Versión actualizada de «Mi ladrona».
Esta es la misma historia, pero tiene arreglos y algunas pequeñas modificaciones.
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Sus dos mundos son diferentes.
Él es un hombre lobo, que regresa a su tierra natal para encontrar a su...
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—¡Papá, papá! Mira lo que encontré —Una pequeña corre hasta donde su padre, en sus manitas sucias de tierra se encuentra un pequeño animalito.
—Déjame ver ¿Qué fue lo que encontraste? —Pregunta el padre acuclillándose hasta su hija de siete años.
—¡Mira! Es un caracol —dice emocionada enseñándole a su padre.
—Qué grande es —habla el mayor fingiendo sorpresa para no hacerle el desaire a su pequeña. Sonríe al ver al caracol caminar por la mano de su hija.
—Sí, es muy grande —La pequeña sonríe viendo al caracol caminar por el dorso de su mano.
—¿Y si lo devolvemos a su casa? —Pregunta el padre y la niña solo asienta con la cabeza.
Minutos después la pequeña se está lavando las manos y el caracol está en alguna parte del bosque.
—¡Layla ven a tomarte tu pastilla! —La voz del padre suena desde dentro de la casa.
—¡Ya voy! —Responde la menor, cierra la llave del agua y entra a la casa.
—Aquí tienes —Le dice el padre entregándole una pastilla blanca.
—¿Por qué tengo que tomarla todos los días? —Pregunta curiosa luego de tragarse la pastilla.
—Es para que crezcas grande y fuerte —Menciona el mayor dándole una palmadita en la cabeza.
[…]
—¡No es cierto! ¡Layla no es cierto! —Mi loba, quien se había mantenido en silencio comenzó a gritarme y en su voz noto miedo y confusión.
—¿Dice la cura? —Pregunte aún atónita.
—¿Este olor te resulta familiar? —No me percate de la bolsa que sostenía, desde que me la acerco un poco de inmediato me tape la nariz y la boca.
—Huelen igual que las pastillas —dice mi loba sorprendida y yo estoy igual que ella; las pastillas que tomaba desde que tengo memoria, las que mi supuesto padre me decía que tomara, lo que sea que hay en esa bolsa huele igual que esas malditas pastillas.
—¡Quiero una explicación! —Exijo tomándolo por el cuello de su camisa, volviendo a sentir un terrible dolor de cabeza y los colmillos de mi loba queriendo a salir.
—Escucha Layla, quiero decirte toda la verdad, de verdad que quiero hacerlo —Veo sinceridad en su ojos, lo suelto suspirando y tratando de controlarme.
—¿Por qué no lo haces entonces? —Gruño con furia.
—Me están vigilando —Sus palabras hicieron que quede más confundida.
—Pero tú eres el Alfa, eres el líder ¿Quién podría estar vigilándote? —Escuche pasos, alguien viene, Christopher se puso tenso.
—Se me está acabando el tiempo Layla —Ahora fue el quien gruño—, eres inteligente y encontraras el resto de las respuestas. Fuiste educada por el uno de los mejores Alfa que ha pisado la tierra, tus padres fueron unos genios en todo el mundo licántropo, no te dejes vencer por Natalia —Mientras me dice esto Christopher organiza algunos papeles.
