Capítulo 17

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Sentí el frío entrando por todo mi cuerpo, y la vista se me nublo por un segundo, solté un grito de forma desgarradora y por un momento creí que me desmayaría de nuevo, pero no fue así.

Todo el piso se cubrió con una pequeña capa de hielo, las estanterías se volvieron totalmente bloques de hielo al instante, cayeron una a una como un dominó, dejando ver mi posición oculta mientras los dos chicos que ahora me enteraba de que serían padres me veían con mucho miedo en la mirada.

Malfoy puso a Hermione por detrás de él para protegerla, —tonto jamás le haría daño a ella—, menos sabiendo que se encuentra en un estado tan delicado como lo es un embarazo, además ella es una niña nunca que pensé que sería la primera en ser madre.

—Con que te revolcaste conmigo y Malfoy al mismo tiempo a Hermione— solté llenó de dolor y queriendo que sintiera un poco del gran vacío que tenía mi alma en este momento.

—Ella no tiene por qué responderte fotocopia, pero si te diré que haré de todo para protegerla—Malfoy quería jugar al héroe, no quería que lastimara a la pequeña castaña quien apretaba los ojos con fuerza —Y al bebe que espera también— jaque mate mi querido Slytherin.

—Que ella me lo diga— pude ver el miedo en su rostro cuando lo alzo, nunca me había visto así, sus ojos no solo reflejaban el terror que mi presencia le provocaba, sino también que mi cara estaba de un color azul, y mi cabello en contraste se veía más rojo de lo normal, me estremecí de solo ver en lo que podía transformarme con un poco de dolor en mi corazón.

—Estoy embarazada Fred— dio una pausa como querido agregar algo, pero no la deje.

—Felicitaciones a la feliz pareja, tendrán un precioso hijo— la miré con todo el desdén del mundo y con un chasquido de mis dedos volví todo a su lugar, no había más hielo en la habitación y las estanterías estaban de nuevo en su sitio, parecía que nada había pasado.

—Espera Fred, tienes que saber algo— voltee a verla y espere que hablara—Aunque Draco es mi novio, él no es... el padre— me reí, como era posible que Malfoy no fuera el padre del hijo de la castaña si las últimas semanas no se habían despeado el uno del otro— Tú eres el padre— sentencio, me volví a reír en su cara.

—No me hagas reír sangre sucia, esa... cosa no es mío— en cuanto lo dije me arrepentí, pero lo hecho, hecho estaba, no iba a permitir que me mintiera en mi propia cara. Me di la vuelta y pude escucharla sollozar.

Me fui de ahí, llegue a la oficina de la Profesora McGonagall, toque y espere a que me abriera.

—Sr. Weasley veo que se siente mejor, ¿a qué debo el honor de su visita?—se hizo a un lado y me dejo pasar.

—Hermione Graenger está embarazada— escupí con odio, la chica que amo llevaba en las entrañas un fruto de las puercadas que hacía con Malfoy cuando nadie la veía.

—Sus padres ya han sido notificados, y al ser una de las chicas con mejor potencial en todo Howgarts, ha llegado a un acuerdo con el director—como podían considerar que se quedara si había roto un millón de reglas en tan solo un par de semanas—¿algo más Sr. Weasley?-

—Quiero empezar mi entrenamiento como mago elemental— no quería seguir hablando de la traición de Granger, debía concentrarme en mi futuro de ahora en adelante, ademas debía de disimular el hecho de que solo me había acercado aquí para acusar a Hermione. 

—Muy bien, pero me refería si había algo más respecto a la Srita. Graenger— dijo

—No, nada más, creí que como directora de la casa Gryffindor querría saberlo. Malfoy está feliz—eso último con desdén en la voz.

—Sus entrenamientos empezarán en cuanto el profesor Snape tenga tiempo libre, y en cuanto a la Srita. Graenger y el Sr. Malfoy, debería de escuchar la historia completa. Retírese a su sala común, por favor—Me cerró la puerta en la cara y yo solo tenía las manos frías, estoy seguro de que podría haber lanzado una estaca de hielo sólido en ese momento, corrí en dirección a un pasillo con final de balcón y maldije gritando, la maldije a ella por traer un hijo de Malfoy a este mundo, lo maldije a él por fijarse en mi castaña, me maldije a mí por no saber reaccionar de otra manera, grite como nunca, intentando sacar todo el dolor que mi corazón albergaba en ese momento. 

Y lancé un par estacas de hielo cargado de furia con dirección al bosque prohibido, tenía que deshacerme de este sentimiento, lágrimas de frustración bajaban unas tras otras sobre mis mejillas y mis emociones eran tantas que se congelaban justo antes de caer al suelo, podría escucharse como se rompía en pedazos al tocarlo, el ruido se asemejaba al de mi corazón, ella se lo había llevado y ahora si perdía todas las esperanzas de tener un futuro a su lado.

Me desplomé de rodillas y me quede quieto, hasta que deje de llorar y pude volver a la normalidad.

—¿Fred estás bien?—Luna siempre llegando en el momento correcto.

—No, pero lo estaré—conteste frío.

—Escuche lo que paso con Hermione y Draco en la biblioteca... te busque en la torre de Gryffindor, pero no te encuentré, así que todos llevamos horas intentando dar contigo— su voz sonaba preocupada.

—Estoy bien Luna, solo necesitaba estar solo— admití, y después de sacar todos los sentimientos que mi alma albergaba solo me pude sentir vacío.

—Creo que debería de escuchar a Hermione antes de hacer una estupidez— asentí con la cabeza, pero no querría decir que lo haría.

—Es tarde Luna deberíamos de ir a la cama— la lleve hasta su sala común y después me dirigí a la mía.

George se levantó de un salto cuando me vio.

—Por Merlín Fred, Hermione nos contó lo que paso, y creímos que algo te había pasado— me abrazo y en sus ojos note lo preocupado que estaba.

—Estoy bien, pero no quiero verla ahora— la señale con la mirada, la note desde que entre a la habitación, estaba hecha un ovillo en un sillón con sus manos protegiéndole el vientre que aún se veía plano. Algo en el estómago se me removió.

—Fred creo que tiene derecho de que la escuches— ahora Harry también estaba de su lado.

—No voy a escuchar a una zorra que lleva en el vientre el hijo de otro, además ella y yo no somos nada—una sonora cachetada acababa de ser depositada sobre mi mejilla, dejando una visible marca roja a su paso. Me detuve el músculo un rato, pues me ardía.

—No le digas así idiota— Ginny se fue detrás de ella, la ayudo a incorporarse y la subió a su habitación. Note las lágrimas que recorrían sus rosadas mejillas

—Pero tienes razón Mione no necesita hablar con un idiota como tú— me dio una última mirada y desaparecieron entre las sombras de la escalera.

—Espero que no te arrepientas después de esto— sentencio el pelinegro para seguir a mi pelirroja hermana.

Todos me veían como si estuviera loco, como la iba a dejar explicarme algo si acababa de escuchar de su propia boca que estaba embarazada, fue una noticia demasiado dura para mí.

—Solo escúchala, no vaya a ser la de malas que te arrepientas después— George me hablo con la mayor sinceridad del mundo, pero yo no me moví ni un milímetro. Como era posible que acabara de lavarles el cerebro a ese punto.

Subí a mi cuarto sin ver a nadie más, me metí a mi cama y cerré las cortinas. No quería más espectáculos por lo que quedaba del día.

En brazos de un WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora