Día 11: Barriga

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—¡Ya basta! ¡dejen de hacer eso! —el grito de Sherlock hizo que todos los presentes guardaran silencio y voltearan a verlo. Apretó los puños con fuerza y se mordió el labio inferior. No pasó mucho tiempo antes de que Isabella y Molly se apartaran de él mientras murmuraban unas disculpas. Pero su paciencia había llegado a su límite.

—Sherlock, ¿estás bien? —preguntó John. Sherlock frunció el ceño, a veces las preguntas de John eran demasiado ridículas.

—¡No! ¡nada está bien! —replicó—. Estoy cansado de todo esto. ¡Sólo déjenme en paz! —gritó para luego caminar tan rápido como su vientre se lo permita, tomó su abrigo y salió de su casa bajo la atenta mirada de sorpresa de todos.

Todo había comenzado cuando Isabella y Molly propusieron hacer un baby shower para celebrar la pronta llegada del bebé. a Sherlock le parecía una completa estupidez, nunca antes había realizado una celebración así. Pero Isabella le dijo que se trataba de una celebración moderna lo que hizo sentir a Sherlock más viejo, aunque no lo dijo. Desde hacía tiempo Sherlock se había percatado de que todos hacían lo mismo cuando lo visitaban «tocaban su barriga», pero eso no sólo sucedía entre su familia y amigos, sino que, en varias ocasiones, cuando iba a caminar por el parque, los niños se acercaban al igual que sus madres y hacían preguntas estúpidas para luego tocar sin permiso. Sherlock nunca fue una persona de mucha paciencia y eso claramente no cambió con los años.

Sherlock simplemente estaba muy cansado. Faltaban sólo dos meses para que Rosie naciera y su salud no era la mejor en esos momentos. Estaba más cansado que nunca, dormía gran parte del día, le dolía la espalda terriblemente, los pies se le hinchaban y, lo peor de todo, iba al baño cada cinco minutos. Suspiró mientras se sentaba en el banco del parque cercano a casa y se llevó las manos al vientre para acariciarlo. Su mirada se centró en los niños que correteaban por el lugar y pensó que en unos años Rosie también lo haría.

—Sabía que te encontraría aquí —la voz de John lo hizo voltear la mirada. Su esposo le sonrió para luego sentarse a su lado.

—Lo siento, no quise gritar ni salir de esa manera de casa —susurró—. Es sólo que todo es demasiado, a veces ni yo mismo puedo creer que esté esperando un bebé —le confesó—. Es decir, sólo mírame. —Se señaló así mismo—. Tengo casi cuarenta y ocho años y daré a luz nuevamente. Además, las personas cuando me ven me preguntan "¿son gemelos? Al parecer mi vientre es tan grande que todos creen que tendré dos bebés —le explicó—. Además, me siento horrible, extraño mis trajes hechos a medida —le confesó. Desde que su barriga comenzó a crecer demasiado había decidido ya no usar trajes porque obviamente no le quedaban bien. Había visitado al sastre, pero sólo sirvió para que se diera cuenta de que eso que tanto le gustaba usar ya no podía hacerlo, su barriga había crecido demasiado—. Todos quieren tocar mi vientre como si fuera una atracción de circo y no lo es —le aclaró frunciendo el ceño. Watson asintió.

—Sí, tienes razón —apoyó John—. Está bien que todos estén felices con el bebé, pero eso no les da derecho a tocarte sin tú permiso. Te prometo que hablaremos con todos y que nadie más volverá a tocarte si tú no quieres. En cuanto a tus trajes, es sólo temporal, luego podrás volver a usarlos —le prometió con una sonrisa. Sherlock se perdió en el azul de los ojos de John, esos que siempre le habían gustado y que lo hacían sentir tan seguro y amado.

—John..., tú si puedes tocar mi barriga —le dijo y su esposo rió divertido. Pero no dudó en extender su mano y colocarla en el vientre de Sherlock, no pasó mucho tiempo antes de que Rosie pateara—. Ella sólo hace eso cuando tú me tocas —le confesó—. Supongo que los demás quieren sentir lo mismo. —Se encogió de hombros.

—Bueno, tendrán que conformarse con esperar a que nazca, hasta ese entonces sólo yo puedo hacerlo —aseguró John antes de acercarse a Sherlock y rozar sus labios con los suyos—. Vamos, regresemos a casa. —Se levantó de su lugar y extendió su mano para ayudar a Sherlock. Tomados de la mano regresaron a casa en donde todos se disculparon por su comportamiento. Sherlock aceptó sus disculpas, finalmente todos eran humanos y sólo estaban felices por la llegada del bebé.

***

¡Hola! este fue el día 11 :D Debo decir que es lo más corto que escribí hasta ahora. Pero debido a que actualmente estoy sin mis gafas se me complicada pasar mucho tiempo frente a la computadora. Espero que todo vuelva a la normalidad mañana ;)

Inesperado •Johnlock/Agosto mpreg•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora