1 Una mandarina?

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"Donceles: Hombres con la capacidad de engendrar vida"

Aquella noticia fue una bomba para el mundo, por siglos la creación de vida fue dada a las mujeres, pero ahora había hombres con aquella capacidad.

Si bien el mundo estaba aceptando a los donceles, ya que eran cada vez más los casos, aún había gente que no asimilaba los nuevos cambios.

La forma de saber si eras un doncel era muy simple, una marca, un lunar con forma de media luna bajo la nuca, algo solo propio de ellos.

Además de sus rasgos, la mayoría de los donceles eran hombres andróginos, poseedores de una belleza única y ser más finos corporalmente.

Eran tiempos de la colonia, los pueblos estaban asentándose como tal a medida que las familias llegaban a establecerse, todas buscando un futuro más venidero.

Cuando Park Leeteuk llegó al pueblo de Joseon imaginó una vida llena de bendiciones. Las pocas personas que ya estaban se veían agradables, todos buscando la armonía.

Cuando su primer hijo nació se sintió feliz, todo fue dicha para su familia, dos años después nacía su segundo hijo, y si bien se llevó la sorpresa de que este era doncel, eso no opacó la dicha, crío a ambos de la misma forma, jamás hizo diferencia, ellos jamás notaron la diferencia, pero siempre teniendo en cuenta que el menor de los Park era en su interior distinto.

Este año prometía ser excelente en todos los sentidos, el tiempo parecía ser gentil con las cosechas y también con la crianza de animales.

-Niños apúrense o llegarán tarde! -

-¡Ya vamos mamá! -

Dahyun veía como por la escalera bajaban sus dos hijos, Hoseok de 16 y Jimin de 14, ambos hermosos a sus ojos perfectos en toda la palabra.

-Listo mamá, ya nos vamos - les entregó a cada uno su vianda para el día y los vio salir casi corriendo rumbo al pueblo donde estaba la pequeña escuela.

-Buenos días, niños, hoy tenemos un nuevo compañero que se nos une este año, si fueras tan amable de presentarte, por favor- Todos vieron con curiosidad al joven que entraba por la puerta, tés pálida, cabello negro al igual que sus ojos, no era muy alto, pero si apuesto, los suspiros no se hicieron esperar.

Se paró frente a la clase y miró a todos, su mirada era soberbia, algo que no le agrado mucho al menor de los Park.

-Mi nombre es Min Yoongi tengo 15 años y llegué hace dos días al pueblo con mi padre-

-Todos sean cordiales con el joven Min-

-Bienvenido!- dijeron todos al unísono-

-Bien toma asiento junto a Hoseok por favor- caminaba de forma firme en cuanto se sentó, miró a quien estaba junto a él y lo saludó con un movimiento de cabeza, siendo respondido con un cordial saludo.

Las primeras clases pasaron rápido, todas las chicas estaban embelesadas mirando al nuevo, quien se mantenía alejado de todos, miraba de vez en cuando al patio viendo a todos los alumnos.

Mientras, en otro punto del patio, los hermanos Park miraban con cierta curiosidad al recién llegado.

-No se Hobi no me termina de agradar ese chico-

-Se ve algo arisco, pero supongo es porque es nuevo Mimin-

-Si puede ser - para la hora de almuerzo todos salieron con sus viandas al patio y buscaron un lugar cómodo para comer con sus amigos, todos menos Min quien se sentó donde había estado todo el día, a un lado del salón tirando piedras a un arroyo.

~Todo Por Una Mandarina~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora