Día 1: Prueba de embarazo

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Sherlock pensó que era imposible que algo así le estuviera sucediendo. Era simplemente una locura. Se cubrió el rostro con las manos y lo restregó con desesperación mientras ahogaba un grito de frustración. Quería creer que los mareos de las últimas semanas eran sólo producto de la falta de sueño. Sherlock había estado aprovechando la ausencia de John para hacer todo aquello que a su esposo parecía molestarle, como quedarse despierto hasta altas horas de la noche realizando algún experimento. Siendo médico John se encontraba actualmente en Oxford participando de un importante Congreso. Suspiró mientras se dejaba caer en el sillón y observó la foto familiar que estaba sobre la pequeña mesa del centro.

Sus dos hijos mayores Ewan y Alex ya se encontraban en la Universidad mientras que Jamie e Isabella actualmente estaban en la secundaria. Tuvo deseos de reír y llorar al mismo tiempo. Sus hijos ya eran adultos y podían valerse por sí mismos. Además, Sherlock ya tenía cuarenta y siete años y John acababa de cumplir los cincuenta, se sentía demasiado viejo para nuevamente pasar por un embarazo. El de Isabella había ocurrido quince años atrás y fue devastador, le aterraba volver a pasar por algo así. Además, un embarazo a su edad podía ser demasiado peligroso tanto para él como para el bebé. Inconscientemente se llevó una mano a su vientre y no pudo evitar preguntarse si efectivamente algo ya estaba creciendo ahí.

Sin pensarlo demasiado se levantó y tomando su abrigo salió del departamento, necesitaba comprobar de inmediato si estaba en lo correcto o si sólo era un mal momento que su cuerpo le estaba haciendo pasar. Caminó unas cuantas calles hasta que entró en una pequeña farmacia. Tomó una pequeña cesta y fue directamente hacía los estantes donde se encontraban las pruebas de embarazo. Frunció el ceño al ver que había una gran variedad de ellas. En el pasado no había tantas, al parecer era un gran negocio invertir en ellas. Dudó en cuál sería la más efectiva y se negaba a pedir ayuda a alguna de las vendedoras, así que simplemente comenzó a tomar una de cada una y las fue arrojando a la cesta.

Cuando fue a la caja a pagar sintió que sus mejillas se sonrojaron y bajó la mirada mientras la joven sólo le sonrió y procedió a realizar el cobro. Sherlock murmuró un "gracias" y prácticamente salió corriendo de la farmacia y no se detuvo hasta llegar a la seguridad de su hogar. Respiró profundo apoyándose en la puerta y luego se sentó nuevamente en el sillón. Dejó caer las pruebas de embarazo en la mesa y leyó las indicaciones de cada una de ellas. Estaba por abrir la primera cuando su celular comenzó a vibrar, así que se levantó rápidamente para ver de quien se trataba. Sonrió en cuanto vio que se trataba de Isabella, su hija le estaba informando que habían llegado bien al campamento y le adjuntó una fotografía de ella y su hermano Jamie. Sherlock respondió con un rápido "diviértanse, los amo". Bloqueó el aparato y lo dejó nuevamente en su lugar, entonces regresó con las pruebas y se tomó unos segundos para poner sus pensamientos en orden.

—Muy bien, a la batalla —dijo para luego ponerse de pie y, guardando nuevamente las pruebas de embarazo en la bolsa fue directamente al baño en donde realizó cada una según las indicaciones pues no todas eran iguales.

Cuando terminó se sentó en la tapa del inodoro y contó mentalmente los minutos mientras se retorcía las manos. Tenía miedo, no podía negarlo. La posibilidad de un nuevo hijo lo aterraba y a la vez había una pequeña chispa de felicidad que seguía tan viva como él día que supo que esperaba su primer bebé. Le preocupaba mucho la reacción de John, luego de su último embarazo siempre fueron cuidadosos, incluso Sherlock se había colocado un implante anticonceptivo, pero cuando este comenzó a darle demasiado problemas así que tuvieron que removerlo. Con el paso de los años creyeron que ya no era necesario que fueran "cuidadosos", eran mayores y no creían que el cuerpo de Sherlock estuviera en condiciones de procrear. Bueno, al parecer se habían equivocado. Suspiró cuando el tiempo estimado pasó y armándose de valor se levantó y se acercó hasta la pileta en donde había dejado las pruebas de embarazo. Sherlock contuvo el aliento cuando leyó el resultado.

Inesperado •Johnlock/Agosto mpreg•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora