2. Elecciones

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Al contrario de las películas y los libros, Harry no conoció a Hagrid en la propiedad lejana a la que había llevado Vernon a la familia para mantenerse alejado de las cartas

Sino en el callejón Diagon

—Es un placer conocerte, Harry.- el semigigante le sonrió

—Lo mismo digo Hagrid.- el azabache se acercó con ambas manos en los bolsillos

—Oh, ¿ya te había dicho mi nombre?.-

—Tienes cara de llamarte Hagrid, todos los simpáticos la tienen.- Harry mintió con naturalidad

El enorme hombre le volvió a sonreír, creyéndose por completo esas palabras que sonaban inocentes

—Pues es muy acertado de tu parte, ¿quieres que te ayude a comprar tus cosas?.-

—Sería amable y una gran ayuda.- el azabache sonrió, esta vez con sinceridad

—Eres todo un caballero, ¿tus tíos te tratan bien?.-

—Oh por supuesto que no, de hecho son muggles muy ineficientes en su tutela, con solo ver mi apariencia puedes notar que no les preocupa mi bienestar, sin embargo es algo en lo que estoy trabajando para desligarme.- Harry comentó cómo si nada

Hagrid estaba sorprendido y algo confundido por las palabras tan filosas del joven mago

—Hagrid, ya que iremos a Gringotts, ¿puedes devolverme la llave de mi cámara?.- Harry le pidió sin mirarlo

—Mmm, lo más recomendable sería que el profesor Dumbledore la mantuviera guardada, hasta que cumplieras la edad para tenerla en tus manos, podrías perderla.-

Harry le sonrió

—Hagrid, ¿tu eres el dueño de tu paraguas no es así?.-

Hagrid lo miro sin comprender, un poco extrañado, y luego asintió confundido

—Si un día llueve, te gustaría tener a mano tu paraguas, en lugar de tener que mojarte para pedirle a la persona que te guarda el paraguas que te lo devuelva ¿verdad?.-

—Pues si...- Hagrid respondió no muy seguro

—Yo tengo que comprar cosas para ir a la escuela, ¿no sería adecuado que pueda disponer de la llave de mi dinero, sin tener que depender de otra persona?, ya que nunca se sabe si puedo necesitar más en otra ocasión.- Harry le sonrió al semigigante con todo el sentido de la diplomacia

Hagrid, un poco dubitativo asintió y le entregó la llave de su cámara de Gringotts al pequeño

Este se mostró satisfecho y feliz, por lograr convencer al semigigante de aquello

Ahora que disponía de su dinero, iba a ser más factible poder conseguir cosas de utilidad, libros, pociones, alojamiento y sobre todo, poder adquisitivo para comenzar los trámites de su emancipación

No quería ser el maldito títere de nadie, y eso incluía al vejete de Dumbledore

Compraron cada uno de los artículos de la lista y Hagrid le regaló el pastel hecho por si mismo

Ambos lo disfrutaron en un café, y aunque el pastel sabía raro y estaba algo crudo, Harry de todas formas lo comió con gusto

Ya que no había muchas personas que se molestaron en darle un cumpleaños adecuado ni en este mundo ni en el del cual vino en un primer lugar...

—Hagrid, ¿puedo pedirte un favor?.-

—Lo que sea chico.- él le sonrió

—¿Me arreglas la vista con magia?.-

Carajo, soy Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora