Día 18: Llanto

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El tiempo pasó demasiado rápido y, sin darse cuenta, la pequeña Rosie cumplió un mes de vida. Todo ese tiempo fue de completo cambio, todos debieron adaptarse a los nuevos cambios en su hogar que realmente no fueron demasiados, la pequeña era tranquila y muy pocas veces solía llorar en las noches. Sus hijos estaban de vacaciones, así que todos colaboraban para ayudar a sus padres en lo que necesitaran. John ya había regresado al trabajo en el hospital y Sherlock comenzó a ayudar a Greg en algunos casos que resultaban interesantes para él.

Una mañana cualquiera, los chicos Watson estaban desayunando cuando Sherlock comenzó a correr por la sala mientras John lo seguía unos pasos atrás con la pequeña Rosie en brazos. En cuanto Sherlock vio a sus hijos en la cocina fue hacía ellos.

—Debemos irnos, acaba de ocurrir un triple homicidio y Greg necesita nuestra ayuda —dijo Sherlock mientras tomaba a Rosie de los brazos de John y se la entregaba a su hija Isabella—. Ya la alimenté y cambié su pañal, debería estar bien, al menos por unas dos o cuatro horas —informó—. Regresaremos a tiempo para alimentarla nuevamente —prometió. Sherlock ni siquiera le dio tiempo a John de desayunar o despedirse de sus hijos correctamente, lo único que pudo hacer fue tomar una tostada para luego ser arrastrado por Sherlock hacía la salida de la casa dejando a sus hijos completamente sorprendidos. Cuando estuvieron solos Isabella miró a sus hermanos.

—Yo debo salir, necesito comprar algunas cosas. Ustedes deberán cuidarla —les dijo. Sus hermanos intercambiaron miradas.

—¿Por qué haríamos eso? —preguntó Ewan e Isabella enarcó una ceja.

—Porque ustedes perdieron una apuesta y aún deben hacer todo lo que yo les diga. —Antes de que sus hermanos pudieran replicar, Isabella se levantó y dejó a la pequeña Rosie en brazos de su hermano mayor—. Volveré pronto. Todo lo que necesitan está en su cuarto. Diviértanse —esas fueron sus últimas palabras antes de salir de la cocina dejando a sus hermanos completamente solos con Rosie. Los tres Watson miraron a la niña y no pudieron evitar sonreír. Ewan tocó la pequeña nariz de su hermana provocando que el pequeño riera.

—Bueno, creo que sólo seremos nosotros cuatro —dijo. Todos terminaron de desayunar y luego decidieron que cada uno cuidaría a Rosie por un determinado tiempo y, siendo Ewan el mayor sería él quien tuviera el primer turno.

***

Durante la primera hora todo parecía ir bien, pero de repente la niña comenzó a llorar con fuerza y no había nada que lo hiciera calmarse. Preocupado, Ewan salió del lugar en busca de sus hermanos que, al escuchar el fuerte llanto de la niña pensaron que podría necesitar un cambio de pañal, así que la revisaron pero estaba completamente limpio, tampoco podía tener hambre porque su padre ya la había alimentado.

—¿Qué se supone que haremos? —preguntó Ewan.

Pensaron en llamar a sus padres, pero seguramente estarían muy ocupados, además, hacerlo sería dejarles en claro que ni siquiera eran buenos para ocuparse de su hermana. Así que la idea fue descartada. Luego Jamie propuso que llamaran a su tío Mycroft, pero eso sería mucho peor, los regañaría como si de unos niños pequeños se trataran. Entonces de repente la puerta se abrió e Isabella entró al lugar.

—¿Qué demonios hacen? —dijo dejando lo que había comprado en la mesa del salón—. Dámela, seguro estás haciendo algo mal —criticó ella para luego arrebatarle a Rosie de los brazos de su hermano mayor y comenzó a mecerla de un lado hacía otro. Pero a medida que los minutos pasaban y la niña no secaba su llanto comenzó a preocuparse. Miró a sus hermanos y todos la observaban con los brazos cruzados y una sonrisa divertida en sus rostros.

—Quizás algo no está bien con él —dijo finalmente Isabella.

—Obviamente algo no está bien—replicó Ewan mientras se acercaba a ella y se lo arrebataba de los brazos.

Durante las siguientes dos horas hicieron todo lo posible para aplacar el llanto de la niña, pero simplemente no pudieron hacerlo. Habían intentado usar sus juguetes mientras fingían que ellos hablaban, la mecieron por casi todo el lugar, pero nada tuvo resultado. Al final los cuatro terminaron exhaustos en el sillón con una niña en brazos que simplemente no quería dejar de llorar. Repentinamente la puerta principal se abrió y Mycroft Holmes apareció ante ellos. Su tío se apoyó en su paraguas y los miró a todos enarcando una ceja.

—Tío, ¿qué haces aquí? —preguntó Ewan.

—Sherlock me pidió que viniera por Rosie, es hora de alimentarla y no puede venir él mismo —les explicó—. Al parecer la pequeña acabó con ustedes —se burló.

—Esa niña es el mismísimo demonio —criticó Alex y Jamie asintió con la cabeza. Mycroft frunció el ceño al escuchar esas palabras. Pero los ignoró y se acercó a la pequeña a quien tomó en brazos y, de repente sucedió: Rosie dejó de llorar y apoyó su pequeña cabecita en el pecho de Mycroft que sonrió al instante.

—El problema no es Rosie, el problema claramente son ustedes —les dijo—. Los veré el próximo sábado, vendremos a cenar —informó antes de despedirse y salir de la casa con la niña en brazos.

Los hermanos Watson se miraron entre sí y luego se dejaron caer exhaustos en el respaldo del sillón. Claramente no estaban capacitados para cuidar a una niña, al menos no por ahora.

***

¡Hola! tuve un día muy ocupado, aun así no quería dejar de publicar este día :)

Inesperado •Johnlock/Agosto mpreg•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora