𝟎𝟓

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𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐒𝐓𝐈𝐋𝐋𝐎 𝐃𝐄 𝐌𝐈𝐑𝐀𝐙
𝐈𝐈






LA GUERRA HABÍA EMPEZADO, pues, soldados telmarinos empuñaban sus espadas para atacar. Peter, Susan, Caspian y Cyrene, corrieron hacia la puerta de la entrada del castillo para abrirla y así los narnianos pudieran entrar. 

Peter empezó a girar la rueda que abría la puerta.

──¡Peter! ──exclamó Susan. ──¡Es demasiado tarde! ¡Tenemos que salir enseguida! 

──¡No! ¡Todavía puedo lograrlo! ──dijo Peter con fuerzas, pero la puerta apenas había subido un palmo. ──¡Ayudadme! 

Los tres ayudaron a Peter con la puerta, haciendo sonidos de esfuerzo. La puerta ahora se abría más de prisa y más fácil, pero los soldados telmarinos estaban a punto de llegar. Trumpkin, Reepicheep y sus ratónes, bajaban el puente y si Edmund no daba la señal para que los narnianos pudiesen entrar, morirían allí mismo.

La puerta ya estaba por la mitad y el puente ya estaba bajado del todo. Los narnianos entraron exitosamente. 

Susan sacó su arco, y Peter, Caspian y Cyrene alzaron sus espadas.

──¡Por Narnia! ──gritó Peter y los cuatro corrieron hacia la batalla. 

Con sus armas en alto, atacaron a los telmarinos que se les acercaban. Cyrene clavó su espada repetidas veces en distintos soldados, y la sangre de los adversarios, salpicaba su ropa. 

Cyrene vio cómo su padre Aeneas luchaba contra un soldado. Corrió a ayudarle. Lo apuntó con su espada también. Pero ese soldado cambió su expresión por una de pura sorpresa. Parecía que había visto un fantasma.

──¿Aesira? ──dijo el soldado.

──Te equivocas, soldado. ──habló Cyrene y volvió a empuñar su espada pero el soldado la detuvo.

──¡No! ¡Para! ──exclamó el soldado. ──Dios santo... Eres tu...

──¡Déjate de estupideces, telmarino! ──habló Aeneas. ──¡Vamos! 

Pero el soldado lo ignoró. ──Mi pequeña...

Cyrene estaba que no entendía nada. Sacudió la cabeza y puso su espada en el cuello del telmarino, su padre hizo lo mismo. ──Lucha o muere. Aunque si luchas, morirás igualmente, solo que con dignidad. 

──Mi pequeña Aesira... ──Cyrene pudo apreciar cómo una lágrima se deslizaba. ──Que mayor estás...

──No se quién es Aesira, pero le aseguro que yo no soy. ──escupió ferozmente. ──No quiero matarte si no luchas, no sería divertido. ──Aeneas sonrió.

──¡Tu eres Aesira! ¡Hija de Lord Darcio y Lady Cressida! ──bajó el arma de Cyrene y se acercó un poco. ──Mi hija...

Cyrene estaba en blanco. Ese soldado, afirmaba ser su padre biológico. El mismo que la abandonó apenas nacer. Su expresión facial era ilegible. Había un cúmulo de emociones mezcladas, ira, tristeza, rabia, miedo... Pero en su muy interior, en lo más profundo de su ser... Había felicidad. Era una porción prácticamente inexistente, pero estaba ahí. Saber que su padre biológico estaba... Era un sentimiento que no podía describirse. Pero la realidad la golpeó cómo una bofetada.

𝐓𝐇𝐄 𝐊𝐈𝐍𝐆𝐒 // 𝔭𝔯𝔦𝔫𝔠𝔦𝔭𝔢 𝔠𝔞𝔰𝔭𝔦𝔞𝔫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora