Carajo, soy Harry Potter

35. La boda

Arrastrado por Theo, ambos subieron hasta la torre del director

Dumbledore disfrutaba de un dulce de limón que tomaba de la caramelera en su escritorio

Luego de unos leves golpecitos en la puerta, invitó a entrar a los slytherin

Y Harry dejó la caja misteriosa delante del profesor, que los miró con curiosidad

—¿Qué es esto?.- Dumbledore miró el objeto

—Pensé que podrías saberlo.- Harry se cruzó de brazos con una actitud relajada

Dumbledore tomó la cajita entre sus dedos y la observó con detalle

—No sé de qué se trata.-

—Tiene el símbolo del fénix, así que llámame bruja, pero está mierda es de tu terreno familiar, Albus.-

—Si, puede que esto traiga algunas ideas en mí memoria, pero no podría afirmarlo con seguridad, a menos que me permitieras estudiar a detalle sus orígenes y...-

Harry frunció el ceño

—¿Dejarte a ti, a solas, con una caja misteriosa, por la cual el nariz de enchufe quiso invertir sus últimos centavos?. Si, me parece que eso no va a pasar.-

—Después de todo este tiempo, creí que habíamos llegado a cierto grado de confianza, Harry.-

—Tanta cómo se le puede tener al diablo sin cadenas, Al.- el azabache sonrió político

—No sabes lo triste que eso me hace sentir.-

—Oow... sobrevivirás, abuelito.- le respondió en tono burlón

Dumbledore lo miró con reproche

—Entonces me temo que no te podría decir más al respecto, no tengo ni idea de que pueda ser esto...-

—Ah pero yo creo que sí lo sabes, así como también pienso que me lo vas a decir.-

—¿No crees que últimamente tus proezas se te están subiendo a la cabeza, Harry?, Sigo siendo un mago al que no deberías subestimar...-

Harry le sonrió, apoyando ambas manos en su escritorio mientras se reclinaba un poco para mirarlo fijamente

Dumbledore le mantuvo la mirada desafiante

—Los dulces de limón están particularmente deliciosos hoy, ¿verdad?.- le habló con voz tranquila y una sonrisa enigmática

El profesor disparó la mirada a su caramelera, viéndose alarmado

—¿Qué hiciste?.- Dumbledore tragó saliva  sin apartar la mirada de los caramelos

—¿Quién sabe?... Dependerá de que tan bien funcione tu memoria con respecto a la caja, Albus.-

Theo estaba mortalmente serio con los brazos cruzados, mientras Harry permanecía insolente en su actitud

El director llevó una mano a su garganta, respirando un poco agitado

—La caja pertenecía a mi difunto hermano menor, Aurelius Dumbledore... pero de verdad desconozco su contenido.-

—¿Cómo la abrimos?.-

—Merlin... Harry... ¿Qué me diste?.- Dumbledore lo miró preocupado

—Tic tac, se acaba el tiempo, Albus.- Harry comentó sin inmutarse

Dumbledore llevó una mano a su frente con nerviosismo, procurando pensar

—No recuerdo mucho de mi hermano, solo se que mi madre le dió esto cuando era realmente pequeño y él, al crecer un poco,  solía guardar sus secretos allí y una vez lo escuché decir que un niño le había enseñado un conjuro protector sin ser uno realmente...-