Hoy es el festival de comidas del barrio. Los emprendimientos gastronómicos se reúnen y ofrecen sus mejores recetas a los vecinos y visitantes de toda la ciudad. Es un gran día lástima que mis ánimos no sean los mejores, mi período llegó y me siento como la mierda con las hormonas alborotadas.
— Nos iremos a las cuatro. —Dice el abuelo desde la puerta de mi habitación con calcetines limpios en la mano— ¿Estás de acuerdo?
— Claro. —Respondo levantando la vista de la revista que pretendo leer, cuando lo cierto es que ni siquiera puedo concentrarme en ninguna noticia escrita en ella.
— Luego pasaremos directo a la feria de comida. —prosigue.
Mis labios forman una línea recta— No tengo mucha hambre.
— Siempre tienes hambre y no voy a traerte nada si te quedas aquí. —señala escondiendo una sonrisa— Especialmente esos rollos de queso que tanto te gustan y que seguramente ahora Marie está guardando en una caja únicamente para ti.
Lo pienso un momento y suspiro negando.
— Eso se llama manipulación. —Gibson suelta una risita.
— Me alegra que lo entendieras.
Camino por la feria de comida observando cada uno de los puestos. El abuelo Gibson tiene razón, el salir a distraerme un poco está ayudando, especialmente cuando estoy rodeada de una increíble variedad de platillos.
Coloco las manos en el bolillo de mi sudadera y me doy cuenta que olvidé la galleta de la fortuna que Cat me había entregado hace un rato. La tomo y rompo por la mitad, veamos mi fortuna.
"Estás en el lugar correcto, en el momento correcto"
Que estupidez. Levanto la mirada hacia el frente y observo a alguien conocido a lo lejos.
Beck.
Se acerca caminando con una chica que también es conocida para mí. Dana Brown. Esa chica me odia desde la secundaria cuando sin querer le arrojé uno de los sapos que íbamos a diseccionar porque me agarró un pánico enorme al ver esos animalitos.
Dana quedó con un trauma horrendo cuando ese pobre ser se quedó prendado a su camisa y más tarde le dieron el sobrenombre de atrapa sapos por unas semanas.
No pienso dejar que me vea, hay ollas con agua hirviendo y utensilios cortantes por doquier, prefiero prevenir que lamentar un accidente no tan accidental.
Con rapidez busco un lugar donde esconderme y visualizo al Sr. Martínez, uno de nuestros vecinos, en su puesto de tacos a unos metros de mí.
— Sr. Martínez, —el agradable hombre me sonríe con sus mejillas y nariz coloradas por el calor del vapor de la comida— ¿cómo se encuentra?
— ¿Cómo estás, Marly? —Me saluda entregándole un plato recién hecho a uno de sus comensales— ¿De paseo?
— Sí. —Tamborileo los dedos sobre el mostrador— ¿Podría esconderme un segundo aquí? Es una cuestión muy importante.
— ¿Cuestión importante? —no espero a que diga algo más y me adentro hacia el pequeño lugar. El calor es intenso por la carne que se está cocinando y en mi intento de agacharme justo cuando ambos chicos están pasando, mi nariz siente el aroma de la salsa secreta que el Sr. Martínez utiliza para una de sus recetas.
La pimienta que percibo es tan fuerte que un estornudo sale de mí. Uno grande.
Ni siquiera tengo que mirar para saber que acabo de llamar la atención de todos a mí alrededor, además de ser antihigiénico para la comida frente a mí.
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El valor de X ✔
Fiksi Remaja¿Cuál es la fórmula para sobrevivir a un corazón roto? Según Marly y su abuelo la respuesta es conseguir a alguien más, ya que sufrir en soledad es historia antigua. Marly aún cree en el amor verdadero, es por ello que está dispuesta en emparejar a...