36. Quid pro quo

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Tras el resto de la hermosa ceremonia, Harry no se apareció...

Y eso que cada uno de sus amigos, lo buscó de arriba abajo, debajo de cada piedra en la enorme casa de la playa

Pocos invitados quedaban, mientras los elfos terminaban de ordenar y les servían un poco de té a Theo y los chicos

Remus estaba de brazos cruzados con la mirada perdida en la ventana

Arthur se acercó y le colocó una mano en el hombro al licántropo

—No debí casarme tan pronto.- Remus comentó en voz baja

El patriarca pelirrojo se paró a su lado

—Tienes derecho a rehacer tu vida, Remus.-

—Pero no a costa de la felicidad de mí hijo...-

—Harry está de acuerdo con que sigas con tu vida, y sabes tan bien como yo que ese chico no suele guardarse las opiniones, él le tiene genuino aprecio a tu esposa.-

—Con lo maduro y resuelto que es, a veces olvido que aún es muy joven y me siento un despojo de padre, Sirius sabría que hacer, él entendía a Harry mejor que yo...-

Remis apretó los labios y desvió la mirada al suelo

Arthur lo miró con comprensión

—No eres un despojo de padre, Remus, eres un buen sujeto, y Harry te ama...-

—Si tan solo Sirius estuviera aquí...-

—¿Aún lo amas?.-

—Lo hago desde joven y creo que siempre lo haré, Dora sabe que él tiene un sitio especial en mi corazón... Aún si ya no forma parte de este mundo.-

Arthur asintió levemente con la cabeza pensativo

—Hace un mes se cumplieron dos años exactos, desde el accidente ¿Verdad?.-

Remus asintió

—Te traeré un trago, ¿Te parece bien?.-

El hombre lobo asintió nuevamente con una tenue sonrisa

Arthur le dió una mirada comprensiva, y tras un par de palmaditas en su hombro, lo dejó solo

El licantropo lo observó irse, para después voltear y mirar el paisaje a través de la ventana, recordando aquel día...

Cuando Harry se encontraba en su última prueba del torneo de magos, quisieron ir y sorprender a su cachorro, animándolo desde las gradas

Pero de camino a Hogwarts, se terminaron encontrando con un grupo de cuatro mortifagos, llevando máscaras y que rápidamente los rodearon

La batalla no se hizo esperar, y los hechizos comenzaron a ir y venir

Uno de ellos estuvo a punto de impactar en Remus que estaba de espaldas, pero Sirius logró interponerse y recibirlo en su lugar

Aquella maldición furtiva le costó la vida de forma inmediata al animago, mientras los mortifagos se desaparecían en forma de brumas negras...

Esa noche fue la peor de su vida, y Harry supo de la muerte de su padrino casi un mes después de que ocurriera...

El hombre lobo le había solicitado expresamente a Dumbledore que no dijera nada hasta finalizar el último mes del año escolar de Harry...

En cuanto el joven azabache de ojos esmeralda se enteró de aquella noticia, regresó de inmediato a casa

Esperando encontrarse un mar de lágrimas, solo se topó con la expresión anormalmente estoica y mortalmente seria de un adolescente de dieciséis años

Carajo, soy Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora