Las manos temblorosas dejaron caer el vaso de cristal, que se rompió de forma estrepitosa en pedazos de diversos tamaños. Midoriya Inko giró su cuerpo para ver a su hijo, quien estaba parado a unos cuantos metros con una expresión preocupada en el rostro, entonces se acercó a él de forma lenta, tomando las manos de su único hijo mientras lo miraba con angustia. Ella estaba orgullosa por la forma en la que había criado a su hijo, pues este nunca le había dado nada de lo cual quejarse, ni siquiera en sus peores travesuras, era por eso que estaba tan consternada después de escuchar lo que había dicho.
-Izuku, estás cometiendo un error. Escucha, los matrimonios siempre pasan por este tipo de cosas, pero Eijiro es un buen muchacho, esto será algo pasajero, así que no tomes esa decisión tan precipitada, Kenji va a sufrir si te divorcias de su papá, el aún es muy pequeño y dime ¿A ti te hubiera gustado que yo me divorciara de tú padre? Le estás fallando a mi nieto. - Inko pudo ver cómo el rostro de su hijo se deformaba en una expresión dolida, entonces se sorprendió cuando el joven se apartó de ella, mirándola como si estuviera decepcionado.
- ¿Crees que no he pensado en nada de eso? Aguanté mucho tiempo porque estaba pensando en mi hijo, mamá... Papá ni siquiera estaba en casa, es lo mismo que pasa con Eijiro, y yo no pienso tomar la estúpida decisión de seguir en ese círculo vicioso. Lo siento, me tengo que ir. - Dice de forma apresurada, tomando sus cosas antes de salir de la casa de su madre. La había visitado porque hace mucho que no la veía, esperaba que ella lo apoyara, sin embargo, se sintió profundamente herido e incluso decepcionado de escucharla, aunque de cierta manera ya se lo esperaba, ya que su madre adoraba a Eijiro, lo veía como un buen muchacho que nunca podría matar ni una mosca y estaba seguro de que más tarde su madre llamaría a su esposo.
Mientras iba en el metro camino a la escuela de Kenji intentó aguantar las lágrimas, fingir que nuevamente estaba bien, que las palabras de su madre no lo habían afectado, pero es que se preguntaba "¿Tan difícil era darle un abrazo y decirle que todo estaría bien?". Después de que se enteró sobre la infidelidad de Eijiro su autoestima de había venido a abajo por completo, dejó de apoyarse en las personas que lo rodeaban porque se sintió tan pequeño e insuficiente, que lo hizo dudar de sí mismo en muchos aspectos, básicamente, lo destruyó por completo y ahora cuando por fin había comenzado a salir de ese horrible matrimonio, lo que menos necesitaba es que alguien le dijera que estaba cometiendo un error. Ya se sentía un fracaso por divorciarse, no hacía falta que nadie más se lo recordara.
- ¡Papi!. - Kenji corrió hasta él, abrazándolo en cuanto lo vio, en su espalda estaba la mochilita amarilla que le había comprado y en sus manos tenía un libro de colorear. Detrás de él y esperando a que los demás padres llegarán por sus hijos se encontraba Uraraka Ochaco, la maestra de preescolar en el salón de Kenji.
- ¿Te portaste bien?. - Preguntó con una pequeña sonrisa temblorosa en sus labios. Sus ojos picaban por no derramar lágrimas, pero no podía derrumbarse frente a su hijo.
-Se portó de maravilla, es un buen niño. - Ochaco le sonrió al adulto con amabilidad, no podía decir que eran los mejores amigos, pero eran amigos de alguna manera, no solo por ser la maestra de Kenji, si no también porque la mujer era muy amable con todos y tenían varios intereses en común. - ¿Todo en orden?.
Para los niños ma expresión de Izuku podría pasar desapercibida, pero para cualquier adulto que lo viera era obvio lo mal que se encontraba, sin embargo, el Omega asintió.
-Te contaré después. De hecho Kenji pronto cumplirá seis años, así que sería buena idea que vinieras a la fiesta de cumpleaños. - Izuku acarició el cabello de su hijo antes de tomar la mano del menor, quien asintió de manera eufórica ante la idea. Es entonces que Uraraka asintió dejándolo pasar, despidiéndose de padre e hijo.
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Me and my husband [KatsuDeku]
Fanfic[Omegaverse KatsuDeku] Izuku sabe que su esposo lo engaña, pero separarse de él le resulta difícil.