Capitulo 3

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Alaska...

AITANA

Me levanto de la cama con la nostalgia en todo su esplendor, no dejo de llorar mientras me baño dejando que las lágrimas se camuflen cómo gotas de agua.

Me visto con mi vestido de flores y mis botas tacón, la gabardina me llega abajo de las rodillas pero la llevo en el brazo, allá me la pondré.

Comienzo a caminar por la casa, todos los recuerdos son muy lindos, entro a la habitación de mi madre y lloro en su cama, mi celular suena.

--¿Hola?

--Ya estoy abajo...

No me gusta llorar, pero parece que se está convirtiendo en mi hobbit favorito.
Dejo mis llaves adentro de la casa.

Prometo volver a verte madre y será un encuentro muy feliz...

Salgo de la casa y abro el portón, la camioneta está esperando, abren la puerta en señal de que entre y veo al mafioso está sentado al lado mío.

--Hola, lavagirl. -dice sonriente- Cuando yo te hable responde.

--Hola, mafioso...

--Ya te he dicho que me llamo Damon.

--Como digas, mafioso...

Blanquea los ojos, ¿Cuando se dará cuenta mi madre que no estoy?

--Te tengo una sorpresa. -sonríe cual maniático.

La camioneta se detiene frente a la casa de Miguel, hay demasiadas personas llorando.
Las personas despejan la entrada y retrocedo hasta quedar sentada en la piernas del mafioso, cierro los ojos fuerte, Miguel está colgado en la terraza de su casa.

--Ay no, es mi culpa, fue porque no le di mí atención. -aprieto fuerte mis ojos.

He matado a alguien...

--No, fui yo el que lo hizo, nadie se mete con mi mujer.

Volteo a mirarlo, el mundo me da vueltas, me voy a quitar de sus piernas, pero aprieta fuerte mi cintura.

--Quedate ahí.

--¿Tienes gripe? -le pregunto, no me gusta el silencio.

--¿Por qué la pregunta?

--Tienes la voz ronca... -suelta una carcajada y yo no sé donde mirar, para terminar de empeorar el asunto, sigo en sus piernas.

--Pensé que al menos tenías más malicia. -trato de bajarme de sus piernas, me aprieta la cintura y agarra mí mandíbula con su otra mano.

--Sé una niña buena y no te bajes.

Dice serio haciendo que yo comience a llorar, no soy tan fuerte, en mi corta vida la única tragedia ha sido la muerte de mi padre, de seguro me veo estúpida.

--¿Me vas a maltratar? -limpia mis lágrimas mientras me mira serio con el bosque oscuro que posee por ojos.

--Yo no lo llamaría maltrato... -la camioneta se detiene, bajamos y veo un jet negro- ¿Quieres que te regale un jet? Eres la mujer del demonio, puedes tener si quieres veinte jet's.

Mafioso presumido, no quiero ni que me hables.

--No. Quiero. Nada.

Sonríe mientras se acerca a mí haciendo que por reflejo yo retroceda, pone una mano en mi espalda y me acerca a él.

--Dame el celular. -dice muy cerca de mi boca, aprieto la mano que tengo en la gabardina.

--No tengo nada.

THE QUEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora