Días 15 y 16: Trabajo de parto/Parto

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John estaba seguro de que la ambulancia había sobrepasado los límites de velocidad, incluso los permitidos para ellos, pero en ese momento era lo que menos le importaba. En todo el viaje Sherlock no había dejado de quejarse y moverse debido a las dolorosas contracciones. Pensó en que, a pesar de haber pasado cuatro veces por lo mismo, no significaba que doliera menos. La ambulancia se detuvo en la entrada destinada a ellas y bajaron de inmediato la camilla de Sherlock para correr hacía emergencias. Siendo médico del hospital y esposo, se le permitió acompañarlos. En ningún momento soltó la mano de Sherlock mientras le susurraba una y otra vez que estaría bien. Traspasaron a Sherlock de la camilla a una cama. Fue un alivio cuando John vio a la ginecóloga de Sherlock atravesar las puertas dobles. Al parecer ella estaba cumpliendo un turno de 24 horas y fue puesta al tanto sobre la situación de su esposo.

—Muy bien, Sherlock. Al parecer tu bebé ya quiere conocerlos —dijo ella con una sonrisa mientras escuchaba a los paramédicos darle la información del caso. Luego de darle las gracias por su trabajo ellos se marcharon. La doctora procedió a controlar sus signos vitales—. Bueno, todos tus valores son los correcto—. Dime, ¿cada cuantos minutos son las contracciones? —preguntó ella. Sherlock respiró profundo, incluso hablar le costaba demasiado.

—C-creo que cada quince minutos —susurró para luego fruncir el ceño.

—De acuerdo, haremos un ultrasonido para controlar el estado del bebé y luego revisaré tu nivel de dilatación, ¿está bien? —dijo ella y Sherlock sólo asintió.

La doctora pidió el equipo portátil y realizó un control para verificar que todo marchara bien. Cuando terminó, corrió las cortinas para tener un poco más de privacidad, ella misma se encargó de quitarle los pantalones y la ropa interior. Sintiendo más dolor que vergüenza Sherlock abrió las piernas y la doctora revisó el canal de parto.

—Bien, la buena noticia es que la pequeña Rosie se encuentra en la posición correcta para nacer —informó mientras se quitaba los guantes—. La mala noticia es que apenas tienes tres centímetros de dilatación. Así que te trasladaremos a una habitación más cómoda y te monitorearemos cada una hora para controlar la dilatación —les dijo mirando a John quien sólo asintió—. Estarás bien, confiemos en que todo será más rápido debido a tus anteriores embarazos —lo animó ella.

—Muchas gracias —dijo Watson.

—Es mi trabajo. Te veré en una hora, Sherlock. —Le dio unas palmaditas en la rodilla y luego se marchó.

***

Tan sólo cinco minutos después una enfermera llegó empujando una silla de ruedas y Sherlock se sentó en ella para luego ser trasladado hacía el quinto piso. En cuanto vio el cuarto supo que Mycroft había llamado y pedido que le dieran una suite, lejos de molestarse estuvo agradecido. La enfermera intentó ayudarlo a cambiarse, pero John le dio las gracias y le dijo que se encargaría de eso. Así que ella les recordó que, ante cualquier emergencia la llamaran. Cuando estuvieron solos, Sherlock se vistió con la ridícula bata de hospital para luego dejarse caer en la cama.

—¿Cómo te sientes? —preguntó John mientras apartaba unos cuantos cabellos de su frente.

—Me siento como si todo de la cintura para abajo se estuviera partiendo —le respondió—. Pero supongo que, si hice esto cuatro veces en el pasado, puedo hacerlo una vez más —bromeó y John sonrió.

—Sabes, recordé cuando tuviste a Ewan. Éramos tan jóvenes y tuvimos tanto miedo que vinimos al hospital en cuanto sentiste la primera contracción —le recordó y Sherlock rió.

Inesperado •Johnlock/Agosto mpreg•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora