Capítulo 11: La manada (Parte 1)

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Layla Carter

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Layla Carter.

—No —respondo mintiendo con un nudo en la garganta e intentando separar el abrazo.

Nunca había sido tan difícil mentir.

—Pero… hueles como una —Sus brazos me aprietan con más fuerza sin llegar a lastimarme.

Antes de darme cuenta Ángel ya me estaba oliendo el cuello, inhalando mi aroma como si de una droga se tratase; mis piernas flaquearon al sentir su lengua debajo de mi oreja. Debo admitirlo, esto es muy excitante. El olor a chocolate blanco se está haciendo muy presente.

—Son sus feromonas —Mi loba está deseosa y yo también, sinceramente.

—Tú no hueles como una humana —Su voz se escuchó profunda cerca de mi oído—. Eres una licántropa.

Esa no fue una pregunta, él lo está afirmando. Se separó un poco de mí, lo suficiente como para juntar su frente con la mía. Sus ojos conectaron con los míos y los vi con rasgos amarillos. Rozó su nariz con la mía y pude sentir su respiración agitada, igual a la que me pertenece, mis sentidos ahora más agudizados, también notaron su corazón palpitante, igualando el mío, que latía desbocado.

—Debería… estar enojado contigo…

Difícilmente pronuncia esas palabras acercándose cada vez más a mí. Mis manos arrugaron la camiseta que tiene puesta desde ayer, dicha camiseta es de mi padre.

—¿Por qué nuestro Alfa está molesto? Pregúntale —Me pide Riana en mi cabeza.

—¿Por qué? —Pregunto en un susurro.

—Porque —Su aliento rozaba mis labios— no me dijiste… que eras… una… mujer loba.

En cada pausa que tomaba me daba un casto beso. Escucho a mi loba gruñir de excitación. Y antes de darme cuenta ya estaba sobre la mesa, con los labios de Ángel en mi cuello.

—Justo aquí quiero marcarte —dijo antes de morder levemente en dicho lugar.

Mi cuerpo respondía a su tacto como si yo fuera una cachorra y los ruegos de mi loba por dejarme marcar tampoco ayudan. Hago el esfuerzo de mantener las piernas cerradas para que él no se cuele en ellas.

—Vamos… Abre las piernas para tu Alfa.

Con esa frase mi cuerpo cedió a su petición y mi loba gimió en mi interior. Su cuerpo se coló entre mis piernas y escuché un gruñido de su parte, eso me hizo soltar un suspiro. Él no tiene planes de detenerse.

—Y yo tampoco —Gruñe mi loba.

—Tú no te metas, aún me debes muchas explicaciones Riana —dije un poco molesta a mi loba por nuestro enlace.

—¿Por qué no me lo habías dicho antes?, ¿Por qué ocultármelo? —Pregunta Ángel suplicando respuestas en su voz.

—Porque yo no… —Reuní valor y decidí decírselo— yo no lo sabía.

Mi Ladrona (COMPLETA) (Versión Actualizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora