Conejito escúchame.

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Jungkook: ¡Mierda! ¡Maldita sea! ¡¿Cuántas veces más tengo que repetirle a ese señor que no se entrometa en mi bendita vida?! —lo escuché gritar desde el interior de su casa.—

Quedé en blanco, permaneciendo de pie frente a la puerta principal de su casa, cuestionandome cuál había sido el motivo del enojo de JungKook, a él no se le daban estas cosas de salirse de control o estar gritando.

Me giré un poco, mirando a mi alrededor, él había dicho señor... pero yo no he sabido de quien se trataba.

¿Será que la señora Jeon...?

¡Epa! Un hombre alto y mayor, entre sus 50 y tantos de años, había llegado al parecer tenía rato y yo por las nubes estaba.
El señor miró la casa, estando a solo unos pasos en la vereda, negó con cabeza, bajo el ramo de rosas que traía entre manos, para luego regresar por donde había venido y subir a un auto gris que estaba al otro lado de la calle.

Jumm ¿Sera que la señora Jeon está saliendo alguie-?

Señora Jeon: ¡Hijo, espera sol-

Jungkook: Dices que no tienes nada que ver en esto ¿no? Entonces por favor mamá, no intervenga tampoco.

Escuché la voz de Jungkook aproximarse a la puerta de entrada, teniéndome de por sí ya alterada, confundida y nerviosa al no saber nada de lo que estába pasando.

Señora Jeon: Yo sé hijo, él no debería, pero si tan sólo hablaras con él, tal vez se podría llegar a un acuerdo y así la empresa no que-

Jungkook: ¿A qué acuerdo mamá? Con ese señor no se puede llegar a nada.
Que vea cómo soluciona su problema, que case a uno de sus amados hijos que tuvo por allá. Él no tiene porque opinar en mi vida, desde que se fue a otro país disque en busca de negocios e hizo otro vida fuera de la nuestra ha perdido ese derecho.
Por tu empresa no te preocupes mamá, no podrá hacer nada con ella, de eso me aseguraré yo, pero que a mí me deje en paz, y que vea con quien y como le solucionan su problema, poque yo decidió en mi vida, y decidiré yo mismo si me quiero casar, y con quien —giró él pomo de la puerta— además... Ya hay alguien con quién lo quiero hacer  —dijo despacio y claro— y no pienso renunciar a mi felicidad por el bien de su empresa, mucho menos a la de ella. El hecho de que lo haya perdonado no significa que todo vuelva a ser como antes. —lo escuché decir por último, ya más relajado, justo antes de abrir la puerta y...—

Abrí mis ojos más de lo normal, sintiendo el hipo llegar a la velocidad de la luz en cuanto tuve su mirada clavada en la mía, sintiendo mi rostro quemar.
Lo vi tragar en seco, guiñando los ojos rápidamente y mirando hacia otro lado al hacerse visible el brillo en sus bellos ojos que retenían aquellas lágrimas.

Cuanto me dolía verlo así.

Abrí mi boca, nerviosa en un intentó fallido de formular alguna oración, así sea para saludar a su madre quién se veía preocupada detrás de él, pero no pude hacerlo, no pude decir más nada ya que Jungkook se había apoderado de mi muñeca, llevándome consigo en dirección opuesta de nuestras casas, sin decir nada y sin mirar hacia atrás.

Sentía su mano helada, aplicando cada vez un poco más de fuerza en el agarre, sintiéndolo nervioso y angustiado.

T/N: Jungkook espera, detente por favor...JungKook ¡oye escúchame! —le grité  al ver que no paraba su andar y mucho menos me respondía o decía algo.—

Suspiró entrecortado y despacito antes de girar lentamente su cabeza hacia mí, sintiendo mi alma partirse en pedacitos al ver lo mal que estaba, ver como con coraje trataba de retener las lágrimas, de la cuales unas ya había hecho de las suyas dejando sus mejillas empapadas y coloradas al igual que su nariz y párpados.

Amigos con derecho. +18(Imagina Jungkook Y T/ N)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora