Capítulo 1: Introducción.

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Humanos

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Humanos. Son tan comunes, simples y hasta cierto punto intolerables, aunque no debería ser correcto que yo lo diga, al fin y al cabo soy una humana.

Pero esta no es una historia de humanos, es sobre licántropos y es mi historia, a pesar de ser humana fui criada por un licántropo y eso hace que mi vida sea… Interesante.

[…]

—¿Aló? —Mi voz suena somnolienta producto de que me acabo de despertar solo para callar el incesante ruido de mi teléfono.

Lay, tiene que venir aquí rápido —Reconocería esa masculina voz donde sea.

—Elián, estoy en mi día libre, espero que tengas una buena razón —digo lo obvio estirándome en mi cama sin muchas ganas de levantarme de ella.

El jefe te está esperando, al parecer tiene un pez grande para ti —El tono con el que pronunció esas palabras no pasa desapercibido; una sonrisa se posa en mis labios al entender lo que me dice.

—Esa es una excelente razón —El sueño se esfuma de mi sistema en un parpadeo—, avisa que ya voy llegando.

—Aquí te espero —Es lo último que escucho de su parte, pues he colgado el teléfono.

Menos de quince minutos después ya estoy lista para irme de casa y antes de salir por el umbral dejo un beso en la yema de mis dedos para luego llevarlos hasta la fotografía de mi padre como es costumbre.

El viento frío del otoño se cuela entre mi verde camisa a cuadros, por lo que me pongo mi chaqueta negra haciendo juego con mis guantes de medio dedo. Mi hermosa Chevrolet Trucks de 1993 me da una cálida bienvenida cuando me subo en ella dispuesta a llegar en tiempo récord a mi destino.

Voy a gran velocidad por el camino solitario, y unos treinta minutos después ya puedo ver el centro del pueblo donde luce una pequeña mansión estilo Agreste, justo a donde me dirijo. Mi teléfono suena por la llamada entrante y lo tomo.

—¿Qué pasa? —Pregunto luego de contestar mi teléfono.

—¿Ya vienes? —Enseño mi carnet al portero quien abre el gran portón plateado para que yo pueda entrar.

—Ya llegué que es mejor —respondo a la pregunta de Elián comenzando a estacionar mi auto.

Bien, te estoy esperando arriba con el jefe.

Cuelgo luego de escuchar sus últimas palabras, salgo del coche y comienzo a tararear una canción al azar; una vez que estoy subiendo las escaleras para llegar al segundo piso, observó varias pinturas abstractas.

«Esas son nuevas».

Pienso fugazmente sin detener mi andar.

Cinco pares de ojos me dan la bienvenida cuando entro en la oficina de mi jefe; tres de esos pares de ojos pertenecen a los guardaespaldas de mi superior quienes junto a sus aspectos intimidantes, lentes oscuros y trajes negros poseen una recortada formal.

Mi Ladrona (COMPLETA) (Versión Actualizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora