Maira🐾
Por fin, última clase del día acabada.
Recién hacía un mes que habíamos empezado y yo ya pensaba en vacaciones, obviamente aún quedaba para las fiestas de navidad, pero ya estaba harta de los profesores y las tareas, solo de pensar que en breve empezarán los exámenes ya me agobia, me estreso bastante con las clases, pero todo sea por cumplir mis objetivos.
-¿Hoy no trabajas no? -dijo la pelirroja a mi lado pasando un brazo por mis hombros cuando salimos de clase.
Trabajaba algunos días en una pequeña Veterinaria cerca de la facultad, así podría empezar a ejercer para adquirir experiencia para un futuro y conseguir mi propio dinero, y aunque lo que pagaban no era mucho, no estaba mal, estaba a gusto con quien y donde trabajo.
-No, hasta el viernes nada -asintió y nos dirigimos hacia su coche.
-Pues vamos a casa, estoy hambrienta
Audrey, mi mejor y única amiga.
Ella era muy guapa, su cabello rizado era rojizo y le llegaba hasta el final de la espalda, sus ojos eran de un color avellana muy bonito, algunas pecas adornaban su recta nariz y el resto de su rostro, lo mismo que en el mío, y sus finos labios eran de un ligero rojo.
Dos años atrás Audrey y yo decidimos irnos a vivir juntas cerca de la facultad, así era todo más fácil, íbamos a clase juntas, las dos estábamos en cuarto de Veterinaria.
Desde un año antes de empezar la universidad nos conocimos, haciendo voluntariado, congeniamos enseguida, ya que nuestras situaciones eran parecidas, ella necesitaba una beca, al igual que yo, ninguna quería hacer que sus padres pagarán tal barbaridad.
También nuestra situación personal, entorno al instituto, amigos, y demás, a ninguna le había ido bien, quizá fue eso lo primero que nos conectó y nos llevó a ser las mejores amigas.
-Seguro también tienes hambre, te leeré la mente -dijo Audrey mirándome entrecerrando los ojos cuando paramos en un semáforo.
-Que crees
-¿Comida Tailandesa? -sonreí y asentí.
-Como me conoces
Adoraba esa comida, era mi favorita, sobre todo porque el picante era algo que no predominaba en ella, yo odiaba el picante.
Después de ir por la comida fuimos a casa, y decidimos ver algo mientras comíamos, era un poco tarde para estar comiendo a estas horas, pero no teníamos nada que hacer a la tarde, así que nos lo tomamos con calma.
Al ver un chico con moto en la película que estábamos viendo me acordé de algo, o mejor dicho alguien.
El atractivo y distraído chico que me tiró el café el otro día, al cual, no podía sacar de mi cabeza desde que lo vi hacía unos días y me enfadaba no poder eliminarlo de mis pensamientos.
Era bastante alto, quizá medía metro ochenta y cinco, todo en el gritaba irritantemente guapo y perfecto, su corto cabello castaño desordenado por el casco de la moto, sus ojos color miel, que a la vista de cualquiera podrían parecer ordinarios, pero que me parecieron realmente preciosos y brillantes, su nariz recta y mandíbula marcada, y esos labios de un leve tono rojo algo gruesos.
-Estás sonriendo mucho sin motivo alguno... -habló Audrey mirándome con los ojos entrecerrados, sacándome de mis pensamientos.
-Q-qué dices -noté como las mejillas me ardían.
-Estás hasta sonrojada -señaló.
-Es solo que hace calor ¿vale? -de repente soltó un gritito que me hizo pegar un brinco en el sofá.
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Complementos Perfectos [TERMINADA, borrador]
Romansa¿Quién puede corroborar que el amor a primera vista no existe? Un día cualquiera de octubre. Un café derramado. Una identificación en el suelo. Y alguien curioso. ¿Quién diría que el amor podría surgir de un momento catastrófico? © QUEDA TOTALMENTE...