Capitulo 10

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Guerra de mafias...

AITANA.

Mí corazón está a mil latidos por segundo.

--¿Lista? -cuestiona él abriendo la puerta del auto, salgo con mis piernas temblorosas recordando todas las veces que mis amigas dijeron cuánto dolería.

Damon agarra mí mano y no me guía al hotel frente a mí, él camina hacia un restaurante que no es lujoso.

--Yo pensé...

--Pensaste que te obligaría a tener sexo conmigo. -me interrumpe con una sonrisa- No sabes cuánto me gusta que me tengas miedo porque soy un asesino, psicótico, con problemas de ira pero no me agrada que me tengas miedo porque piensas que soy un violador.

--Es fácil decirlo cuando eres el secuestrador y no la secuestrada. -opino y escucho su risa.

Él pasa su brazo por mis hombros y juntos entramos al restaurante.

--Es lindo. -digo viendo que hay una parte de helados, una parte de comida y una de batidos- No es lujoso cómo los tuyos, me encanta más que a los otros lugares a los que me haz llevado.

--Lo sé. -responde con tranquilidad- Por eso te he traído, creo que te gustan los restaurantes sencillos, puedo sacrificar mis lujos por tu comodidad.

--Cuidado vomita azúcar, señor Ivanov. -digo mientras me acerco a la barra de helados.

--Si lo hago será su culpa, señorita Cassano. -susurra en mí oído.

Río ante las cosquillas que recorren mí espina dorsal.

--¿Que van a pedir? -cuestiona el hombre detrás de la barra.

--Yo quiero un helado de fresa con arequipe. -pido y el hombre comienza a prepararlo- Aprenda mis gustos señor Ivanov, si voy a pasar el resto de mí vida atada a usted espero que por lo menos aprenda cuál es mí helado favorito.

--Todo lo que me pidas. -el señor me da el helado y yo miro a Damon- ¿No pedirás uno?

--No me gustan los helados señorita Cassano, aprenda mis gustos, está usted obligada a pasar el resto de su vida conmigo por lo tanto no quiero que un día llegue a la casa con un helado para mí, porque conociéndome soy capaz de comerlo solo porque usted me lo ha dado. -responde mientras tomamos asiento en una de las mesas.

Las mesas son rosadas y algunas azules, los meseros tienen uniformes negros y todos los comensales tienen una sonrisa.

--¿Es tuyo el restaurante? -cuestiono mientras paso la lengua por el helado.

--No, pero es de una persona que conozco. -dice con una sonrisa inigualable- ¿Te gusta?

Asiento con rapidez, es muy acojedor, además de qué no es muy lujoso y pueden venir todo tipo de personas, desde ricos hasta pobres.

--Me encanta, ojalá pudiera traer a mis amigas aquí. -digo sin pensarlo.

--Puedes hacer nuevas amigas. -me responde- Kira no tiene amigas, está loca pero no es traicionera, supongo eso es un comienzo, ¿No?

--Kira puede ser un buen prospecto para amiga pero nadie superará a Camil, ella es y siempre será mí mejor amiga. -digo terminando de comer el helado- ¿Cómo se llama el dueño del restaurante?

Mí pregunta lo hace sonreír.

--Es una mujer y se llama Aitana Cassano, ¿La conoces? --la respiración se me corta al ver cómo el mesero le entrega unos documentos cuando él alza la mano.

--Damon no...

--Sí. -me interrumpe- No te gustan mis restaurantes lujosos y decidí comprar uno a tu gusto, pero te aclaro desde ya qué los míos siguen siendo tuyos, solo tienes que firmar.

THE QUEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora