Capítulo 7: El robo.

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Layla Carter

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Layla Carter.

Un timbre molesto me despertó, di varias vueltas en la cama y casi caigo al piso en el intento de encontrar el origen de ese fastidioso sonido, lo encontré debajo de mi cama, provenía de mi teléfono.

«¿Cómo llegó hasta allá?»

Contesté sin mirar quien era soltando un bostezo.

¡Layla! ¿Dónde estás? —Elián del otro lado de la llamada hace la pregunta, se lo notaba un poco tenso.

—Cálmate, no tienes porqué ponerte histérico —Mi cama me dio una dulce bienvenida cuando me volví a acomodar sobre ella.

No estoy histérico, el histérico es el viejo que quiere que traigas tu culo para acá —Levanto una ceja al escucharlo—, dice que te tienes que preparar para… —Le interrumpo mientras giro los ojos de manera fastidiosa.

—Elián es miércoles —digo recordando brevemente lo bien que me pase el día de ayer comiendo las delicias que me compro Antoni, luego de escapar del hombre lobo—, el día apenas comenzó y estoy muy cómoda en mi cama —Me estiro en la misma con una pequeña sonrisa.

No lo entiendes —Su voz suena un poco nerviosa—; el jefe quiere hacer el robo hoy —Mis ojos se abren como platos. Esa no es una buena idea.

Mierd… coles.

[…]

—¡Martínez! —Y aquí estoy, gritándole al viejo, a quien le llamo jefe, mientras entro a su oficina sin esperar invitación.

—Hasta que al fin llegas Layla —Mi nombre sale de su boca de una manera tan despectiva que me hizo rodar los ojos— Me alegra informarte que ya no estás en el caso.

—No me importa de todos modos no podrás encontrar nada —digo lanzando la billetera de Ángel, obviamente sin dinero, al escritorio.

Luego de revisar su billetera en el día anterior cualquier duda quedó disuelta, Ángel es el mismo lobo que me encontré el lunes, es el mismo hombre que me encontré en el pueblo y al que le robe, el que se suponía que venía el jueves, según la información que me dio Marcos y quizás… lo más probable… tal vez, sea mi Mate.

Nah no creo. Me seguiré negando a eso.

—¿Cómo la obtuviste? —Pregunta un poco sorprendido.

—Lunes en la noche —respondo vagamente—, no sabía que él era el objetivo cuando lo ataque —Medio mentí.

—¿Cómo es que no sabías? —Levanto una ceja sin creerme mucho.

—Mmm pasaron cosas —dije asintiendo.

—¿Dónde están las tarjetas y todo el dinero? —Ladeo la cabeza a la izquierda por su interrogante que a mí parecer es absurda.

—¿Debo responder esa pregunta? —Rebato su cuestión.

Mi Ladrona (COMPLETA) (Versión Actualizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora