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Narra Toni

Cada día era peor que el anterior. La voz en mi cabeza era cada vez más frecuente, y para colmo había desarrollado insomnio.

A demás, esa noche... Todo pasó tan rápido desde mi punto de vista...

Creo que es más que evidente que me gusta Conway ¿No? Bueno, pues no sé por qué razón ni con qué propósito, Gordon nos regaló una botella de vino. Yo no soy muy de beber, me gusta más drogarme, pero no quería dejar a Jack solo con el obsequio. A demás, beber con él no me haría ningún daño.

La noche comenzó normal, cómo dos adultos hechos y derechos bebiendo y hablando animadamente entre ellos. El problema fue cuando la botella se acabó por completo.

De alguna forma que no recuerdo, terminamos dándonos un beso guarro en el sofá del apartamento, y creo que Jack me estaba intentando quitar la camiseta.

Lo demás es algo borroso, pero sé perfectamente que tuvimos sexo, de otra forma no podría despertarme desnudo en su cama.

O lo que se dice despertarse, pues en ningún momento me dormí. Me quedé mirando el techo con los ojos abiertos de forma casi insana.

Acabo de tener sexo con la persona que me gusta ¿Por qué no estoy feliz? ¿Por qué me siento... Vacío? ¿Y sólo?

«Mátalo»

De un impulso silencioso me siento al borde de la cama, me pongo mi ropa interior y salgo de la habitación. Vuelvo segundos más tarde, con un martillo en la mano derecha.

La puerta del pasillo entreabierta hace que mi mano y la cara de Jack se iluminen levemente, y yo tengo la mirada fija en él. La mirada de un puto psicópata.

Aprieto el martillo. Sigo mirándole. La madera del suelo cruje al cambiar mi peso de un pie a otro.

¿Cuántos minutos han pasado? ¿Dos? ¿Cuatro? Sigo mirándole de forma insistente, cómo un cazador observando su presa.

Me doy la vuelta y dejo el martillo en la mesa de la cocina, tratando de no hacer ruido.

— ¿Qué coño me está pasando? — pregunto para mí mismo en un tono casi sollozante. Apoyo los codos en la mesa y me agarro el pelo con frustración, dejándome caer en una silla.

Suelto un gruñido, no puedo con esto. Mi cuerpo actúa solo, y no sé cómo coño pararlo. Un día de estos voy a terminar haciendo una cagada. O peor aún, matando a Jack. Esa vocecita en mi cabeza está muy obsesionado con él.

Jack... ¿Debería contarle sobre esto? Su hijo estaba loco, podría saber cómo lidiar con esto que me está pasando ¿No?

No, no quiero darle problemas ahora que todo está bien otra vez. Estas cosas deben de ser producto del trauma que me ocasionaron las recientes experiencia. Sí, debe ser eso.

— Me voy a la cama — mis palabras interrumpen el silencio que hay en la casa, y me levanto lentamente, tratando de no hacer ruido con la silla de madera.

Me vuelvo a acostar junto a Jack, esta vez de lado y dándole la espalda. Cierro los ojos por primera vez en toda la noche, y después de días de tortura, por fin consigo pegar ojo.


Hierba Mala Nunca Muere  •  Tonway Donde viven las historias. Descúbrelo ahora