Días 21, 22 y 23: Postparto/Hormonas/Apoyo

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John había comenzado a advertir el extraño comportamiento de Sherlock unos días después de que Rosie cumpliera un mes. Nunca fue tan buen observador como su esposo y había muchas cosas que pasaba por alto debido a las horas que pasaba fuera de casa por su trabajo. Pero ahora que estaba de vacaciones comenzó a advertir esos pequeños detalles que le hicieron pensar que estaba pasando algo con Sherlock. Incluso sus hijos le habían comentado algunas cosas, pero como pasaban la mayor parte del tiempo en el colegio y luego en sus clases extracurriculares no estaban demasiado tiempo en casa.

El comportamiento de Sherlock claramente no era el mismo. John recordaba los abundantes desayunos que su esposo disfrutaba de comer, ahora habían cambiado por unas simples rebanadas de tostadas y un poco de té. Cuando John intentaba que comiera algo más Sherlock se molestaba y se marchaba dejándolo con la palabra en la boca y sin la posibilidad de explicar sus preocupaciones. Además, había comenzado a hacer ejercicio en sus momentos libres. Era fin de semana y sus hijos mayores no regresaron de la universidad debido a sus exámenes, Isabella y Jamie estaban en casa de sus amigos en donde pasarían la noche, así que en casa sólo estarían ellos dos y la pequeña Rosie que ya se había dormido horas antes. John abrió los ojos sobresaltado cuando sintió un peso extra sobre él. Le tomó unos segundos reconocer que se trataba de su esposo que sonreía entre la oscuridad de la noche.

—Sherlock, ¿qué estás haciendo? —le preguntó mientras pasaba una mano sobre su rostro, claramente agotado.

—Creo que está claro, John. Vamos a hacer el amor —le dijo antes de inclinarse sobre él y juntar sus labios en un beso que nada tenía de inocente. Watson no pudo hacer más que corresponderle mientras sus manos parecían cobrar vida propia y tomó entre ellas la cintura de su esposo. Pero entonces John fue consciente de la realidad. Aún no habían pasado el tiempo apropiado para tener relaciones.

—S-Sherlock..., detente —pidió mientras sentía a Sherlock morder su cuello—. No podemos, la cuarentena aún no ha pasado —trató de hacerlo entrar en razón.

—Está bien..., ya no me duele —respondió mientras sus manos iban directamente bajo la camiseta que John usaba para dormir.

—¡Esa no es la cuestión! —replicó John, luchando por apartar sus manos—. ¿Acaso no te acuerdas de lo que ocurrió cuando Mycroft tuvo a sus primeros gemelos? ¡Tuve que ir a atenderlo a casa porque se negaba a ir al hospital después de hacerse daño!

—Apenas fue un pequeño desgarro —le restó importancia Sherlock—. Me hice más daño aquella vez que ayudamos a Lestrade con un caso.

—¡She-Sherlock! —gritó John cuando su marido lo agarró de la entrepierna y apretó. ¿Qué había hecho para merecer una tortura así?

—Vamos, John, ya está duro, y yo estoy muy mojado. ¿Quieres ver?

Miles de posibilidades pasaron por la mente de John al escuchar esas palabras. Una parte de su mente le susurraba que lo hiciera, que nada malo sucedería. Pero la parte racional le gritaba que no, que no dañara a Sherlock. La ginecóloga había sido muy clara con respecto a la recuperación, no podía arriesgarse a que Sherlock terminará en el hospital. Pero claramente su esposo no cambiaría de opinión, entonces tendría que ser él quien se ocupará de todo. Antes de que Sherlock pudiera decir algo, John los volteó en la cama, su esposo se sorprendió, pero luego sonrió con picardía.

—Siempre te gusta estar arriba —le dijo con voz seductora. John tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no caer en la tentación. La voz de Sherlock era como el canto de una sirena que atraía al marinero hasta acabar con él.

Inesperado •Johnlock/Agosto mpreg•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora