Versión actualizada de «Mi ladrona».
Esta es la misma historia, pero tiene arreglos y algunas pequeñas modificaciones.
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Sus dos mundos son diferentes.
Él es un hombre lobo, que regresa a su tierra natal para encontrar a su...
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Ángel Dalas.
Lo único que siempre he querido es encontrar a mi pareja destinada, después del abandono de mi padre lo único que me impide dirigir la manada es no tener a mi compañera. El Beta de mi padre se está haciendo cargo hasta que yo pueda hacerlo, estoy un poco agradecido con él por eso, pero eso no puedo evitar sentirme un poco frustrado.
Mientras tanto aproveche la oportunidad de trabajar en el extranjero con mi mejor amigo, y Beta Marcos, a los veinticinco años, ya tenemos diez años aquí y estoy ansioso por volver.
—Ángel, ya me voy, mi vuelo sale unas horas —La voz de mi Beta me sacan de mi ensimismamiento levantó la vista y lo veo entrar a la oficina para despedirse.
—Está bien, cuídate —Le digo parándome de mi silla para darle un abrazo de despedida
—Recuerda que no te puedes ir hasta el miércoles y que tenemos la reunión el jueves a primera hora —Asiento con la cabeza estando de acuerdo con él.
—Vete en paz —Le digo sonriendo. Luego de unos minutos más hablando de cosas banales, él se fue. Mis ojos viajan al calendario dónde está encerrado el día de mañana lunes con un círculo rojo.
—Tenemos que ir —Mi lobo, John, hace acto de presencia y yo pongo los ojos en blanco dispuesto ignorarlo—. El lunes hay Luna Roja, quizás es la oportunidad de encontrarla —Añade.
—No, hay que quedarnos a trabajar —Tomo asiento una vez más intentando convencerme de mis palabras.
—Ángel, llevamos aquí veinte años y nuestra pareja está allá afuera esperándonos y yo estoy perdiendo la paciencia —John gruñe molesto.
—Solo tenemos diez años aquí —Aclaro ignorando lo demás que me dijo.
—¡Eso no importa! Lo único importante es nuestra Mate, nuestra manada necesita más a su Luna que el dinero estúpido que estamos ganando aquí —John tiende a ser más de emociones que otra cosa.
—John, cálmate por amor a la diosa Luna —Pido agarrando el puente de mi nariz.
—La diosa Luna lo que debería hacer es darnos una Mate —Gruñe otra vez—, una que quiera tener muchos cachorritos.
—No voy a volver a hablar esto contigo —digo cortando la comunicación y centrándome en completar algunos documentos.
Al terminar el día y llegar al departamento que comparto con Marcos, me doy cuenta de la soledad que se respira en el aire; Marcos siempre me ha acompañado, pero…
—Marcos conseguirá a su Mate y luego ¿Qué? Cuando lleguemos estaremos solos, justo como ahora, tenemos que encontrarla Ángel —La voz de mi lobo suena un poco necesitada.
De mis labios sale un bufido molesto, pues sé que tiene razón. Camine hasta mi computadora y busque los vuelos para volver a mi ciudad natal, ya era domingo y la Luna Roja es mañana, tenía que tomar un vuelo hoy en la noche.