EPÍLOGO

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4 AÑOS DESPUÉS...

Maira🐾

-¿Seguro que no está en la caja? -pregunté esperanzada- Quizá no he mirado bien

-No, he mirado dos veces más para asegurarme y nada -mis ojos se cristalizaron y apreté mis labios.

-¿Y en el trastero? Ahí hay cajas y a lo mejor está... -me callé cuando lo vi negar y ya no pude aguantar las lágrimas.

-Preciosa... -se acercó a mí, rodeándome con sus brazos para acercarme a él.

-La estrella... -sollocé con mi cabeza en su pecho.

-No llores ¿si? -se separó un poco de mi para retirar el rastro de lágrimas con sus pulgares y luego me besó tiernamente- Preciosa, tiene que estar por aquí, seguro que si seguimos buscando la encontramos

-Pero ya hemos buscado muchas veces, ya es tontería, este año no habrá estrellita -sorbí mi nariz.

-Mañana cuando terminen de quitar la nieve de las carreteras puedo ir a alguna tienda de adornos, compraré otra estrella -lloré con más fuerza- ¿No quieres?

-Si quiero -murmuré.

Traté de quitar las lágrimas de mis mejillas pero no podía dejar de llorar.

-¿Y por qué lloras? -puso una de sus manos en mi cintura y la otra en mi abultado vientre- ¿Te sientes mal? -preguntó preocupado y negué.

-Solo es que... Es que... -mi respiración estaba descontrolada.

-Tranquila, respira, no tienes porque alterarte -acarició mi mejilla con delicadeza.

-No puedo parar de llorar por lo que has dicho, -frunció el ceño- es que eres tan perfecto y-y tan bueno, que es imposible no amarte -me sonrió.

-Soy bueno y también estoy bueno -reí brevemente- Entonces, ¿llorabas porque no puedes negarte a amarme? -asentí sorbiendo mi nariz y se rio.

-¡No te rías, son las malditas hormonas, y es tu culpa! -me quejé.

-¿Mi culpa? -se señaló.

-Estoy embarazada, ¡estamos muy embarazados Cam! -corregí- ¡Tú has metido dentro de mí al guisantito!

-No te oí quejarte en ningún momento del proceso

-¡No te hagas el gracioso ahora! -dije entre sollozos.

-¿Ahora por qué lloras?

-N-no lo sé -me crucé de brazos y toda enfurruñada, y llorona, me fui a la cocina dejándolo solo riéndose.

Se suponía que tendría que estar consolándome y lo único que hacía era reírse de mí el maldito idiota.

¡Le he restado un puntito!

Mejor dicho, acabamos de restarle como siete.

-Deja de restarme puntos y perdóname -dijo al entrar a la cocina.

-Como sabes que...

-Preciosa, soy tu marido, supongo que tenemos telepatía matrimonial

-¿Telepatía que? -negué rápidamente- No te inventes cosas intentando desviar el tema

-No desvío nada, ya verás, mira piensa en algo -lo miré mal- Hazlo, venga, venga

-Mmmh -miré al techo pensativa.

Ahora mismo comería toneladas de cerezas...

-Cerezas -lo miré rápidamente confusa.

-¿Qué? ¿Cómo lo has hecho?

Complementos Perfectos [TERMINADA, borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora