Día 25: Cólicos

279 22 0
                                    



A lo largo de su vida Sherlock Holmes se había enfrentado a los criminales más peligrosos mientras criaba a sus hijos. Pero nada lo preparó para el momento que ahora estaba enfrentando: La pequeña Rosie tenía cólicos y estaba volviendo locos a todos en la casa con su estridente llanto que a pesar de las horas simplemente no cesaba.

Todo había comenzado dos días atrás cuando Sherlock se percató de que su pequeña no quería beber su leche y lloraba constantemente, entonces pensó en usar la mamadera con leche de fórmula pensando que quizás la suya ya la había agotado, pero no fue así y obtuvo el mismo resultado.

Sus hijos comenzaron a quejarse porque no podían dormir, pero Sherlock sólo podía estar preocupado, incluso creía que Rosie se sentía un poco menos pesada en sus brazos. Sin pensarlo vistió a su hija y decidió llevarla al hospital en donde buscó a John y, posteriormente a Mike Stanford, el pediatra de sus hijos. Él revisó a la pequeña y con una sonrisa tranquilizadora les dijo que Rosie tenía "cólicos del lactante". Sherlock se sintió ridículo al darse cuenta de que había hecho un escándalo por algo que sus hijos mayores ya habían pasado, aunque claramente borró los recuerdos de su palacio mental porque no los creía necesarios cuando ellos crecieron. Realmente nadie sabía concretamente que producían los cólicos y tampoco existían medicamentos para tratarlos, así que Mike les dio algunas recomendaciones y luego los dejó ir.

—Me siento ridículo, ¿cómo puede olvidar algo así? —se criticó así mismo Sherlock mientras caminaban por el pasillo. John sólo rió.

—Bueno, han pasado quince años desde la última vez que tuvimos un bebé, supongo que es normal —trató de restarle importancia mientras miraba la hora en su reloj—. Mi turno termina en quince minutos, ¿quieres esperarme así regresamos junto a casa? —le preguntó y Sherlock asintió.

—Sí, te esperaré afuera, quizás el aire libre ayude a Rosie. —Miró a su bebé que continuaba sollozando. Sherlock realmente admiraba los pulmones y la fuerza de su hija.

—De acuerdo, te veo pronto. —John besó los labios de Sherlock y luego intentó besar la frente de su hija, pero ella no lo permitió levantando sus manos en el aire, claramente no estaba de humor para sus muestras de cariño—. Ella será como tú, no sé si estar feliz o preocupado —bromeó Watson y Sherlock rió.

Sherlock suspiró cuando vio a John marcharse y luego de que él se perdiera en uno de los pasillos él caminó hacía la salida. Había unos pequeños bancos, así que se sentó en uno con Rosie en brazos. Se le encogió el corazón al pensar que su pequeña estaba sufriendo y que él no podía hacer mucho para aliviarla. Dio gracias porque el clima era cálido y podían disfrutar de unos cuantos rayos de sol. Meció en sus brazos a Rosie hasta que John llegó y luego ambos fueron hacía el estacionamiento. Intentaron hablar durante el regreso a casa, pero el llanto de la niña les impedía poder hacerlo.

***

Cuando llegaron a casa Isabella y Jamie ya habían regresado de clases y se levantaron del sillón en cuanto los vieron, claramente habían estado aprovechando la ausencia de Rosie para ver televisión un rato.

—Rosie tiene cólicos —dijo Sherlock—. Así que estará molesta durante unos días, tendremos que aprender a convivir con su llanto —advirtió. Los hermanos Watson intercambiaron miradas.

—¿Crees que tío Mycroft nos reciba unos días en casa? —preguntó Jamie, claramente no estaba feliz con la idea de no poder dormir en las noches.

—Él lo haría, pero me gustaría que estuvieran aquí para ayudarme —pidió Sherlock—. Me vendría bien un poco de apoyo. —Sonrió y ese sólo gesto bastó para que sus hijos suspiraran y aceptaran quedarse. John enarcó una ceja cuando Sherlock volteó a verlo y le cerró un ojo, claramente usaba sus "encantos" con sus hijos también. Cuando Rosie comenzó a llorar nuevamente Sherlock la colocó sobre su hombro y le dio pequeños golpecitos en la espalda—. Iré a cambiarla, ustedes pueden preparar el almuerzo —les dijo antes de salir de la sala. Jamie se dejó caer en el sillón dando un fuerte respiro.

John sólo rió para luego alentar a sus hijos a que fueran con él a la cocina y pensaran juntos en qué preparar para el almuerzo.

***

Sherlock puso en práctica todo lo que Mike le había recomendado para calmar el llanto de Rosie. Aunque la bebé seguía sin querer beber leche Sherlock se sentaba con ella en la mecedora esperando que el movimiento sirviera, también solía pasar tiempo sentado en la alfombra de la sala con la bebé acostada boca abajo mientras le daba suaves masajes en la espalda. Incluso John propuso llevarla a dar una vuelta en el auto ya que habían leído que esos movimientos podrían ayudar. Sherlock observó a Rosie en el centro de la cama mientras no dejaba de llorar.

—Con los demás no fue así, ¿por qué ella no deja de llorar? Ya hemos hecho todo lo humanamente posible —dijo Sherlock mientras acariciaba los escasos cabellos de una llorosa Rosie.

—Supongo que para ella tampoco debe ser sencillo, hemos tratado de alimentarla y simplemente no quiere, tendremos que darle tiempo —respondió. Para ese momento ambos tenían ojeras marcadas bajo sus ojos y Sherlock bostezaba cada cinco segundos.

El fuerte llanto de Rosie fue disminuyendo a medida que pasaban las horas y ambos padres ya no pudieron soportar el sueño y se quedaron profundamente dormido con la niña entre ellos. Ni siquiera escucharon cuando la puerta del cuarto se abrió. Isabella y Jamie entraron con cuidado y tomaron a su hermana en brazos, antes de marcharse cubrieron a sus padres con una manta para que no enfermaran.

***

Fueron directamente a la sala e Isabella se sentó en la alfombra con el cojín de lactancia que Sherlock solía usar en sus piernas, puso a Rosie boca abajo sobre el cojín y, mientras daba pequeñas palmaditas en su espalda comenzó a tararear una canción de cuna. Esa tarde habían llamado a su tío Mycroft para explicarle lo que estaba ocurriendo y él no dudó en darles algunos consejos, le contó que, cuando a los gemelos solían tener cólicos él les cantaba la canción que su madre en el pasado le cantaba a Sherlock cuando era un bebé. Les dio algunas recomendaciones y, luego que le dieran las gracias cortaron la llamada.

Fue reconfortante cuando la bebé poco a poco comenzó a dejar de llorar y sus pequeños ojos se fueron cerrando hasta quedarse profundamente dormida. Los hermanos Watson sonrieron orgullosos. Isabella se negó a moverse de su lugar por temor a que Rosie despertara, así que Jamie trajo una manta y, sentándose junto a ella, los cubrió. Se quedaron observando a su hermana y sin darse cuenta ellos también se durmieron.

***

Cuando John y Sherlock despertaron y no vieron a Rosie prácticamente saltaron de la cama y corrieron fuera del cuarto a buscarla. Se quedaron sorprendidos cuando al llegar a la sala vieron a Isabella y Jamie con la niña dormida a su lado. Ambos sonrieron enternecidos al ver lo que habían logrado. Con cuidado se acercaron y Sherlock tomó a Rosie en brazos mientras John cubría un poco más a sus hijos con la manta. Con pasos silenciosos se alejaron hacia el cuarto de Rosie mientras pensaban que sus hijos merecían una recompensa por lo que habían hecho por ellos y su pequeña hermana. 

***

¡Hola! este fue el día 25, un poco cortito, pero espero les guste :)

Nos leemos mañana con el día  ;) 

Inesperado •Johnlock/Agosto mpreg•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora