Capítulo 9 - Onírico.

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Vass'aroth quedó inerte, Russel pudo observar la razón de su comportamiento, no obstante, la impresión lo tiró al suelo, el miedo era tan fuerte, que no se fijó en el dolor de su coxis causado por la caída

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Vass'aroth quedó inerte, Russel pudo observar la razón de su comportamiento, no obstante, la impresión lo tiró al suelo, el miedo era tan fuerte, que no se fijó en el dolor de su coxis causado por la caída. Los guardias y magos que se encontraban junto a ellos estallaron en frenesí colectivo. Los gritos —que más bien parecían alaridos— provocaron en el monstruoso ser una terrible reacción, pues dobló su cuello a la altura de su hombro para divisar al numeroso grupo que se escondía de él, sin embargo, nadie cerró la puerta, y es que no sabían si era por culpa de la morbosidad, o si simplemente no podían actuar ante la imagen.

El primer consejero se arrastró por el suelo mientras retrocedía, chocando con las piernas de sus soldados.

Vass'aroth, como jefe del comité de magos, quedó con la mente en blanco, pero debía hacer algo o aquella aberración los mataría a todos. No pasó demasiado tiempo para que el hombre de cuello largo corriera a su dirección; rápido y sin detenerse. La escena era espantosa, pues por cada pisada, el enfermo supuraba líquidos viscosos.

El mago preparó un sello con sus manos, y lanzó una llamarada de fuego que se extendió y propagó por el amorfo. Sus chillidos comenzaron de inmediato, seguido de una súplica horrorosa.

—¡Vass'aroth! —gritó el desahuciado—, ¿Por qué me matas? ¡Soy Velglenn! —Esas palabras sacudieron el cuerpo del consejero, no podía creerlo, las llagas de ese enfermo desaparecieron de inmediato, salvo la carne que poco a poco se le desprendía, pero juraba ver el rostro de su mejor alumno—. ¡No me mates! —exclamaba cada vez con más fuerza.

Hasta que su cuerpo fue cortado por la mitad desde su costado izquierdo. Cayó al suelo y el sonido fue aguanoso, casi gelatinoso. El enorme guardia se acercó hacia Vass'aroth y le tomó la mano, apagándole el fuego de su magia.

—¡Rey! —añadió Russel, al ver a Haldión llegar con varios de sus soldados—. ¿Cómo lo supo?

—¡Por los malditos gritos! Y porque uno de sus magos me llegó con el chisme.

Vass'aroth dio una vista rápida al grupo, en efecto, faltaba uno de sus enviados, y a pesar del odio que sintió, no comentó nada, pues las palabras que escuchó le habían dejado sin habla. ¿Cómo podía saber su nombre y sobre Velglenn? ¿Qué era eso?

AMANTES EN HIERRO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora