su padre y que perdió un hermano cuando tenía diez años.
También ya sabía que le había contado a su madre sobre su orientación sexual desde los catorce años, y que nunca había tenido novio.

Por otro lado, Jisung sabía que, durante toda su vida, Minho había sido obligado a cumplir las expectativas de sus padres, que no era el mejor de la escuela porque quisiera, sino porque debía, que nunca pudo hablar sobre su orientación sexual porque sus padres eran la homofobia hecha persona.
Y ahora, que el mayor siempre había soñado con tener tres gatos como mascotas, pues amaba demasiado a los felinos.

–Nunca dije que no me gustaran los perros, solo dije que quiero tener gatos– Respondió con la boca llena.

–¿Y por qué nunca haz adoptado un gato?– Preguntó Jisung entonces.

Minho emitió un suspiro, Jisung en ese momento notó una especie de tristeza en su mirada, se preguntó por cuánto tiempo sufrió su chico.

El solo pensarlo le dolió demasiado.

–Lo hice... pero... papá odia a los animales y... cuando llegué a la casa con el gato, él... él me... me...– Sus ojos se inundaron de lágrimas al recordar a la perfección lo que había sucedido ese día.–Él me obligó a... a matarlo...– Su voz se quebró.

Agachó su cabeza para evitar ver la cara de horror que tenía Han en esos momentos, es decir, su padre lo obligó a punta de sapes, pero fue el quien asesinó al indefenso felino, pero aún así, era inevitable sentirse culpable, pues siempre se decía que de no haber sido por su estúpida idea de llevarlo a casa sin consultar antes, el bebé gato seguiría vivo y feliz a lado de su madre.

Y sí, Jisung no pudo evitar asegurar lo enfermo e idiota que estaba aquel hombre como para hacer tal atrocidad, y en verdad agradeció con toda su alma que Minho se haya librado de él, porque no quería ni pensar que sería si no.

–Minho...– Le habló Han tomando una de sus manos.–¿Por qué siento que te estás culpando de eso?– Preguntó con cierto sentimiento de tristeza.

El mayor alzó su rostro, se permitió dejar que Han consintiera su mano, y que sus hermosas perlas color marrón lo miraran con tanta comprensión y empatía, tanto que se sintió libre de pecado como nunca antes se había sentido, porque después de tantos años podía sentir que alguien lo entendía como siempre añoró que lo hicieran.

–Tú fuiste quien sufrió, tú no tuviste la culpa de nada, ¿de acuerdo?, tú eres una maravillosa persona, te obligaron a hacer algo que no querías...– Le regaló una tierna sonrisa.

Ahí estaba, una de las grandes razones por la que Minho cayó tan fácilmente enamorado de Han Jisung.

Minho asintió levemente permitiendo también que Jisung limpiara las lágrimas que habían deslizado por sus mejillas, era increíble como después de haberse separado de sus padres le era tan fácil dejar salir su llanto y expresar sus sentimientos, pues antes tenía prohibido aquello.

–Hyung, ¿qué harás en tu cumpleaños?– Preguntó tratando de cambiar el tema.

–¿Es relevante?– Se llenó la boca de comida.

Psycho -민에 (MinSung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora