Capítulo 11

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“Columpio”.

Me fuí a un lugar apartado, debajo de un viejo árbol, agonizante, pero se sentía como cualquier otro. De hecho este árbol era muy diferente, ¿o era por qué estaba en medio de un vacío?.

Estaba en una pequeña montaña. Tenía un columpio, de cuerda y madera, me senté ahí y creí que se rompería. Pero aguantó.

No pude evitar recordar a mi hermano, en la vez que me llevó a una casa a escondidas, mejor dicho al jardín. De noche para que nadie nos mirara.

Siempre que pasábamos por ahí le preguntaba si yo podia tener un columpio como el de esa casa.

Él siempre me decía que si, yo le creí, tenía sólo 8 años. No teníamos a mamá ni a papá. Wanda y él tenían que robar comida y ropa para nosotros.

Y aún no tendiendo nada de eso, él me aseguraba que yo tendía un columpio para mí sóla.

-Cuándo yo sea grande tendré mucho dinero y compraré un columpio para los tres.

Pietro me empujaba despacio de la espalda.

-Yo lo sé, tendrás todo lo que quieras.

Volteé para verlo sonreír.

Se escuchó un disparo de escopeta de algún lugar, las luces se encendieron. Un hombre gordo y en pijama disparaba en nuestra dirección.

Pietro me tomó entre sus brazos y me llevó cargando lejos de ahí.

Ni siquiera me dí cuenta cuándo sentí mis ojos llorosos, lágrimas saliendo y recorriendo mis mejillas. Sentía un nudo en la garganta, odiaba llorar, pero había veces en las que no podía evitarlo, por más que tratara.

Mi hermano no merecía el final que tuvo, y por eso siempre me culpaba de eso. Habían días en los que me repetía a mi misma que no fué culpa mía, pero otros simplemente me sentía de lo peor, y todo por mi terquedar. Si tan sólo no hubiera ido y me hubiera quedado, era lo que siempre me repetí mi conciencia.

—Nunca te había visto llorar— la voz de Loki me hizo voltear a verlo.

—¿Quieres tomar una foto?— hablé sarcástica.

—No tengo una cámara— logró sacarme una sonrisa pequeña. 

—Creí que ya te habías ido— me limpié la cara antes de mirarlo.

—¿A dónde?.

—A retomar tú plan de gobernar la tierra.

Escuché a Loki suspirar.

—Creo que cambié de planes. ¿Que te pasa?— susurró y se sentó a un lado de mi, en el suelo.

Sabía que hablaba de porque lloraba. Por primera vez en mi vida, no quería evitar más ésto, hablar de ello. Comprobaría si era verdad lo que me decía la psicóloga; hablarlo con alguien más que sólo ella y mi hermana, ayudaría.

—Amm... sólo me acordé de mi hermano. Él murió hace algunos años cuándo un robot creado por Stark, lo mató. Esas balas iban para mí y él... me salvó. No me gusta recordar eso. 

—¿Stark lo mandó matar?.

—No, no, ojalá hubiera sido así. Tendía a alguien más a quien culpar. Fué cuándo mis hermanos y yo ayudamos en Sokovia. Fuimos por nuestra propia decisión. Yo no quise quedarme y me fuí a espaldas de ellos.

—Dices que él te salvó, no fué tu culpa.

Le dirigí la mirada, no le sonreí ni nada, sólo quería mirar su cara.

—Talvez no, pero después de tantos años culpándote de algo, te convences a ti mismo de que eres el culpable. Y no logras que el sentimiento se vaya con nada.

—Sabes, yo también me culpo por la muerte de mi madre. Eso sí que fué mi culpa, y para no sentirme una mierda: lo que hago es buscar más culpables, no precisamente personas. Tal vez la suerte: ese día envié a mi madre por el camino contrario al que creí seguro, pero resulta que fué al revés. Culpo a la suerte y así ya no me siento como un completo idiota.

—Yo siempre he culpado a Ultron, pero la mayor culpable siempre he sido yo. Y eso es algo que no me es fasil olvidar.

Loki se removió de su lugar, se posicionó enfrente de mi, de rodillas. Tomó las cuerdas del columpio y me miraba a los ojos.

—Entonces yo te voy ayudar a qué te convenzas de que tú no tuviste la culpa— susurró.

Se acercó más a mi, le dí paso en medio de mis piernas para que limpiara mi mejilla. Sonrío.

Esa sonrisa que tenía él, cuándo alzaban ambas cejas levemente.

No pude evitar sonreírle también yo.

Una parte de mi quería besarlo, pero otra me decía que él sólo estaba siendo amable. No era capaz de averiguarlo.

Sentí quedarme sin aire cuándo él lo hizo. En un movimiento rápido me atrajo hacia él, con su mano en mi nuca y otra en mi cintura para sujetarme.

Yo hice lo mismo, metí mis manos en su cabello y lo atraía más hacía mí.

La posición era incómoda, el de rodillas y yo sentada algo alejada de él.

Cómo si leyera mi mente; lentamente se dejó caer sentado al suelo, que él estuviera en medio de mis piernas hizo fácil que yo lo siguiera. Me senté ensima de él sin separarnos. En su regazo con mis piernas abiertas, casi de rodillas.

Mi cabello suelto debió molestarle, con ambas manos movió algunos mechones detrás de mi oreja. Sin dejar mis labios, sostenía mi cara mientras yo tenía mis manos poco abajo de su cuello.

Sentía cosquillas en mi estómago cuándo me atraía más hacía él. Necesitaba respirar.

Nos separamos lentamente, con nuestra respiración hecha un desastre, nuestras frentes juntas y labios levemente abiertos.

—¿Por qué no hiciste ésto antes?— susurré sin despegarme de él.

—Por que me habrías apuñalado con la daga— reí y podía ver qué en su rostro se formó una sonrisa.

—Si, lo habría hecho— bromeé, y me alejé un poco de su cara, —ahora no lo hago por qué te la devolví. Y porque me gustó.

Loki todavía tenía esa sonrisa en su cara, y la hizo más grande cuándo dije eso.

INJUSTA CONDENA ♚ [Loki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora