16 • Carlo Gambino

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Era un sábado a las 9:00 am. En Londres. Toni había despertado solo en su cama, y eso lo extraño bastante, teniendo en cuenta que hoy no debían ir a trabajar.

Jack estaba en la cocina, mirando su teléfono mientras la máquina de café hacia su trabajo. El rubio se acercó por la espalda, pasando sus manos por la cintura del azabache y apoyando la cabeza en su hombro.

— Buenos días ~ — dijo aún algo adormilado.

— Buenos días — Jack giró la cabeza lo suficiente como para besar la mejilla de su pareja —. Desayuna y vístete, te voy a llevar un sitio.

— Uy ¿Me vas a llevar a una cita, Conway? — preguntó ilusionado. La expresión del mayor se apagó, pero se giró para que Toni no lo viese.

— No, no es una cita. Date prisa.

Con esa respuesta tan seca salió de la habitación, ingresando al baño. Toni se sorprendió por esa reacción, comenzando a preocuparse por la repentina salida.

Una hora más tarde, con los dos duchados y vestidos, Jack le abrió la puerta del coche al rubio.

— Que galán. Tenga cuidado, agente, que podría enamorarme — le guiñó un ojo coqueto, tratando de aligerar el ambiente. Jack solo soltó una risita, antes de cerrar la puerta y meterse el también en el coche.

El viaje no fue para nada animado. Jack estaba tensó, y un aura deprimente inundaba el coche. Ésto ocasionó que Toni también se tensara, asustado por lo que podría pasar.

Rápidamente comenzó a sacar conclusiones en su mente de lo que podría pasar ¿Jack iba a cortar con él? ¿Lo entregaría a la policía? ¿Lo mataría a cuchillazos en un descampado y enteraría sus restos? Nah, Jack no es así, para nada.

El coche se detuvo, y Toni miró el paisaje al rededor. Rápidamente reconoció donde se encontraban.

— ¿Por qué estamos en un cementerio? ¿Jack? — su voz sonó temerosa, pero Jack no reaccionó. Se bajó del vehículo, yendo a abrir la puerta del asiento copiloto.

Toni ya estaba asustado. Se temía lo peor, no todos los sábados tu novio te lleva de excursión al cementerio. Todas las teorías que creía posibles se mezclaban en su mente, y cada una de ellas hacia que el nudo en su garganta se tendrá más y más. De un momento a otro la imagen su hermano aparecía en su mente, y el mundo dejó de girar por varios segundo. Jack, quién lo agarraba de la mano y caminaba frente a él, se tuvo que detener al notar que el rubio no avanzaba.

El rubio tenía la mirada fija en el suelo, con una expresión que detonaba terror.

– Jack ¿Qué coño estamos haciendo en un puto cementerio?

Conway sudó frío, y se arrepintió de no haber preparado el terreno antes.

– Toni, tenía que hablarte sobre esto, y no sabía cómo hacerlo... Quería que lo supieras cuanto antes, no soportaba verte llamarlo todo el rato y que no te cogiera el teléfono...

– ¿Qué...? – sus ojos se llenaron de lágrimas. Sintió un leve tirón en su mano, y se dejó guiar unos cuantos pasos más, hasta detenerse de nuevo.

– Lo siento mucho, de verdad...

Las pupilas de Toni se contrajeron, giró la cabeza rápidamente a la derecha y su labio tembló. No sirvió de nada, pues las lágrimas en sus ojos hacia imposible distinguir nada de lo que estaba escrito en aquellas dos lápidas frente a él.

– ¿Q-qué pone? – preguntó con la voz rota, tratando de deshacerse de las lágrimas que le impedían ver algo.

Apretó el brazo de Jack, sintiendo un nudo en su garganta y como sus piernas temblaban.

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⏰ Última actualización: Dec 29, 2022 ⏰

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