Capítulo XIII

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Capítulo XIII

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Capítulo XIII

Edna descendió del vehículo y llevó una mano a su bolso, terriblemente nerviosa. No estaba segura si la entrada de Stark Industries contaría con un detector de metales o no, pero, esperaba que no fuera así. Estaba segura de que, a esas alturas, Stark ya debía estar enterado de todo y no podía dejar que la denunciara, que la expusiera de ese modo. Si era expuesta, toda su vida, todo el mundo que conocía se iría por el caño y ella y su preciosa hija perderían todo. Todo. No podía permitirlo. Atravesó la entrada aparentando una seguridad que no sentía y presentó su credencial de seguridad en la recepción. De ahí en más, nadie se interpuso en su camino y subió tranquilamente al piso donde se encontraba la oficina de Stark, esperando sorprenderlo. Necesitaba deshacerse de él y ya no podía esperar más. En la entrada de la oficina le sorprendió no escuchar la voz de Jarvis dándole la bienvenida, pero, vio eso como algo positivo. No quería que nadie le advirtiera al moreno de su presencia. Tenía una sola oportunidad y no podía desperdiciarla.

Abrió la puerta despacio, esperando sorprenderlo, pero, la sorprendida resultó ser ella. Sus ojos casi se escaparon de sus cuencas cuando vio la escena frente a sus ojos: Stark estaba tirado en el suelo de su elegante oficina con la camisa empapada de sangre en el abdomen y la cabeza gacha en un ángulo extraño. Pese a que no podía ver su rostro, era bastante probable que ya estuviera muerto; su pecho no se movía y, con esa cantidad de sangre en el suelo, era muy poco probable que siguiera con vida. Frente a él, sentado como si disfrutara de un espectáculo, estaba el flamante capitán Rogers. La mirada que le dirigió erizó hasta el último de sus cabellos y la hizo comprender que detrás de esa sonrisa escalofriante había una amenaza velada y aterradora. Tragó pesado e hizo su mejor esfuerzo para mantener la calma mientras se acercaba a él paso a paso, lentamente... como si se tratara de una bestia salvaje.

─ ¿Qué...? ─ comenzó a decir, pero, su boca seca no la dejó continuar. Carraspeó disimuladamente y avanzó un paso más, acercándose al cadáver de Stark. Necesitaba comprobar que estaba muerto el cabrón y que ya no representaba un peligro para ella, ni para su hija─ ¿Qué ocurrió aquí, capitán Rogers?

─ Stark me quitó algo que yo quería, algo que era mío─ respondió con tranquilidad y Edna pensó por un momento si estaría hablando en serio. Se veía tan compuesto, tan dueño de sí mismo...

─ P-pero... ¿él está...? ¿usted lo...? ¿cómo es que...? ¿fue su...? ─ balbuceó, incapaz de terminar ninguna frase, completamente descolocada. ¿Sería producto de su protocolo que él actuaba de ese modo? ¿Aún estaría bajo su influencia?

─ Sí, está muerto y sí, lo maté yo. Y no, no estoy bajo el protocolo, ni nada. De hecho, nunca se activó el mío, lo fingí todo─ reconoció, poniéndose de pie y acercándose a ella con el mismo aplomo de una persona que está hablando del clima─ ¿Piensa usted hacer algo al respecto?

Edna comprendió de inmediato hacia donde iba dirigida la pregunta: ¿estás conmigo o contra mí?

─ ¿Por qué dice que le quitó algo que era suyo? ─ preguntó con cautela, buscando sondear sus emociones. Sabía que debajo de esa superficie serena se escondía una tormenta y no tenía ninguna intención de quedar atrapada por el viento.

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