Día 3: Antojos

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Los embarazos de Sherlock nunca habían sido iguales. Cuando esperaba a Ewan, Alex y Jamie tuvo antojos simples tales como alguna tarta especial de chocolate y frutos secos, galletas o comida en específico. Con Isabella fue completamente diferente, quizás los problemas que tenía con John hicieron que los antojos simplemente no aparecieran. Comía cualquier cosa que quisiera y nunca deseó nada en específico. Sonrió al recordar el embarazo de Mycroft, esperando gemelos tuvo antojos de todos tipos y terminó subiendo casi diez kilos que luego se empeñó en perder. John siempre sintió pena por Greg y sus noches en vela saliendo en busca de lo que amado esposo deseaba.

El nuevo embarazo de Sherlock no sólo vino acompañado de náuseas matutinas sino de nuevos antojos que toda su familia estaba empeñada en cumplir por temor a que si no lo hacían alguna marca extraña podía aparecer en el rostro del nuevo Watson.

***

Sherlock se removió en la cama hasta que sus ojos se abrieron y volteó la mirada hacia la mesa de noche para tomar su celular y revisar la hora. Bufó al ver que eran apenas las dos de la madrugada, pero su estómago rugió y el deseo de comer algo se apoderó de él. Se sentó en la cama y vio a John profundamente dormido, su esposo tenía que levantarse temprano para ir al hospital. Aun así, Sherlock no pensaba dormir, al menos no hasta cumplir con su antojo.

—John... —lo llamó en tono suave, pero al ver que no despertaba cambió de táctica—. ¡John! ¡despierta! —le gritó mientras lo movía fuertemente.

Watson abrió los ojos sobresaltado y, antes de que Sherlock pudiera decir algo, saltó de la cama y sacó su arma del cajón de la mesa de noche para luego apuntar a su esposo. Sherlock levantó las manos automáticamente como si de un ladrón se tratara.

—¿Sherlock? —preguntó confundido—. Por dios, casi te mato —dijo mientras bajaba el arma y se pasaba una mano por su rostro. Sherlock tragó saliva, a pesar de los años John aún conservaba viejas costumbres de sus años en el ejército, Sherlock lo recordaría la próxima vez que quisiera despertar a su esposo entre gritos. John guardó la pistola en su lugar y se sentó en la cama—. ¿Qué sucede? ¿te sientes mal? ¿quieres que te lleve al hospital? —le preguntó, pero Sherlock negó.

—No..., lo que sucede es que tu hijo y yo tenemos antojos, ¿crees que puedas preparar muffins de terciopelo rojo con crema batida —de sólo pensar en ellos a Sherlock se le hacía agua la boca—. Sólo tú sabes prepararlos a la perfección —lo halagó con la intención de convencer a John. Watson se dejó caer en la cama y miró la hora, era muy tarde y tenía que despertarse temprano. Pero luego miró a Sherlock y él claramente ansiaba comer esos benditos muffins. No tenía corazón para negárselo, así que sacando fuerzas asintió.

—Los prepararé para ti, creo que tenemos todo en la cocina —le dijo con una sonrisa. Sherlock prácticamente saltó sobre él para besarlo, un beso que John correspondió. Ambos se levantaron tratando de hacer el menor ruido posible ya que Jamie y Isabella dormían en la habitación de arriba.

Fueron a la cocina y, mientras John se encargaba de buscar todo lo que necesitaba para comenzar a cocinar Sherlock se sentó en una de las sillas y observó a su esposo con atención. A veces se preguntaba, ¿cómo era posible que John se hubiera fijado en él? estaban juntos desde la Universidad, en ese entonces Sherlock no tenía amigos y siempre se aislaba del resto, pero cuando conoció a John todo eso cambió, le demostró con hechos que, a pesar de lo que otros pudieran decir él merecía ser amado. Sherlock jugueteó con sus anillos de compromiso y matrimonio y suspiró feliz. No podría haber pedido un esposo mejor.

A pesar de estar muriendo de sueño John preparó la mezcla de los muffins y luego los colocó en los moldes para llevarlos al horno, mientras se cocinaban preparó la crema y la dejó lista para ser usada. Pasaron dos largas horas, pero cuando John terminó de decorar el último muffin y los colocó frente a Sherlock sus ojos se iluminaron y no dudó en tomar uno para morderlo. Sherlock gimió de gusto, era simplemente delicioso.

Inesperado •Johnlock/Agosto mpreg•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora