8

61 9 0
                                    

Le he dado vuelta toda la noche al tema de Beck, yo y el beso. Ni siquiera pensé incluir esas palabras en la misma frase con una connotación positiva.

¿Qué estaba pasando por mi cabeza cuando lo hice? Podría haber corrido como loca en otra dirección pero mi dramático trasero no se conforma con esas elecciones simples. No, prefiere crear caos donde no debería haberlo.

Ahora cómo voy a pasar cada día con Beck sin pensar en mi desliz. Maldición, de verdad espero que no sea tan incómodo como me lo estoy imaginando ni que Beckett tenga un gran tiempo torturándome.

¿Y si me hago pasar por enferma? Creo que incluso mi garganta está doliendo.

Ruedo en mi cama con molestia y termino cayendo al piso no sin antes golpear mi cabeza contra la pequeña mesa a un lado.

— Mierda —siseo y la risa de Cat llega a mis oídos.

Mi hermana se encuentra ya despierta y escribiendo en su diario— ¿Qué te sucede? —Ríe— ¿Tuviste un mal sueño?

— Si, —tomo asiento sobre la suave alfombra que se encuentra entre nuestras camas— uno donde el rey de un país quería mi cabeza por cometer alta traición al reino.

— Suena intenso. —responde sin mirarme.

— Voy a ducharme.

Beck no llegaría hasta las diez de la mañana debido a un examen, lo que me da un total de dos horas para mí sola. La abuela acaba de salir en busca de un cuaderno nuevo porque olvidó comprar uno de repuesto ayer y el abuelo viene de camino para arreglar una tubería suelta en el baño. Estoy sola, sólo yo conmigo misma.

Una canción de Elton John suena en la antigua radio de Gibson y me entretengo bailando por el lugar mientras sacudo unos estantes porque limpiar con música es uno de los placeres de esta vida. O por lo menos la hace un poco más tolerable.

Empleo algunos movimientos que sólo hago en la privacidad de casa como el robot, la ola y el hasta que el trasero toque el suelo.

No es hasta que giro que me doy cuenta que tengo público fuera de la tienda. Específicamente una persona, y no cualquier persona sino la persona que menos me hubiese gustado que me viera en esta situación.

Stefan.

Saluda con la mano y entra al lugar.

— Hey —saludo intentando ocultar mi vergüenza y me escabullo para bajarle el volumen a la radio.

Sonríe aplaudiendo— Debes enseñarme esos movimientos.

— Claro, —respondo casi sin aliento— cuando quieras.

Stefan aclara la garganta y saca un papel de su bolsillo.

— Tengo una lista de libros que me gustaría llevar, me los pidió mi primo para su viaje. —Explica— ¿Puedes verificar si tienes alguno de estos?

— Por supuesto, —exclamo— ahora la veo.

— Gracias. —Me alejo buscando un título por vez. La lista no es larga pero si variada en cuanto a géneros como El viejo y el mar de Hemingway, La montaña mágica de Mann o El rey Lear de Shakespeare—Entonces, ¿cómo has estado?

Le doy una mirada furtiva— Sobreviviendo.

— Sí, creo que todos estamos igual en esta época del año. —Suspira— Realmente necesito ese receso invernal.

— ¿Vas a ir a ver a tu familia? —asiente con ánimo.

— Es muy probable, —camina hacia mí mirando a su alrededor— ¿qué harás tú?

El valor de X ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora