El baile

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—¿Si no eres él entonces quién eres?  

—Como le he dicho ya, mi nombre es Lucían

—¿Enserio esperas que me crea eso?

—No tiene que creer nada, yo solo he expuesto los hechos. 

—Vamos, detente, esta broma no es graciosa. 

De pronto escuchó una voz junto a mi
—Es porque no se trata de una broma.

Un segundo chico alto de negros cabellos aparece junto a mi—Adeleila permíteme presentarte a Lucían Anston Crowlod mi hermano gemelo.

 Los miro a ambos asombrada son casi como dos gotas de agua, el parecido es impresionante, con la excepción de que a diferencia de Quentin, Lucían tiene los ojos de un obscuro verde—Le dije señorita que no estaba tratando de tomarle el pelo. 

—Yo… lo lamento tanto, en verdad pensé que eras Quentin. 

—Descuide, entiendo que el parecido es bastante abrupto, bueno lamento las molestias y procederé a retirarme, espero poder verla de nuevo señorita Sumel, en mejores condiciones. —asiento y él se marcha. 

— ¿Por qué no me dijiste que tenías un hermano? 

Se encoge de hombros—No es relevante y no lo vi necesario, además mi trabajo es cuidarte, hablar de mi vida personal no viene dentro del paquete, mejor ve a hacer lo que viniste a hacer. —Asiento, tomó aire para armarme de valor y retomo mi marcha hacia Milton, quien para mi desgracia ya no se encontraba en el sitio donde lo había visto hace algunos segundos. 

De pronto unas manos me cubren los ojos y brinco sobresaltada—Tranquila amor soy yo.

En cuanto escucho la voz de Milton no sé si sentirme aliviada o más preocupada, él me mira y su sonrisa se borra—Qué tienes ¿todo bien?. —la forma en la que me mira termina con todo el valor que hasta el momento tenía, así que solo asiento, él se relaja un poco y pregunta si quiero bailar. 

—Bailar no se me da muy bien

—Vamos, sé que lo harás bien, inténtalo sí ¿por mí?  

Tomó su mano y tiró de él—Bieeen, hagámoslo. 

Al principio lo piso un par de veces, pero finalmente terminó por agarrar el hilo, un, dos tres, un, dos, tres, supongo que después de todo no es tan malo, poco a poco la canción comienza a apoderarse de mí y siento como si flotase, Milton me gira y yo río, dejamos de dar vueltas y el acomoda un mechón suelto tras mi oreja. 

—Te ves especialmente linda esta noche.—Su comentario consigue sonrojarme y por un momento me olvido de todo a mi alrededor, junto nuestros labios y sonrió

—Tú también te ves muy bien. 

—Me arregle especialmente para ti preciosa, por cierto ¿Ya te dije hoy lo mucho que te quiero?. —besa mi mejilla. 

—No, aún no lo has hecho. 

—Pues te quiero muchísimo, es más te quiero tanto que…—parece haber visto algo y deja su comentario a medias 

— ¿Qué ocurre? 

—Nada, nada sólo… iré a tomar aire. 

Su actitud consigue desorientarme y me regresa a la realidad, Milton comienza a alejarse, volteo hacia donde está mirando y veo a aquella misteriosa chica, caminó hasta él lo más rápido que puedo y lo detengo, ya es hora de acabar con esto—Milton espera, necesito hablar contigo. 

Él voltea a verme un poco confundido
— ¿Tiene que ser ahora? 

 Asiento—Si ¿Es que acaso tienes algo más que hacer? 

—Este… no para nada, salgamos.

Caminamos hasta un balcón alejado, en este hay una pequeña salita con una mesa de cristal en la cual decidimos sentarnos. 

—Bien ¿qué ocurre?.—cuestiona él un poco hosco. 

Yo lo señalo—Esto precisamente

—Por favor Adeleila ¿Podrías ser más clara? ¿De qué vas con esto?

Suspiro—No me malinterpretes Milton te quiero y mucho, pero francamente últimamente no sé qué pasa contigo, parece que estamos bien y de la nada pareces recordar algo, te molestas o simplemente te esfumas, cuando te pregunto lo que pasa ni siquiera eres capaz de mirarme a los ojos, trato de confiar en ti, creeme que lo trato pero simplemente me lo pones muy difícil.

Él agacha la cabeza y yo niego—¡Milton Spoke, ten el valor de mirarme!. —él me mira y puedo notar cierta tristeza en sus ojos— ¿Por qué no confías en mí?

—Si confió en ti eso no lo dudes ni un segundo, es solo que hay cosas que son más grandes que yo, cosas que simplemente no puedo contarte. 

—¿Pero por qué no puedes? 

—Es algo complicado ¡Solo no puedo y ya! Es todo lo que puedo decirte. 

—Dime al menos si me sigues queriendo ¿O es que acaso eso tampoco tienes permitido decirme? Bueno si es que de primer lugar alguna vez me quisiste. 

—Claro que te quiero, aun lo hago, no dudes de eso nunca, te prometo que jamás mentiría sobre eso. 

—¿Y sobre qué si lo hiciste? ¿Quién es la chica con la que tanto estás? ¿Acaso ella tiene que ver en todo eso? ¿Y quién es ese tal Iknor?    

—Es Ignor y yo… yo no puedo decirte.—sus ojos resplandecen con un ligero azul y una lágrima resbala por mi mejilla, me acaba de dar la confirmación que necesitaba y que tanto temía

Trago fuerte tratando de deshacer el nudo en mi garganta—Supongo que en ese caso lo mejor es darnos espacio. 

Comienzo a alejarme pero él me detiene, toma mi brazo con fuerza—Adeleila no, podemos arreglar esto. 

Las lágrimas amenazan cada vez más con invadirme—Suéltame por favor. —él niega—¡Que me sueltes!. —Pero pese a mis replicas él no me deja ir, de pronto Quentin aparece y lo aparta. 

— ¡Te dijo que la soltaras! 

—¡Suéltala tú! ¿Quién te crees que eres? 

— ¡Basta los dos!. —miro a Quentin suplicante

—Por favor solo sácame de aquí. —él asiente, pero antes de irnos volteo una vez más a ver a Milton y suspiro—Adiós, Milton Spoke. 

Caminamos por las calles iluminadas, todos cruzan de un lado al otro con sus elegantes trajes y yo veo todo pasar en cámara lenta, Quentin me mira triste
—¿Quieres que te lleve con Anne? 

Niego—No, por ahora no estoy de humor, solo llévame de regreso a la escuela ¿Puedes hacer eso?.—él asiente

Llegamos a mi cuarto y me tiró sobre la cama, suelto a llorar—¡Por favor no te vayas! 

Se sentó en la silla junto a mi cama y acaricio mi cabello—Tranquila no lo haré, debo estar cerca para cuidar de ti ¿Recuerdas? Te prometo que mientras me necesites, no me apartaré de tu lado. 

Legitima HerederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora