Capítulo 13

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POV Fred

Esa mañana no quería bajar a desayunar, solo quería ir clases e intentar distraerme un poco. Me quedé viendo a mi avena como si fuera lo más impresionante del mundo, y por un segundo me perdí tanto que me lo creí.

Los bullicios y susurros me despertaron de mí, trance, y voltee a ver a dónde estaba el origen de los mismos. Puede sentir como mi corazón era estrujado, y hecho polvo.

En la entrada del gran comedor estaban Hermione y Malfoy tomados de la mano, era verdad. Estaban juntos. Sentí náuseas de solo verlo, desvíe la vista.

La gente frente a mí —los amigos de la castaña—se levantaron y se acercaron a ella. Volví a lo mío aún con el corazón y el alma hecha pedazos.

Los gritos de Malfoy retumbaron por todo el gran comedor, me despertaron de mí, trance.

—MI NOVIA—no podía terminar de creérmelo, como la perfecta Hermione fue a terminar con el príncipe de las serpientes.

Los vi irse, y no los detuve.

Harry me había informado que la primera prueba sería enfrentar a unos dragones, y debía de tomarme mi entrenamiento, enserió si quería por lo menos pasar a la segunda ronda.

Estuve todo el día en la biblioteca con la esperanza de encontrar hechizos que me permitieran tener ventaja sobre mi oponente. Ya tenía unos cuantos escritos sobre un pergamino cuando escuche a lo lejos.

—Si está embarazada, yo misma escuche a Pomfrey confírmalo— la primera voz se escuchaba muy segura.

—Pobre, la que le espera— contestó la otra restándole importancia.

Ese no era mi asunto, así que me fui de ese lugar, no me había dado cuenta de que estaba anocheciendo hasta ese momento, coloque los libros en su lugar y me fui a recostar. Tenía tantas cosas en la cabeza que me quede dormido casi inmediatamente que toque la almohada. Esa noche fue la primera noche que soñé con una pequeña niña con el cabello rizado y pelirrojo.

Desperté con una sonrisa en el rostro, pues me imagine que esa niña era mía y de Hermione, —reí, pues mis pensamientos eran totalmente absurdos—como si eso fuera a pasar, ella estaba con el arrogante de Malfoy y estoy seguro de que no lo dejaría. Después de ponerme el uniforme, baje a la sala común, que ya se encontraba llena y había mucho bullicio.

—Haber Ginny—dijo Harry—estas cien por ciento segura que Hermione no llegó a dormir anoche—preguntó, al escuchar el nombre de mi castaña todos mis sentidos se pusieron alerta.

—Que si Harry, ¿cuántas veces te lo tengo que repetir?— hablo Ginny cansada.

—Seguramente se quedó a dormir con su nuevo novio—esta vez Ron fue el que habló, pero no pude notar celos, ni enojo en su voz, que extraño.

Salí ignorándolos para chocarme con una pequeña castaña con la mirada perdida y más distraída de lo normal.

—Lo siento ratoncita de biblioteca— no quería ser más idiota que de costumbre.

—Fred—cuanto extrañaba escuchar mi nombre salir de sus labios, acto seguido se desplomo frente Ami, di un paso al frente para evitar que cayera en seco al piso se había desmayado. La metí a la sala común, y la recosté en el sillón.

—¿Qué le paso?—el niño que vivo se veía más preocupado que Ron, qué mierda le pasaba a ese enano. ¿No estaba enamorado de ella?

—No lo se me encontré con ella saliendo, y de pronto se desmayó — conteste siendo sincero.

—Será mejor ir por Pomfrey— dijo Ron

—Traeré a Draco— volteé a ver Ginny con dolor en los ojos, no podía ver qué me moría por la castaña tendida y ella traería a su "novio" solo me rompería el corazón más.

Me ofrecí a quedarme con ella mientras regresaban, era tan hermosa aún dormida. Teniéndola así de cerca pude darme cuenta de que tenía unas buenas ojeras marcadas, se miraba más delgada de lo normal.

Me puse las manos sobre la cabeza, baje la mirada, y suspiré esperando que despertara. Se desmayó en mis brazos, si no hubiera sido porque atrapé su cabeza se hubiera acomodado un buen golpe.

—Hola de nuevo Fred—su voz, su espléndida voz me acaba de despertar de la pesadilla que se formaba en la cabeza.

—Por amor a Merlin, Hermione casi me matas de un susto—contesté suspirando, me había llevado un buen susto.

—Estoy bien, lamento haberte asustado—contesto a sonriendo.

—Al menos estás bien—le sonreí devuelta

—Harry, fue a hablarle a Malfoy supongo que se preocupa por ti— recordé el alboroto del gran comedor, y el cómo de manera posesiva Malfoy había dicho que la chica de cabello castaño tendida frente a mí, era solo suya.

—Oh, muchas gracias—hizo una breve pausa y siguió— Fred, tengo que hablar contigo— no quería escuchar cómo habían pasado las cosas con Malfoy.

—Mione no tienes nada que explicarme—conteste con voz cansada.

—No me refiero a lo mío con Draco—aclaró.

—Ahora lo llamas por su nombre— la sangre se calentaba bajo mi piel— ya olvidaste todo lo que te hizo durante años—le recordé dolido.

—Es de nosotros.

—No hay un nosotros Granger— no iba a permitir que jugara conmigo en las sombras mientras se pavoneaba con la serpiente teñida por los pasillos del colegio.

—Fred, por favor— los chicos habían vuelto, y el susodicho se encontraba con ellos.

Me aparto con la mano y sé arrodillo junto a ella, la preocupación desbordando por los ojos.

—Amor, ¿estás bien?—deje de escuchar, no quería observar más la escena que ante mis ojos se desarrollaba, me aleje.

—Si estoy bien, solo fue un desmayó — lo que dijo logró tranquilizarlo.

Desaparecieron después de un par de minutos, se dio la vuelta para verme por última vez, y sé que pudo notar mi lágrima traicionera. Después de que se fueran salí corriendo hacia el lago negro, tenía cosas que pensar y la soledad de ese lugar me ayudaría.

La primera prueba era mañana y yo no podía dejar de pensar en esa castaña, de no haber sido tan idiota con ella podría haberle confesado mis sentimientos desde que la tuve en mi cama, algo que me desconcertaba muchísimo era la actitud que Ron había tomado con respecto a Hermione y Malfoy.

No lo vi celoso ni molesto, se supone que estaba viendo cómo le arrebatan al amor de su vida, la chica de la que había estado enamorado desde su primer año. Si yo fuera él estaría peor que león enjaulado, y que de hecho lo estaba no tenía cabeza para concentrarme en las pruebas, todo giraba en torno a Hermione.

Habían pasado poco más de 3 semanas desde que estuve con ella en la madriguera, y aún podía sentir su estrecho cuerpo abajo del mío.

Sacudí la cabeza para alejar aquellas ideas de mi mente, tenía que concentrarme en la prueba de mañana, practiqué sin cesar los hechizos que había encontrado en la biblioteca. Alguno debía de servir.

Estuve todo el día en los límites del Lago, no quería volver a mi habitación, pero cuando cayó la noche y me vi sumergido en la oscuridad supe que era hora de descansar.

Justo cuando estaba por llegar al pasillo para mi sala común, Luna Lovegood apareció de la nada, arrebatándome un grito ahogado. Esa chica sí que era extraña.

—Por dios Luna, casi me matas de susto—

—Lo siento, no fue mi intención...—

—Fred, soy Fred—terminé su frase, joder, la única en este mundo que era capaz de diferenciarnos siempre había sido Hermione.

—¿Escuchaste lo de la chica embarazada?—acaba de ignorar mi confrontación.

—No, el que tendría que preocuparse por eso debería de ser el padre—el desinterés en mi voz era obvio, aunque no quería ser grosero con Luna, tampoco quería hablar de algo que no me concernía.

—Deberías de investigar un poco más, quizás te interese—se fue dando pequeños brinquitos por el pasillo, sí, en definitiva, era una chica extraña.

En brazos de un WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora