Día 6: Patadas

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Todo había comenzado en el sexto mes. Mientras esperaban su turno para realizar el ultrasonido correspondiente a la semana 24. John había estado enviando mensajes a su secretaría para que reorganizará su agenda ya que tenía planeado pasar el resto de la tarde con Sherlock. Cuando terminó volteó a ver a su esposo y se percató de que Sherlock observaba a una pareja joven que no dejaba de sonreír mientras tocaba el vientre abultado de quien creían era su pareja.

—El bebé se está moviendo —susurró Sherlock repentinamente.

—¿Qué? —sin perder el tiempo John puso una mano sobre el vientre de su esposo. Frunció el ceño al no sentir absolutamente nada. Entonces Sherlock suspiró sin ocultar su decepción.

—No el nuestro, el suyo —señaló mirando nuevamente a la pareja sin ningún tipo de disimulo—. Él tiene la misma mirada que tenías tú cuando te dije que Ewan se estaba moviendo por primera vez —le recordó.

John sonrió al instante al recordar ese día. Sherlock y él habían salido a pasear ya que Sherlock estaba agotado de estar encerrado. Así que decidieron disfrutar de un buen día y aprovechar el sol londinense. Tomados de la mano recorrieron el parque tomado de la mano y compraron un helado antes de sentarse en uno de los bancos para observar a los niños correr entre risas. Ambos imaginaban que su hijo sería uno más de ellos en cuanto tuviera la edad suficiente para jugar. Fue entonces que Sherlock sintió a Ewan moverse y de inmediato tomó la mano de John para colocarla en su vientre. Watson se sorprendió al sentir la patada de su hijo, pero luego ambos habían sonreído de felicidad al sentirlo por primera vez. Era sin duda un recuerdo maravilloso que se repitió con todos sus hijos.

—Bueno, supongo que ella será tranquila —dijo en un intento de restarle importancia. Sherlock acarició su vientre.

—Sí, supongo que tienes razón —musitó. No quería admitir que le preocupaba la falta de movimientos de su hija.

Sus anteriores embarazos no le habían dado descanso alguno, se movían constantemente impidiendo que Sherlock realizará su rutina normal. Pero su bebé era tranquila, permitía que Sherlock durmiera las horas necesarias para no sentirse cansado, no tenía que rodar en su cama de un lado hacía otro buscando una posición cómoda para hacerlo. Sabía que estaba cómodamente en su vientre, sólo que era como si no lo estuviera. Ambos guardaron silencio hasta que fue tu turno. Sherlock sintió tranquilidad al saber que su bebé estaba bien, había llegado a creer que su falta de movimientos era por consecuencias de su accidente, pero no era así, su bebé estaba sana y salvo en su vientre.

***

Sin hablar con nadie, Sherlock había comenzado a buscar información sobre lo que le estaba ocurriendo en internet y algunos libros de medicina que eran propiedad de John. Algunos artículos hacían alusión a que si no se registraban movimientos del bebé en el vientre podría ser signo de algún problema de salud. Pero eso estaba descartado con los últimos estudios realizados. El que más llamó su atención fue el que mencionaba que un bebé podría tener falta de movimientos debido a que simplemente se encuentra en estado de reposo, lo que significaba que el bebé está descansando en su vientre.

Buscó métodos que fueran seguros para inducir los movimientos del bebé. Necesitaba sentirlo, saber que estaba ahí dentro, seguro y feliz. Sherlock comenzó a probar todo lo que pensaba podría ayudar. Masajeó su vientre, comió algunos alientos azucarados, colocó un auricular en su vientre con música suave. Pero nada funcionó. Sus últimas alternativas eran prácticas meditación o que John le hablara al bebé, pero eso era imposible y que su esposo estaba en el trabajo. Así que decidió intentar con la meditación, quizás estaba demasiado estresado porque al parecer los asesinos en serie habían decido descansar o bien porque ningún experimento captaba su atención.

Inesperado •Johnlock/Agosto mpreg•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora