𐚁 CORAZÓN ENCADENADO 𓏲ּ ֶָ֢

𐚁 CAPÍTULO 23𓏲ּ ֶָ֢

» 𝐂𝐎𝐑𝐀𝐙𝐎𝐍 𝐄𝐍𝐂𝐀𝐃𝐄𝐍𝐀𝐃𝐎 ━━ 𝑼𝒏 𝒂𝒎𝒐𝒓 𝒄𝒐𝒏 𝒖𝒏 𝒕𝒐𝒒𝒖𝒆 𝒅𝒆 𝒎𝒂𝒇𝒊𝒂 «

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La larga espera había llegado para la azabache que llevaba consigo una hermosa niña de cabello castaño en brazos, se encontraba ansiosa, emocionada, aterrorizada y nerviosa, las sensaciones le jugaban mal en su cuerpo como si quisieran inundarla.

Después de tanto tiempo alejada de casa, hoy estaba regresando al lado de los brazos que siempre la acogieron y aun esperaban por ella, al lado de su madre.

El bus había partido hace hora y media, la hermosa bebe de ojos color esmeralda dormía plácidamente en el pecho de su madre, moviendo simultáneamente sus pequeños labios de vez en cuando.

Era una total belleza, desde que despertaba hasta cuando dormía.

—Si tienes sueño, puedo tenerla yo para que duermas un poco.– Musitó la castaña que se mantenía a su lado.

Sasha había decido acompañar a Mikasa hasta su hogar, ese fue un pedido que solicitó los señores Braus sino no la dejarían irse por su cuenta, por lo menos querían asegurarse de que ellas regresen sanas y salvas.

Para bien o para mal, la joven Ackerman le habia hablado con la verdad a su amiga antes de marcharse, por lo que no se opuso en la petición que le hizo la familia de Sasha.

—Estoy bien así, no te preocupes.–

—Debes dormir amiga, con lo que te vas a enfrentar, no creo que puedas conciliar el sueño en esa casa.-–

La pelinegra agacha la mirada, sus ojos azabaches observan el lindo rostro de su angelito, aún continua a sin poder creer que estaba por cometer una locura, pero todo era necesario si quería ayudarse a si misma, a Eren, a su ciudad, y sobre todo a su niña.

—Podré, todo va a salir bien, estoy segura que Eren volverá por nosotras, no permitirá que mi padre nos haga daño, nos lo prometió.– Ese brillo peculiar aparece en sus ojos, sonriendo como si no hubiera un mañana.

La castaña le dió una mirada de preocupación, veía la seguridad en los ojos de Mikasa, pero aún no se sentía del todo convencida con la decisión.

Tardaron una hora más de viaje, hasta que el transporte por fin dió su última parada en la estación, fue entonces cuando el cuerpo de la pelinegra empezó a temblar.

¿De miedo? ¿de ansias? Ni siquiera ella lo sabía.

Sasha se mantenía a su lado aún, ayudó a bajar las cosas de Mikasa, junto con la ropita de la bebé, ambas se mantuvieron de pie en la estación de autobuses.

Caminaron hasta salir del lugar, ante los ojos oscuros de Mikasa, la ciudad lucía con un poco de cambios en su estructura, después de haber pasado meses encerrada, luego alejada e incomunicada con todos, para sus orbes le era diferente todo el exterior.

Llegó a distinguir unos cuantos centros comerciales, gracias a que aún mantenían el mismo nombre pero diferente color, ahora contaban con más detalles llamativos en sus entradas.

El taxi del día es llamado, un auto amarillo se estaciona cerca a las chicas ayudando con las cosas para subirlas a la maletera, al mismo tiempo que suben ellas.