Día 26: Extractor de leche

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John había sido invitado a un importante congreso en Escocia y al principio no había estado seguro de aceptar, pero Sherlock lo convenció de que era buena idea que participara. Watson le propuso que viajara con él ya que sólo sería un fin de semana. Rosie ya había complicado cuatro meses y, aunque era más inquieta ya no lloraba demasiado en las noches como los primeros meses. Así que luego de hablar con Mycroft su hermano había aceptado más que encantado de hacerse cargo de su pequeña sobrina.

—Entonces, ¿se irán todo el fin de semana? —preguntó Jamie por cuarta vez mientras se apoyaba en el marco de la puerta y observaba a su padre doblar algunas camisas y luego dejarlas dentro de una pequeña maleta.

—Sí, Mycroft se hará cargo de Rosie, así que Isabella y tú tendrán la casa para ustedes solos, confío en que no harán nada indebido —advirtió mientras volteaba a ver a su hijo. Jamie bufó mientras entraba y se sentaba en la cama.

—Como si eso fuera posible, seguramente tío tiene cámaras vigilando cada movimiento que hacemos, en cuanto vea algo extraño tendremos a la policía rodeando la casa —replicó. Sherlock rió, aunque su hijo tenía razón.

—Estarán bien, además les dejaremos el teléfono del hotel en el que nos hospedaremos y tendremos nuestros celulares encendidos todo el viaje, ¿de acuerdo? —era la primera vez que dejaban a sus dos hijos menores en casa, pero no tenía dudas de que estarían bien.

—Sí, no tienes nada de qué preocuparte, no quemaremos la casa si es lo que te preocupaba —bromeó Jamie. Sherlock sonrió y revolvió los cabellos de su hijo.

—Yo lo hice en el pasado y tu padre se molestó, tratemos de que no ocurra de nuevo. —Le cerró un ojo a su hijo y Jamie rió divertido ya que conocía la historia completamente de cómo era la vida de Sherlock y John antes de que ellos nacieran.

Jamie besó la mejilla de su padre y luego salió para dejarlo que terminara de empacar sus cosas y luego las de John. Aún tenía que ordenar todo lo de Rosie, así que tenía mucho trabajo.

***

Sherlock observó el extractor de leche listo para ser usado y frunció el ceño, realmente odiaba esa pequeña cosa. Usarla era doloroso y más cuando estaba sensible luego de que Rosie se alimentaba, pero necesitaba extraer la leche que llenaba sus pechos y le hacían doler para entregársela a Mycroft y que pudiera dársela a Rosie cuando tuviera hambre, si bien Mike había autorizado que tomara fórmula Sherlock no solía dársela con frecuencia.

—¿Aún no lo hiciste? —la voz de John lo sacó de sus pensamientos.

—No, me estoy preparando para hacerlo —le respondió.

—Yo podría ayudarte si quieres. —Sherlock volteó a verlo y, cuando vio la sonrisa descarada de John comprendió sus palabras.

—Es una propuesta amable, pero tendré que negarme —le dijo y John se encogió de hombros.

—Tú te lo pierdes —respondió. Sherlock bufó, claramente John le estaba proponiendo algo "pervertido", pero no tenía ánimos para algo así, no en ese momento, lo que menos quería era que John tocara sus pezones, al menos no cuando estaban tan sensibles y un poco irritados.

Con un suspiro fue al baño y se lavó muy bien las manos para luego regresar y sentarse en la cama. El extractor de leche que Sherlock tenía era uno de tipo eléctrico y se lo había regalado Mycroft ya que el anterior que había tenido era manual. Tomó el extractor que ya había limpiado y lo enchufó en el toma corriente. Se abrió la camisa y, tomando con su mano derecha lo llevó hasta su pecho izquierdo, se aseguró de que el pezón quedara en el centro de la copa del extractor y apretó con movimientos rápidos la palanca, lo hizo unas tres veces y luego apretó el botón que estaba en la parte superior, entonces el extractor comenzó a realizar la succión por sí solo. Era como si estuviera amamantando a Rosie, pero nunca le agradaba. Cuando pasó cinco minutos Sherlock cambió de pecho y realizó el mismo proceso. Al terminar Sherlock había completado cuatro botellas que estaba seguro servirían para alimentar a Rosie. Dejó todo sobre la mesa de noche mientras se abrochaba la camisa.

***

El sábado en la mañana Sherlock y John se despidieron de sus hijos y llevaron a Rosie a casa de Mycroft. Greg no estaba ya que había ido a casa de sus padres, pero regresaría en la tarde. Así que cuando la puerta de casa se cerró sólo fueron Mycroft y su querida sobrina.

—Bueno, señorita Watson, ¿qué le gustaría hacer el día de hoy? —preguntó. Rosie rió mientras levantaba los brazos en el aire intentando atrapar un mechón de cabello de su tió—. Supongo que una visita a la biblioteca y luego música en la sala estará bien.

Mycroft nunca pensó que volvería a cuidar un niño, pero se permitió recordar cuando sus hijos tenían la edad de Rosie. Debía admitir que no había sido el mejor padre para Evangeline y Christopher ya que había antepuesto su trabajo por encima de su crianza, pero supo remediar sus errores y convertirse en el padre que ellos merecían.

Cuando fue hora del almuerzo Mycroft fue un experto en cocinar mientras tenía en brazos a Rosie, fue precavido y no preparó nada que pudiera salpicar y quemar a su sobrina, así que se conformó con un simple sándwich, luego preparó el biberón de Rosie y se sentó en ella en brazos para alimentarla.

Pasó casi todo el día cuidando de ella mientras revisaba algunos archivos y enviaba correos importantes. Al llegar la tarde Gregory regresó a casa para encontrar a su esposo sentado en la alfombra con Rosie en brazos mientras el televisor estaba encendido y se proyectaba una película infantil.

—Si sabes que ella no entiende nada de lo que ve, ¿verdad? —preguntó divertido mientras se acercaba a su esposo y se inclinaba para besarlo en los labios y luego besar la mejilla de su sobrina.

—Ella es una Holmes, por supuesto que lo entiende —replicó claramente molesto porque su esposo pusiera en duda el nivel intelectual de su sobrina. Lestrade sólo rió.

—Sí, había olvidado que ella era una Holmes —bromeó—. Iré a la cocina por algo de beber, ¿quieres algo? —preguntó. Pero Mycroft negó y regresó su atención a su sobrina. Greg se encogió de hombros y se alejó del salón para ir a la cocina.

Abrió el refrigerador y fue cuando vio tres botellas de leche, enarcó una ceja al ver que no eran la marca que ellos solían comprar, ni siquiera tenían etiqueta, entonces pensó que se trataba de esas que Mycroft solía comprar cuando estaba a "dieta", sin pensarlo tomó y luego buscó un vaso para servirse un poco. Cuando la probó hizo una mueca de desagrado y salió de la cocina en busca de su esposo.

—Mycroft, ¿Por qué bebes algo tan desagradable como esto? —preguntó. Cuando su esposo levantó la mirada no ocultó su sorpresa. Mycroft se aclaró la garganta.

—Gregory, esa es la leche de Sherlock, la dejó para Rosie —le informó. El rostro de Greg cambió en ese momento, se tornó en un color verde claro y salió corriendo del lugar claramente a vomitar lo que acababa de beber. Mycroft suspiró mientras miraba a Rosie.

—Tu tío a veces puede ser muy descuidado —le dijo y cuando Rosie rió él también lo hizo para luego abrazarla contra su pecho y mecerla lentamente. 

***

¡Hola! este fue el día 26, espero les haya gustado :D

Nos leemos mañana con el día 27 ;)

Inesperado •Johnlock/Agosto mpreg•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora