Capítulo 20.

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La oxitocina se llama comúnmente 'hormona del amor' porque se libera en grandes cantidades cuando tenemos un orgasmo. Esta hormona también tiene un papel muy importante en la lactancia, provoca contracciones durante el parto, ayuda a reducir el estrés...

LALISA.

—Las inversiones estaban siendo mal colocadas. ¿Cómo podemos dar el cincuenta por ciento si no tenemos ni el setenta? era obvio que todo se iría por la borda —continuo mi padre—. Es obvio que tú, Lisa, no puedes con todo esto.

Estábamos en mi oficina, Jin, mi padre y yo. Me encontraba en mi silla, con las piernas cruzadas y distraída, jugando con un lapicero. Era una manera de calmar la ansiedad.

—Se lo dije en varias ocasiones, Marco. Pero Lisa no parecía querer hacer caso...

Deje de mover el lapicero y lo miré, —¿Estás seguro de eso? tú evadías las reuniones. Y esta empresa está como está desde que tú llegaste.

—¿Estás insinuando algo? —dio un paso al frente.

—Sí, estoy insinuando que pudiste haberte robado todo junto a Jennie. Son tal para cual —rugí.

–Jennie ya te dijo que no tenía nada que ver —me juzgó con la mirada—. Eres una idiota, ¿cómo puedes creer eso?

—¡Es que es así. Jennie pudo perfectamente haber sido!

—Pero no lo hizo, has caído demasiado bajo. ¿Usted apoya eso? —le preguntó a mi padre, el cual titubeó—. Obvio. Miren, los dos... Jennie no es ninguna ladrona, y así tenga que dejar la empresa para irme a estar a su lado, lo haré. Ustedes no tienen ni la más mínima idea de como es ella o de que tan jodida es su vida. Tú, Lisa; la despediste sin rendirle cuentas, no sabes de donde ella pueda sacar dinero para darle a su madre, eso es caer muy bajo –mi mirada cayó al igual que mis hombros—. Y usted, Marco; debe pensar un poco más. Jennie no ha tomado ni un solo centavo. Ustedes deben tener más personas que no los quieren a su lado.

—Claro, defiendes a tu amante —me reí con ironía—. Está mas que claro, que tú y la Señorita Kim, tienen algo.

—¿Y que si fuese así? —apreté los dientes, tanto que empezaron a doler—. Estás celosa, eso es lo que te pasa y te ciegas a la realidad. Pero Lisa, no creas en lo que te dicen. Jennie no tomó nada, sí, la empresa está pasando por una mala racha la cual no sabemos cuando calmará. Pero Jennie tiene deudas, Jennie está mal, no sabes lo que pasa por su cabeza. No te diré más, porque no es de tu importancia, pero piensalo. Te estás equivocando.

Y hundiendo. Sin duda no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba pasando en mi vida. De porqué me sentía tan así, de porque pensaba en ella las veinticuatro horas del día. Estaba en mi mente, en mi cuerpo aunque no había tenido nada con ella de esa manera; pero ese corto y hermoso beso se repetía en mi cabeza.

—Jin, sé que eres un buen muchacho, pero estoy de acuerdo con mi hija —me sorprendí—. Esa chica... eh... Jennie. Tiene que pagar, ella no puede irse impune.

—¡Que no fue ella! Averigüen de donde fue robado el dinero, me comprometo a ayudar. Y después de eso, nos arreglamos para que la empresa salga a flote otra vez, pero no culpen a una chica como Jennie...

Ella no haría eso jamás. Me dije a mí misma.

Era una contrariedad muy grande. Y se hacía grande el vacío sin ella.

—Se abrirá una investigación, y descubriremos quien ha sido —finalizó mi padre.

Jin sonrió, por fin estaba acorde. Se veía lo feliz que estaba por Jennie y a mí no se me veía más que desgracia. Tenía ojeras, y una muy mala noche de sueño. No estaba segura de si siquiera podía pararme de esta silla sin caerme.

Corazón De Robot. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora