Capítulo 22: Rojo.

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Alexia.

Tengo las mejillas rojas al sentir donde dejo sus manos.

¿Se dará cuenta de lo que está haciendo?

No me molesta, de verdad. En absoluto, en lo más mínimo, ni siquiera un poco.

Bien, ya quedo claro. Únicamente es un poco extraño. Sus manos nunca me habían tomado con tanta posesividad y aunque claramente no me molesta, ese acercamiento me tomo por sorpresa. Lo que menos esperaba es que Nick me tomará de esa manera.

—¿Esto está bien? —me pregunta, incluso estando ebrio, se preocupa por lo que yo piense—. ¿Alex? ¿Esto está bien?

—Mhm—indique, sin poder formular una respuesta.

—Carajo—escuche que murmuro por lo bajo—. No hagas eso.

Al darme cuenta lo nerviosa que estaba, decidí retirar sus manos de mi cuerpo y tomar su mano para caminar dentro. Pronto una mano me detuvo, al girarme vi a Jaeden mirando de manera confundida a Nick.

—¿Interrumpo? —pregunta.

—Si—responde Nick.

—No—digo. Él nos mira molesto.

—Yo lo llevaré—señala a Nick.

—Está bien, puedo hacerlo yo.

—Esta ebrio.

—Puedo hacerlo yo, Jaeden.

Y sin importarle en lo más mínimo, toma a Nick, ayudándolo a entrar a su casa. Atravesamos a todas las personas y subimos hacia su habitación, por suerte al entrar no había nadie, al dejarlo sobre su cama, Jaeden señalo la puerta para que ambos saliéramos, pero negándome me acerque a Nick intentando sentarme a su lado, a cambio el me tomo de la mano, deteniéndome. Frunzo las cejas, ante el gesto que pone, Jaeden no había hecho algo así conmigo, supongo el por qué su reacción, pero me suelto de su agarre, sentándome al lado de Nick.

—Esa herida se te va a infectar—le digo. El me ignora y sale dejando la puerta entreabierta y observo su cuerpo donde mismo.

—Se supone que yo debía cuidarte a ti.

Al dirigir mi vista hacia adelante, veo a Nick con los ojos entreabiertos. Decido no decir nada, ya que evidentemente no va a hacer más que lamentarse, lo ayudo a estar más cómodo, pero a él parece no gustarle, ya que arroja todo a un lado. Suspiro frustrada, sin saber que más hacer, tal vez debería dejarlo descansar y esperar a que los efectos del alcohol se le pasen.

—¿Cómo crees que sean nuestros hijos?

Mis ojos ante lo que acaba de preguntar de alguna manera hace que Nick me mire con una risa en sus labios o quizá solo esta tan ebrio que ya no sabe ni lo que está diciendo. Por qué definitivamente eso es lo más estúpido que he escuchado. ¿Cómo me preguntaba algo así? Somos amigos, nos hemos besado dos veces o bueno, tal vez seis, o quizá más, aunque no sabía del por qué su repentina pregunta.

—¿Eh? —pregunto cómo idiota.

—Si. ¿Crees que tengan tus hermosos ojos? —él sonríe, ahora parece drogado o algo peor—. Si es así, será una rompecorazones.

—¿Y si es pelirrojo? —me burlo, mañana no lo recordara—. Todas estarán detrás de él.

—Excepto que la que yo quiero no está detrás de mí.

—Todas están detrás de ti. Hay que ser muy idiota para no darse cuenta de que vuelves locas a todas—me rio.

—Tu no—dice, dejándome sorprendida. Se mueve en su cama y me da la espalda—. Por eso serán rompecorazones, como tú.

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