Capítulo 10.

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"Como resultado de los celos, hay dos respuestas psicológicas comunes".

ponerse a la defensiva o actuar de manera evasiva.

JENNIE.

Tenía un mes trabajando para Lisa, y jamás creí que iba a durar tanto, no he hecho más que ignorarla, o por lo menos, en sus momentos de rabia, me retiro de su lado. Sólo le contesto cosas sencillas, voy a reuniones con ella, suelo llenarle formularios y diversas cosas; pero todo eso, desde mi espacio.

Porque por más que no quiera decirlo, Lisa es una mujer que quiere que en todo momento las cosas se hagan como ella manda, y yo soy una persona que no tolera cuando las cosas no salen como esperaba. Y las dos somos contradictorias.

Tenía menos tiempo para visitar a mi madre, pero siempre aprovechaba, como hoy, las pequeñas escapadas que me podía dar un poco más temprano.

—¿Y por qué no haces lo que te gusta? —preguntó mi madre.

—Es difícil.

—¿Sabe? tengo una hija muy similar, a ella le gusta cantar, pero tiene miedo —arrugué la nariz—. Cuando venga le contaré sobre que una chica muy guapa estuvo aquí.

Sonreí pero esa felicidad no llegó a mis ojos. Lo único que quería era llorar, pero las lágrimas no salían, y no me apetecía hacerlo frente a mi madre.

Nos encontrábamos sentadas en uno de los bancos que estaban en la parte trasera del lugar. Todo era muy verde y colorido, el cielo estaba de azul claro, las mariposas volaban alrededor y había uno que otro arbol que daba la sombra necesaria y refrescaba el ambiente.

—Ya, pero su hija es muy afortunada de tenerla —contesté.

Sonrió, y en su mirada vi algo que siempre estuvo presente, no era nuevo, y sin duda, era orgullo. Porque era lindo ver ese brillo en sus ojos.

—Y canta hermoso, ¿sabes? tengo un amigo que conoce mucho de música, sin duda él la pudiera ayudar. O tú... por cierto, ¿tienes pareja?

—No, no tengo, no me interesa.

—Eres muy guapa, pareces una actriz —sonreí—. Tus padres deben de sentirse muy orgulloso —frunció los labios, y vi algo de incomodidad.

—¿Ocurre algo?

—Sí, que mi hija no ha venido, no entiendo el porqué. Pero en cuanto aparezca por aquí, le diré que conocí a una nueva amiga.

—Claro, puedes decirle —miré hacia una ventana donde la enfermera me estaba haciedo señas para que entrara a mi madre. La tomé de la mano—. Ven, vamonos, mamá, ya no nos queda tiempo.

—Oh, ¿Jennie? —se paró conmigo y entramos al lugar—. Estás hermosa, ¿dónde estabas?

—Salí un momento de mi trabajo, mamá.

—¿Con quien trabajas? ¿Ya te casaste?

Negué, —No, mamá, no me he casado.

—Yo... te iba a contar algo...

<<No llores, Jennie, tú eres fuerte>>.

Apreté los labios y la dejé en su cama. Pasé la mano por su pelo. Si a ella e llegara a pasar algo, no sé que sería de mí, mi mundo se derrumbaría. Se iría con todo, y no tendrá barandal del cual agarrarme.

***

Llegué a la empresa y de inmediato me acerqué a recepción, donde Rosé se encontraba para entregarme algunas cosas.

Mi tristeza se reflejaba en cualquiera de mis movimientos, visitar a mi madre era, sin duda, una de las cosas mas difíciles. Cuando la tenía que dejar y peor aun, cuando esta no reconocía ni mi nombre; y me seguía pareciendo increíble como hace unos años atrás, era la mujer más feliz y sana.

Corazón De Robot. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora