INJUSTA CONDENA ♚ [Loki]

Capítulo 9

“Votos de confianza”.

Extrañamente todo ahí iba bien, las variantes se divertían a su manera, Loki no había tocado el tema de ____, y el porque ya no le importaba volver a dónde pertenece.

____ se encontraba sentada en un sillón con una botella en mano, observando cómo los tipos jugaban vencidas, y apostaban entre ellos por quién ganaría, apostaban objetos valiosos para ellos, porque dinero no había. Y si lo tuvieran, tampoco tendrían dónde gastarlo.

La chica sonreía ante la diversión de los hombres. El presidente se acercó y se sentó a un lado de ella, ____ se movió a un lado para guardar distancia.

—¿Entonces, querida, ¿quien es ese tipo?, ¿tienes algo con él o por qué actúa como si fueras de su propiedad?.

—Yo no soy de la propiedad de nadie, en todo caso el que se está tomando esas atribuciones eres tú. Y no veo por qué— tomó un trago de su botella y lo miró.

—Porque así es como funciona todo aquí, te encuentras algo y te lo quedas.

—¿Perdona?, escuché bien, ¿o acabas de llamarme objeto?.

—No es lo que quise decir, pero sabes de lo que hablo— se acercó peligrosamente a la chica.

Puso su mano en la pierna de la contraria. ____ empezaba a enojarse enserio.

—Si estás tan necesitado de sexo sólo dilo, tienes cinco perros falderos que podrían hacerte el favor— ____ rompió la botella en su cabeza y éste quedó inconsciente, quitó las manos de su pierna y se levantó para salir de ahí.

Los otros en el lugar sólo observaron, callados y asustados por la chica. Loki sonrió abiertamente y fué tras ella.

Loki.

Pude verla sentada en el césped viendo hacia la nada. Volteó hacía mi y le hice una señal de inocencia con mis manos.

—Porfavor dime que lo maté— habló.

—Debiste dale más fuerte, sólo quedó inconsciente.

—Ya es algo.

Le sonreí y me senté junto a ella. Miré como se abrazaba a ella misma, supuse que tenía frío.

Con mi magia hice aparecer una manta, la acobijé y se sobresaltó un poco. Pero luego la aceptó.

—¿Ésto es un mantel?— habló mirando la tela.

—¿Qué?— reí, —no, es una manta.

Miré una sonrisa pequeña se formó en sus labios. Decidí romper el silencio que se había formado.

—He visto que siempre estás a la defensiva, y alerta a todo, ¿no confías mucho, cierto?.

Giró su mirada hacia mi, y se volvió a girar cuándo miró que al hacer eso nuestros rostros podían casi tocarse.

—Siempre he sentido que las personas no me hablan con la verdad, por eso no me gusta confiar mucho— murmuró.

—¿Por qué no confías en mí?.

—¿Quién dijo que no lo hago?.

Le sonreí ampliamente y volteé a mirarla, ella todavía con su vista al frente.

—Te propongo algo, hablar con la verdad, contarnos pequeños secretos de cada quien, para demostrar que nos tenemos confianza.

____ sonrió divertida.

—Empieza tú.

—No es justo.

—¿Fué tu idea no?.